Tardes de soledad, qué ironía. En la capital catalana, qué ironía. Tardes de soledad en la Monumental, cuántas tardes ya. Soledad para una plaza que sigue esperando a toros, toreros y aficionados. Esos aficionados que llevan en soledad tantos años.
Solos y huérfanos desde que en Cataluña se abrió el debate sobre las corridas de toros. Solos de un sector -principales empresarios, principales figuras y principales ganaderos- que miró para otro lado, como si la cosa no fuera con ellos. ¿Se acuerdan?: Luego vinieron a por los judíos, pero no dije nada porque no era judío…
Han sido muchas, son ya muchas las tardes en soledad que vive el coso barcelonés, las mismas que toda esa admirable resistencia de aficionados lleva soportando sin haber tenido siquiera oportunidad de decidir si querían o no esa soledad.
Más ironías, Tardes de soledad, la película, esta participada en su producción por 3Cat, y está llenando salas del grupo Balañá, la empresa que mantiene vacía y sola la plaza Monumental porque, de momento, no toca anunciar corridas de toros, que las circunstancias políticas, económicas y sociales, no las legales, así parece que lo aconsejan. ¡Qué cosas!
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