ARTES&LETRAS
Gerry Johansson: 'poesía visual' en la llanura castellana
El autor sueco aporta al Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León su proyecto 'Spanish Summer', con imágenes de la Comunidad realizadas en los ochenta
Delhy Tejero en perspectiva
C. Monje
El fotógrafo sueco Gerry Johansson paseó cámara en mano y sin prisa por tierras de la Comunidad a finales de los años ochenta. Llegó a España «sin ideas preconcebidas». «Simplemente viene a Castilla y viaja despacio por los pueblos, fotografiando lo que va encontrando, ... buscando la belleza del paisaje», cuenta la comisaria del IV Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León, María Millán. Encontró esa belleza no en los reclamos turísticos ni en las estampas manidas, sino en los rincones que no aparecen en las guías.
En ese «dejarse llevar» por las llanuras castellanas, el autor de proyectos fotográficos en lugares como la Antártida, Japón o Estados Unidos crea una serie que tiene mucho de «poesía visual», según María Millán. Siempre con «una mirada muy poética y muy positiva», porque donde alguien puede encontrar solo abandono él ve una arquitectura tradicional que podría pasar por «un cuadro cubista», y cualquier arado arrinconado «se convierte en una escultura». Siempre en blanco y negro y sin presencia humana, pero buscando la huella de las personas y del paso del tiempo en los escenarios fotografiados.
Lo atestiguan el libro que resume ese proyecto, 'Spanish Summer', y la exposición homónima en la sala de Unicaja incluida en la oferta del festival que se celebra en Palencia hasta el 19 de mayo. La muestra reúne cerca de setenta imágenes captadas -salvo contadas excepciones- en provincias de Castilla y León. Por estricto orden alfabético, proponen acompañar a Johansson en sus paseos desde las cruces de piedra de Aguilafuente (Segovia) a las ruinas de un palomar en Villaflores (Salamanca). Entre una y otra discurre todo un repertorio de calles desiertas, alguna ermita o iglesia, maquinaria agrícola, postes y tendidos eléctricos, árboles ante el horizonte o muros de construcciones aparentemente condenadas a pasar desapercibidas.
El montaje expositivo ha querido recordar, apunta la comisaria del festival, a un viaje en tren «a ritmo lento» en el que las imágenes, muy próximas entre sí, serían las escenas vistas desde la ventanilla. Un tren que por norma, a diferencia de la realidad, se detiene en pequeños pueblos que en varios casos apenas rondan la treintena de habitantes. Ni a esa cifra llega el padrón actual una de las localidades más presentes en la exposición, Laguna Rodrigo, de Segovia, provincia en la que el objetivo de Gerry Johansson encontró argumentos para contar su verano español gracias a pueblos como Balisa, Basardilla, Ciruelos de Coca, Hoyuelos, Lastras de Cuéllar, Navas de Oro, Roda de Eresma o Valseca.
Doble cita con Gabino Diego en Palencia
C.MonjeEl actor acudirá a una visita guiada a la muestra 'Secuencias de una vida' en el marco del Festival de Fotografía y a un encuentro para conversar sobre el coleccionismo
Seguir la singular ruta del fotógrafo sueco obligaría a buscar con lupa en los mapas. Aldeanueva del Cordonal, Anaya de Alba, Brincones, Castellanos de Villiquera, Golpejas, Martinamor, Morasverdes o Trabanca, en Salamanca; Aldeaseca, Donvidas, Gotarrendura, Narros del Castillo o Sinlabajos, en Avila; Ataquines, Fuente el Sol o Pozaldez, en Valladolid; La Cueva de Roa, La Sequera de Haza y Villangómez, en Burgos; Maire de Castroponce y Navianos de Valverde, en Zamora; Blacos, en Soria... Las pocas veces que detiene su objetivo en localidades mayores, como Madrigal de las Altas Torres o Medina del Campo, no lo hace para fotografiar la muralla de la una ni el castillo de la otra, sino una ruina tras un muro de cemento o la pared pintada de una nave.
La austeridad de lo retratado se plasma en «formatos cuadrados y pequeños, dos tamaños que se diferencian muy poco y que utiliza para crear un ritmo», señala María Millán. «Formatos pequeños con mucho contenido», matiza.
Gabino Diego
Johansson comparte el espacio de Unicaja con otra de las exposiciones del festival, 'Subida al cielo' de la gallega Lúa Ribeira, que contrasta con el sueco a base de grandes formatos en color y la presencia humana dominante en lo retratado. También llena de gentes el Museo de Palencia 'Secuencias de una vida', con obra de colección de Gabino Diego, donde se repiten guiños fortuitos a Castilla y León.
Un retrato del propio actor «con mujer al fondo» firmado por el leonés Alberto García-Alix constituye el punto de partida de esa muestra que se sitúa en la línea temática del festival: la transformación social a partir de los años ochenta, en este caso a través de los cambios vitales desde la niñez hasta la vejez.
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Entre casi sesenta autores, además de García-Alix -de quien se exponen otras imágenes, como la icónica 'Tres hembras'-, figura Juan Manuel Castro Prieto, vinculado a Cespedosa de Tormes (Salamanca), con un ejemplo de los trabajos en uno de sus territorios fotográficos preferidos, Perú, así como representantes de dos generaciones de una saga de fotógrafos de origen leonés: Belita Gracia y Olaf Pla Gracia. Ambos visitaron la pasada semana la muestra donde una foto de Belita, ya centenaria, muestra a su hijo Olaf cuando era niño, mientras observa a un hombre trabajando en una calle.
Dos obras del sevillano Rafael Sanz Lobato recuperan una procesión en Bercianos de Aliste y la escena de dos mujeres de Miranda del Castañar que ocultan el rostro a la cámara a comienzos de los setenta. No son las únicas fotografías tomadas en escenarios de la Comunidad de la selección, aunque no ha sido premeditado, señala María Millán.
Cristina García Rodero, Robert Doisneau, Carlos Pérez Siquier, Humberto Rivas, Seydou Keita, Foncuberta, André Kertész, Colita, Colom, Massats o Cualladó integran la muestra de «una colección muy cuidada en cuanto a contenido, muy rigurosa y muy querida», en palabras de la comisaria del festival.
En el mismo Museo de Palencia se escribe otra historia de la fotografía con la exposición 'El surrealismo en Sudamérica', que recuerda el centenario del movimiento artístico. Entre otros espacios palentinos, cerrados o al aire libre, se reparten el resto de las muestras, dieciséis en total.
Organizado por la Consejería de Cultura de Castilla y León, el Festival Internacional de Fotografía alcanza su cuarta edición y ha puesto a Palencia en el mapa de este campo creativo, subraya su responsable artística, quien ve en la actividad una buena oportunidad para reconocer no solo a los grandes autores internacionales, sino también el «gran talento que hay en este país». Tiene además, añade María Millán, «todos los buenos ingredientes para que siga creciendo: la gente ya viaja a Palencia para verlo, nos mandan propuestas, se nota el interés en lo que está pasando aquí».
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