La organización agradece la colaboración de esta familia, que desea permanecer en el anonimato, porque gracias a ella se garantiza el abastecimiento de todas esas personas residentes en Kilela Balanda, que necesitan bombas solares que acercan el agua a las viviendas a través de fuentes públicas accesibles a toda la población.
«Ya habíamos instalado unas bombas solares que evitan que mujeres y niñas se vean obligadas a caminar 12 kilómetros diarios para acarrear el agua necesaria para una familia, con un peso enorme sobre sus cabezas. Pero las que habíamos conseguido, de fabricación china, adquiridas en el mercado local, no disponen de recambios en caso de averías y tienen limitada su vida útil a 15 meses», explica Cáritas.
Las de tres bombas adquiridas ahora son las mejores del mercado y pueden funcionar de manera ininterrumpida durante años. «Lo que se ha conseguido con esta inversión es que si antes el agua estaba a 1,2 kilómetros de las casas, ahora la casa más alejada de la fuente está a 100 metros. Por lo que el recorrido diario se ha reducido mucho», añaden.
También ha sido necesario aumentar la capacidad de almacenamiento de agua, con tres cisternas de más de 5.000 litros cada una, así como aislar el manantial y el excavado para la construcción de un depósito con suficiente capacidad para el buen funcionamiento de las bombas. Todo ello protegido dentro de una caseta para evitar contaminación externa y con la propagación de enfermedades como el cólera.
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