Empresas
Caladero de agua dulce tierra dentro
ACUICULTURA
Castilla y León es líder en el 'cultivo' de trucha de arco iris, con una cuarta parte de la producción nacional, además de contar con tres plantas de alimentación que aportan al sector el 97% del pienso
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Iniciar sesiónA casi cien kilómetros de tocar esa costa del Cantábrico con la que el magno sueño del Canal de Castilla soñó unir para surcar en barco de Segovia a Santander, allá por tiempos de la Ilustración en siglo XVIII, que Castilla y León no tenga ... mar no significa que no posea producción acuícola. Porque la tiene. En tierra donde reina el cultivo de cereal, donde los productos de la huerta ganan espacio y se sitúa en los primeros puestos en ganadería, también tiene su nombre propio en la producción de pescados y mariscos. Tierra adentro, sus 35.000 kilómetros de ríos y 45.000 hectáreas de aguas embalsadas son el medio perfecto para el desarrollo de especies piscícolas continentales en las que se emplean un buen número de empresas gracias a la acuicultura.
De hecho, hay más de una treintena de granjas específicamente destinadas a la producción y reproducción de estas especies, situándose en el «primer lugar» en el campo de los peces de agua dulce. Y entre todas, destaca una: la trucha arco iris. La 'Oncorhynchus mykiss' suma catorce granjas acuícolas, en las que se producen casi una cuarta parte de las que se 'cultivan' en España, la que más. Cerca de 4.000 toneladas al año de esta especie nacen y se crían en aguas en 'tierra' de Castilla y León, aunque en los últimos tiempos ha caído a la par que ha crecido la de otras que con más demanda en el mercado como la dorada o la lubina. Aún así, la «tradición» truchera se mantiene y su impacto económico va más a allá, pues también mueve turismo y actividad gastronómica.
Tencas, ranas...
Y hay otra especie que, por su singularidad, pone en el mapa a la Comunidad en la producción acuícola: el langostino. Sí. Langostino de Medina del Campo (Valladolid), exactamente, con una empresa líder en este sector que tierra adentro ha logrado su particular 'mar' salado. Pero no son las únicas. Hay más. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León cuenta con tres explotaciones de trucha común ( 'Salmo trutta') con fines de repoblación, además también existe otra en la que nada el salmón atlántico ( 'Salmo salar'), una más destinada al salmón del Danubio ( 'Hucho hucho') y dos especializadas en la tenca ( 'Tinca tinca'). Precisamente esta última es una de las que se quiere revitalizar, pues históricamente ha estado muy ligada a la Comunidad, con charcas en las provincias Salamanca, Segovia y Zamora, aunque muy familiares que no han logrado encontrar el relevo para su explotación, aunque podrían volver a la producción. El esturión es otra de las especies de agua dulce a las que desde el Centro de Investigación en Acuicultura del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) ven posibilidades en la Comunidad, dado su «un alto valor» en el mercado tanto por el propio pez como por sus huevas, señala Ana María Larrán, la jefe de unidad de este centro ubicado en Segovia. Y hasta ranas se 'cultivan' en Zamora.
Ya en los 60 del pasado siglo se concedieron las primeras licencias de piscifactorías gracias a la «riqueza hídrica» de estas tierras, especialmente en los cursos altos de los ríos «gracias a la calidad», destaca Larrán. Lograr ahora nuevos permisos, advierte, es más «difícil» y las piscifactorías «se tienen que adaptar» a las circunstancias sobre todo climatológicas, de modo que la opción son los sistemas de recirculación con una fuente de agua que se reutilice «para depurar y vivir independientes del cambio climático», con el «mínimo» de líquido e «independientes de las calamidades atmosféricas», señala.
Un sector que va más allá de la producción y reproducción de especies piscícolas, teniendo en cuenta además la gran tradición de España en el consumo de pescado. Si en todo el mundo se producen unos 214 millones de toneladas de productos acuáticos al año, casi la mitad proceden ya de la acuicultura, destaca Larrán, quien señala la relevancia de la acuicultura como «alternativa a la sobreexplotación» de mares y océanos, a la vez que supone una «garantía de pescado fresco de manera muy sostenible».
En España, según los datos cerrados a 2022 que maneja Apromar (Asociación Empresarial de Acuicultura de España), la producción de acuicultura rozó las 333.000 toneladas, con un valor de venta de 760 millones de euros, siendo el mejillón, con 255.000 toneladas el rey. Le siguieron, a distancia, la lubina, con 23.000 toneladas, y la trucha arco iris, con 16.300. En ese mismo año, más de la mitad del pescado que llegó a los platos procedía de acuicultura (57 por ciento), superando a la pesca extractiva.
Y en el desarrollo de actividades de investigación y tecnológico para la mejora de la competitividad del sector a través de servicios de I+D, investigación aplicada y actividades formativas están empeñados en el Centro de Investigación en Acuicultura. Un complejo «de referencia» que nació próximo a las aguas del río Eresma en 2011 y en él que trabajan cinco personas. Llevan a cabo una labor de la mano de universidades y las propias empresas, pues cuentan con instalaciones de cría para especies acuícolas en circuito cerrado con hasta siete salas y diez tanques de 500 litros «totalmente independientes» que permiten hacer «pruebas a media escala» tanto para especies de agua dulce como salada.
Un espacio en el que las empresas pueden probar «de forma controlada» vacunas o piensos, precisamente siendo la alimentación otra pata que sustenta al sector de la acuicultura en Castilla y León. Pues estos pescados, mariscos y crustáceos criados en granjas también necesitan su alimentación, pienso para peces que lleva el sello de Castilla y León. El 97 por ciento de esta producción a nivel nacional tiene aquí su origen, lo que «denota el potencial de la acuicultura» en estas tierras, destacan desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.
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Biomar, en Palencia; Skrettin, en Burgos, y Grupo Dibaq, en la provincia de Segovia, son los nombres propios de estas empresas que desde el interior alimentan a las especies acuícolas. Y no sólo en España, pues con una producción anual de 114.000 toneladas de piensos tienen también proyección internacional. Portugal y Francia, los principales destinos más allá de las fronteras españolas, donde «casi la totalidad» del alimento de la granjas acuícolas sale de estas tres compañías.
Junto a ese 'tridente' de producción, alimentación e investigación emerge otra punta: la formación en acuicultura y técnicas especializadas para «dar respuesta» a la demanda del sector, pues se trata de una «actividad económica en auge». Cursos especializados que también imparten desde el Centro de Investigación de Itacyl.
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