El vaciado de Ricobayo: la ultima afrenta a la España Vaciada
El pantano de mayor producción hidroeléctrica en Zamora ha pasado en poco más de un mes se pasó del 52 al 11 % de capacidad generando problemas de abastecimiento en algunos pueblos de la zona, que han llevado su protesta a Europa mientras el Gobierno se ha comprometido a investigarlo
Alberto Ferreras
La imagen parecida a la de una zona costera que ofrecía otros veranos la playa de Ricobayo se ha tornado este año por la de un lugar desértico, que deja ver el esplendor de su pasado a través de los restos de residuos que afloran ... con la bajada del nivel del embalse. En la zona de ocio fluvial de este municipio zamorano donde hace un año aparcaban un centenar de coches cada día hoy apenas hay visitantes. La playa fluvial de arena se sitúa ahora a decenas de metros del agua , con peñas de por medio, y en el embarcadero, las pedaletas, canoas y tablas de pádel surf que se alquilaban se han guardado para mejores tiempos. Son algunas de las consecuencias que ha tenido para la zona el vaciado del embalse de Ricobayo, el mayor pantano de producción hidroeléctrica de la provincia de Zamora.
Los tentáculos de riqueza asociada al ocio acuático y al agua embalsada de la que se nutren ganaderías, explotaciones agrícolas y tomas de abastecimiento se extienden hasta 40 kilómetros río arriba y convierten al río Esla en un gran almacén de agua que reescribió la historia de la zona cuando se construyó hace 88 años. Pero este año, el ciclo natural de llenado del pantano en invierno y primavera y vaciado progresivo en verano se ha alterado. El mes de febrero fue especialmente lluvioso y dejó el embalse a rebosar, al 95 % de sus 1.145 hectómetros cúbicos de capacidad, lo que llevó a sus gestores a programar una primera bajada del nivel en abril, en previsión de las nuevas lluvias de primavera. Pero los meses de mayo y junio fueron especialmente secos y eso provocó un primer desajuste que fue aún mucho más acusado desde finales de junio con la decisión estratégica de Iberdrola de obtener el máximo aprovechamiento de las turbinas de producción hidroeléctrica de Ricobayo.
En poco más de un mes se pasó del 52 al 12 % de capacidad y eso generó problemas de abastecimiento en algunos pueblos y consecuencias económicas derivadas del ocio ligado al agua que han llevado a estos pueblos a lanzar un basta ya. La alcaldesa de Palacios del Pan, Lidia Pechero, lamenta que «se están haciendo de oro a cuenta de los vecinos» y agrega sobre la problemática del embalse que « somos la España Vaciada que al final nos van a vaciar del todo , nos quitan hasta el agua» y la posibilidad de utilizar el embalse como «un motor de desarrollo rural».
Unidos en una plataforma
Ante las repercusiones económicas y turísticas que para los municipios del entorno ha tenido el «brutal vaciado» del embalse, los alcaldes se han unido en una plataforma y han dirigido escritos a la Comisión Europea ante la impotencia que supone saber que los desembalses se han ajustado a los límites pactado en la concesión de la explotación y así lo ha reconocido también la Confederación Hidrográfica del Duero. El organismo de cuenca dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, al que también dirigen las críticas los ayuntamientos, ha admitido que se trata de una concesión «muy antigua», ya que el embalse data de 1933 y la última ‘licencia’ es de finales del siglo pasado, cuando entró en funcionamiento una segunda central de producción hidroeléctrica en Ricobayo.
De esta manera, el permiso vigente «no contempla el aspecto ambiental, tan relevante hoy», ya que fija un volumen de agua anual pero no establece las condiciones de desembalse para evitar bajadas bruscas del nivel, admite la CHD. Ante la magnitud que ha cobrado la movilización social de los vecinos de la zona, la propia ministra del ramo, Teresa Ribera, ha movido ficha esta semana y ha anunciado que investiga lo ocurrido «escandalizada» de lo que ha visto. «No es razonable vaciar prácticamente en seis semanas un embalse», asegura Ribera, que alude a la aplicación del artículo 55 de la Ley de Aguas para introducir limitaciones por razones extraordinarias.
Reunión con el Gobierno
A esa normativa, los afectados aluden además a los acuerdos de la propia concesión, que en su apartado trece hablan de un «uso racional de la explotación» y en otro punto aluden al respeto a la ley de Pesca. Responsables ministeriales tienen intención de reunirse la próxima semana con los municipios ribereños del embalse de Ricobayo para abordar el problema, pero esa reunión llega tarde para algunos que ya han perdido los ingresos que generaban en la época estival gracias al pantano. Es el caso de las cuatro bases náuticas construidas a lo largo del embalse. El portavoz de esos embarcaderos y presidente del Club de Vela Zamora, Ismael Rodríguez, admite que el panorama es desolador porque el nivel ha bajado 40 metros en vertical, el equivalente a un edificio de trece plantas. En su club este julio no ha amarrado ninguno de sus 145 socios y en otros han renunciado a la explotación del negocio de restauración o han visto mermados sus usuarios de forma considerable. Las playas fluviales del pantano también han quedado todas ellas inutilizables, lo que deja pérdidas «incalculables».
Los vecinos temen, además, por las consecuencias medioambientales del brusco descenso del nivel y la afección a la fauna piscícola, algo que también ha denunciado Ecologistas en Acción pero que Iberdrola niega, ya que los análisis de las aguas que ha realizado, que este año ha duplicado, revelan que los parámetros de calidad se mantiene en valores normales y no hay consecuencias negativas desde el punto de vista medioambiental. En cualquier caso, la bajada del nivel ha dejado la estampa de un paisaje casi lunar, con grandes áreas de tierra resecada y resquebrajada que antes estuvieron inundadas de agua y con vestigios del pasado como los restos de los pueblos anegados por el pantano, los puentes del antiguo cauce del río que emergen con la bajada del nivel o los restos de vagones hundidos desde finales de los años sesenta tras un accidente ferroviario en el viaducto de Martín Gil que ahora quedan en la superficie.
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