José Luis Coomonte: «Trabajar me motiva para mantenerme bien de cabeza»

José Luis Alonso Coomonte (Benavente, 1932), conocido artísticamente por su segundo apellido, tiene tras de sí una trayectoria internacional que comenzó a forjar en 1960, cuando logró la medalla de oro de la Bienal de Arte Sacro de Salzburgo (Austria). Su poliédrica trayectoria artística le ha llevado a tocar todos los palos de la escultura y trabajar materiales y temáticas «de lo más diferente del mundo, porque lo que yo he tenido es mucha creatividad y mucho oficio en todo, he tenido esa suerte», aseguró.

Para contemplar su obra, uno puede acceder al convento de San Esteban de Salamanca, no dejarse eclipsar por el retablo barroco de Churriguera y fijarse en el sagrario que hay bajo él. También puede observar la escultura en chapa «Amables vientos de Castilla» en el monasterio del Prado de Valladolid u observar el escudo del antiguo Gobierno Civil de León. Pero es en Zamora, donde reside, donde más escultura urbana firma, como «Equilibrio horizontal», junto a la muralla, o la emblemática farola que luce en la plaza de la Marina desde hace 42.

Próximamente sumará en la ciudad del Duero una obra más dedicada a los poetas que ya tiene acabada en su taller de San Marcial y una cruz para el camposanto zamorano de la que ha recibido el encargo municipal. Profesor de la Universidad de Salamanca formado académicamente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, Coomonte ha alternado la escultura urbana con la forja, la madera, las vidrieras, la obra religiosa y la imaginería. Destacan aportaciones a la Semana Santa de Zamora de belleza plástica y rústicos materiales como la Cruz de Yugos o la Corona de Espinas confeccionada con rejas de arado. Actualmente, 33 de sus obras que abarcan medio siglo de trayectoria artística se pueden ver, con entrada libre, en la exposición «Reto y materia» en el Museo Etnográfico de Castilla y León. Tras conocer la concesión del premio, Coomonte quiso dedicárselo "al respeto que merece la naturaleza de la tierra, que no es de nadie, es de todos", una reflexión que engarza con la obra que le ha valido el máximo reconocimiento artístico castellano y leonés.