Juicio al ‘Piojo’ y su hermano, 'el Negro': declaran esposados y con un dispositivo policial férreo

La Fiscalía acusa a Jonathan, apodado ‘el Piojo’, y Miguel Ángel, ‘el Negro’, de pertenencia a grupo criminal, robos, falsedad documental y atentado, entre otros delitos. Por ello el Ministerio Público pide más de treinta años de prisión para cada uno de estos conocidos aluniceros y butroneros. Además, solicita penas menores para sus dos presuntos compinches -Dionisio y José Luis-, que también testificaron esposados.

Que los hermanos Moñiz fueran los únicos reclusos que han logrado evadirse de la prisión de Valdemoro (Madrid) en sus casi 30 años de historia, lo que ocurrió la madrugada del 5 de diciembre , ha añadido un plus para que las medidas de seguridad de la Policía Nacional y de la Guardia Civil sean enormes. Fuera de la Audiencia, más de una veintena de agentes uniformados, con armas cortas y largas, que controlaron también a un reducido grupo de familiares que se acercaron al palacio de Justicia para ver la llegada y la salida de los procesados. Dentro, en la sala noble de audiencias, ocho policías nacionales custodiaron a los acusados.

En sus declaraciones, los cuatro reos se negaron a contestar las preguntas de la Fiscalía -una batería ingente de cuestiones- y de la acusación particular. Sólo respondieron a los interrogantes que les plantearon sus abogados y dos de ellos -Jonathan y José Luis- coincidieron en la versión que ‘el Negro’ adelantó al ser el primero en testificar ante el tribunal.

Miguel Ángel negó que asaltasen a un joyero en Córdoba; que participasen en el robo de varios vehículos y que usasen una nave en Seseña Nuevo para ocultar automóviles y efectos robados. También rehusaron que atentaran contra agentes de la Guardia Civil.

Sobre la detención en Ontígola (Toledo), delante de su casa en el número 7 de la calle Azahar, ‘el Negro’ afirmó que ese día habían ido a Andújar (Jaén) porque Jonathan lo telefoneó para decirle que le habían propuesto la compraventa de unas joyas. «Ese chaval sabía que yo era intermediario para vender cosas», apostilló ‘el Piojo’, quien añadió ante el tribunal que luego le propusieron ganar 4.000 euros si se deshacía de unas armas de fuego y de un coche. «Ni José Luis ni Miguel Ángel sabían lo de las armas» , continuó. «Me los llevé para que me dieran seguridad», remachó.

Alguna sonrisa entre los policías que lo custodiaban provocó el relato del ‘Piojo’ sobre su arresto en Ontígola, donde lo esperaba la Guardia Civil la noche del 22 de noviembre de 2018. Contó que los agentes no iban uniformados ni se identificaron;que lo dispararon; que le hirieron en un pie; que cayó al suelo; que se echaron sobre él, que le preguntaron quien era y que, al responder que se trataba de Jonathan, «me dispararon en el otro pie».

Los testigos de los robos que depusieron en la sala no aportaron ninguna descripción física de los ladrones, lo que beneficiaría a los reos, pero hubo un testimonio que podría ser crucial cuando el juicio avance. El revólver reglamentario que sustrajeron a un vigilante en un golpe tenía una marca, un punto rojo, que alguien se lo pintó en un momento de aburrimiento, según explicó un testigo. Quizá esto sea algo más que una señal.