Javier Caboblanco, un mago del papel

¿Es usted un maestro pegado a un papel?

Pues sí (carcajadas). Y cada vez más. Aparte de enseñar mediante el plegado de papel, cada año tengo más exposiciones, cursos a maestros, talleres en bibliotecas...y un largo etcétera. Ahora, especialmente, la animación a la lectura y la poesía.

¿Por qué le dio por la papiroflexia y no por hacer trabajos de bricolaje?

¡También me ha dado por el bricolaje! Creo que estoy recorriendo todos los caminos posibles para enseñar y expresarme. He reproducido exposiciones reales con papel maché (Egipto, Prehistoria, visigodos...), estoy reproduciendo un tiranosaurio rex a tamaño natural, colecciones de monedas, animales venenosos y cuerpos geométricos. También elaboro mis libros, los cuentos que muestro en mis cuentacuentos, toco en un grupo de música tradicional llamado El Patio (me encargo de los instrumentos «extraños»: botellas, cuernos, conchas, dedales...), cuento cuentos con sombras chinescas, tengo un canal deYoutube relacionado con la educación y la papiroflexia ... Y ahora estoy muy comprometido en hacer real poesía: elaborar los personajes de los poemas, crear escenarios, hacer exposiciones sobre los poemas que aprendemos. Y es que se hace necesario trabajar la poesía en las escuelas. Fundamental.

¿Se considera un mago con el papel? ¿Desde cuándo hace «magia» con los papeles?

Me considero un trabajador del papel, sin duda. Y más que un mago, creo que no he perdido la parte de niño que me acompaña desde siempre. Veo magia en lo cotidiano. Para mí, vivir es sorprenderte cada día. Ya sabemos que un mando a distancia abre una puerta...y que los dibujos de un libro son letras...pero eso es magia. ¡Magia pura! ¿Qué otra cosa sino la magia te abre la puerta sin tocarla o te trae los pensamientos de un escritor que ya no está entre nosotros? La mayoría de las personas dice: «Es simplemente electricidad» o «se trata de la lectura», y se quedan tan anchos. En fin... son modos de vivir la misma realidad.

Yo empecé a trabajar con papel el mismo año en que comencé a trabajar como maestro: 1992. Desde entonces, he tratado de hacer comprensibles todos los conocimientos que se trabajan en Primaria mediante el papel o cualquier otra herramienta que haga el aprendizaje divertido y duradero.

¿Si no hubiera sido maestro, sería…?

Maestra (risas). Sería cualquier otra cosa que diera un servicio a los demás. Me encanta ser útil, hacer la vida agradable a los que me rodean.

¿Qué es lo más gracioso que le han dicho mientras ha plegado papeles?

Pues me hace gracia que la gente, en exposiciones con modelos muy complejos, diga: «Mira, trabajitos de los niños» (risas). De un solo papel cuadrado pueden salir puntas suficientes para hacer una araña, un dinosaurio con todas las placas de la espalda, un reloj de cuco con todas sus partes (pesas, caja con adornos, agujas, el cuco en su casita...) La papiroflexia sigue siendo «hacer pajaritas». Y eso, lejos de molestarme, me hace tomarme esta afición como lo que es: un pasatiempo que, en mi caso, me ayuda a enseñar, pero que no es nada fundamental para la preservación del planeta o para salvar vidas. Creo que nos tomamos demasiado en serio. Y la papiroflexia me hace seguir en el grupo de los que no se toman en serio: niños, «perroflautas», frikis, inmaduros,...

Cuenta cuentos, músico, actor, payaso, expositor, juglar, dibujante, inventor..., ¿sus hijos no se aburrirán con usted?

No, mi vida no es para nada aburrida. Trato de vivir una vida triple y aprovechar el tiempo en todo lo que me interesa o llame la atención. ¡Creo que la vida es un parque de atracciones que está abierto las 24 horas del día!