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Casting en Toledo

Capital MasterChef

En homenaje a la Capitalidad Gastronómica, el concurso escogió la ciudad de Toledo para celebrar el último macrocasting de la cuarta edición del programa de cocina

ELISABETH BUSTOS

No podía haber sido de otra forma. Toledo, Capital Española Gastronómica , tuvo este jueves que superar un importante reto: ser la perfecta anfitriona del último, y no por ello menos importante, «casting» de la cuarta edición del programa culinario MasterChef . Y en esta cita de altos vuelos, el escenario escogido tampoco podía haber sido otro mejor que la A cademia de Infantería , un edificio emblemático en la ciudad donde ayer se respiró un olor muy especial, distinto del que diariamente sale de las chimeneas de sus cocinas.

Este aroma, en esta ocasión, llevaba como ingredientes la ilusión, la expectación y la creatividad, aliñadas con un puñadito de nervios de los 400 aspirantes, seleccionados entre 20.000 inscritos, que buscaban en Toledo hacerse con una de las 4 0 cucharas de madera que dan el pase directo a la siguiente fase del programa, y les permite también estar un paso más cerca de alcanzar su sueño de convertirse en profesionales de la cocina.

Desde primera hora de la mañana (la cita era a las 9.30 horas), los aspirantes, muchos de ellos acompañados por sus familiares, fueron llegando a la institución militar cargados de neveras, carros de la compra y bolsas térmicas. En su interior, un «tupper» con un plato de elaboración propia que debían emplatar en un plazo de veinte minutos. Luego se lo tenían que presentar a cuarenta miembros de la Escuela de Hostelería de Toledo , que valoraron las creaciones, supervisadas también por expertos culinarios del programa de televisión y por los tres miembros del jurado de MasterChef: Pepe Rodríguez Rey, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz.

Tras la estela de su paisano

La originalidad fue otro de los ingredientes presentes en esta prueba. Creación en los platos, desde recetas de la abuela hasta cocina de fusión. Y también en la vestimenta: desde delantales personalizados, folclóricos e incluso de superhéroes, hasta atrevidos gorros que daban un toque especial. Aunque, sin duda, otro de los condimentos fue la ilusión. Como la del talaverano Iván, paisano del último ganador del concurso gastronómico (Carlos Maldonado) , que elaboró un plato denominado «campotinto»: una receta consistente en carne macerada de toro de lidia con manzana confitada al romero, crujiente de jamón y helado de vino tinto. «He ensayado este plato muchas veces en casa. La cocina es lo que más me apasiona en la vida», reconoce este joven en paro.

Es la primera vez que Iván participa en un programa de estas características, al igual que José Luis, vecino de Leganés (Madrid), que emplató un «risotto» de sémola con torta del Casar, boletus, rape, perdiz escabechada, trufa con mostaza y miel. En su caso, sus padres son los «culpables» de su pasión por la cocina, ya que regentan un restaurante. «Lo he mamado desde pequeño», admitía.

Pero los aspirantes no estuvieron solos en este multitudinario «casting». Sus familiares y amigos , a parte de ser un apoyo emocional muy importante, también fueron los encargados de cobijarles bajo un paraguas cuando la lluvia comenzó a caer con más fuerza, evitando así estropear su receta que con tanta ilusión habían preparado. Muchos de los acompañantes iban incluso más preparados que los propios aspirantes, ya que hubo quien se llevó su propia comida y sus sillas de «camping» para acampar en el jardín de la Academia hasta que terminara toda la prueba. El caldo caliente que se sirvió en una de las carpas seguro que ayudó a pasar mejor la mañana.

«La edición más dura»

En repetidas ocasiones, los miembros del jurado repitieron a los participantes que estaban ante «la edición con el listón más alto» . El chef toledano Pepe Rodríguez reveló que para ganarse su aprobación tenían que «sorprender a mi paladar» y «emocionarme con las creaciones». Su compañero de programa Jordi Cruz también tuvo unas palabras de aliento para los aspirantes apostando por la valentía y por las ganas de seguir aprendiendo, puesto que «MasterChef es un trampolín para vuestra vida», que «no termina cuando cierran las cocinas». El mismo espíritu luchador les transmitió Samantha, chef y empresaria, que les animó a «creer en ellos mismos».

Tras pasar por Sevilla, Barcelona, Bilbao y Valencia, Toledo ha sido la última ciudad encargada de acoger este «macrocasting», sustituyendo así la tradicional cita en Madrid.

Pero esta no ha sido la primera vez que MasterChef aterriza en la Ciudad Imperial. En 2014, el equipo del programa grabó uno de sus programas en el hospital de Taver a, en homenaje al IV centenario de la muerte de El Greco.

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