PDM, 40 años por amor al deporte
El Patronato Deportivo Municipal de Toledo, una idea de un funcionario municipal, está de aniversario
MANUEL MORENO
Finales de 1969. Agustín Jiménez Cuartero es un funcionario del Ayuntamiento de Toledo que dedica su tiempo libre a la gestión administrativa y organización de competiciones deportivas. Cuando se construye el polideportivo del barrio de Palomarejos, Agustín Jiménez propone al Ayuntamiento que separe la gestión ... del deporte de Toledo del Consistorio. Al alcalde, Ángel Vivar Gómez, le gusta la idea. Y el 15 de enero de 1970 se constituye el Patronato Deportivo Municipal de Toledo (PDM), uno de los primeros de España, que ahora cumple 40 años.
Agustín Jiménez Cuartero «era de esas personas con ideas muy adelantadas», explica Julio Conde, gerente del PDM durante 26 años hasta que Ricardo Martín-Paniagua, director-técnico del Patronato en ese cuarto de siglo, lo sustituyó el pasado verano.
El PDM comienza a funcionar con la única instalación pública que había en la ciudad, el polideportivo de Palomarejos, que contaba con varias pistas polideportivas y una piscina al aire libre. «Las instalaciones estaban bastante bien, aunque no había agua caliente», recuerda Conde, quien llegó a la ciudad en 1971 como jugador de baloncesto.
Se contrata a dos o tres personas para que lleven la gestión del PDM, que paga a los empleados con el dinero obtenidos de la piscina y de las pistas. Así funciona hasta los años 80, cuando se produce el «boom» deportivo. Para entonces la ciudad ya cuenta con el campo de fútbol «Salto del Caballo», construido en 1973.
Con UCD en el Ayuntamiento (1979-1983) se empieza a potenciar el Patronato Deportivo Municipal. El atleta Fernando Fernández Gaitán es el concejal de Deportes y vicepresidente del PDM. Se retocan sus estatutos y se reduce el alto número de representantes en la Junta de Gobierno. «Cuando llegué, había cuatro empleados y otro que nos dejaba el Ayuntamiento dependiendo de cómo fuera la temporada», recuerda Fernández Gaitán, que más adelante repite dos veces como concejal de Deportes.
Llegar a fin de mes
«El gran problema cuando llegué es que no teníamos ninguna subvención. El Patronato vivía del dinero que pagaba el C.D. Toledo por utilizar el campo del Salto del Caballo y de lo que se ingresaba del polideportivo de Palomarejos», añade. «No te voy a contar los churros que tenía que organizar a fin de mes para pagar a los empleados. ¡Nos tirábamos de los pelos!», exclama Fernández Gaitán, quien recuerda que logró la primera subvención del Ayuntamiento, «una cantidad insignificante, de unos dos o tres millones de pesetas, pero que con aquello ya éramos capitanes provinciales. Cuando yo dejé la Concejalía de Deportes, en 2007, la subvención rondaba los 600 millones de pesetas».
Se construye una pista de atletismo de infausto recuerdo (se hundió poco después de inaugurarla) en parte de los terrenos que ahora ocupa el Parque de Bomberos de la ciudad y en 1982 se levanta el pabellón polideportivo «Salto del Caballo», dedicado ahora al deportista Javier Lozano.
Año 1983. Con el PSOE en el Ayuntamiento y en la Junta de Comunidades, ambas administraciones trabajan juntas para invertir dinero en el deporte. Se proyecta construir un campo de fútbol, una piscina descubierta y un polideportivo cubierto en cada barrio de la ciudad.
Juan José Pérez del Pino es el concejal de Deportes. El PDM necesita más gente —sólo hay cinco personas trabajando para este organismo— y se contrata a su primer gerente, Salvador Carrión, que es funcionario municipal. Dos años más tarde Julio Conde llega al cargo después de aprobar unas oposiciones. Ya son 300 las personas que practican deporte en las instalaciones del PDM.
Con Pérez del Pino en el Ayuntamiento entre 1983 y 1987, se terminan la piscina cubierta del Salto del Caballo, las piscinas de verano del Polígono y de Santa Bárbara, los polideportivos de ambos barrios, pistas de patinaje y se firmó la adquisición de la Escuela de Gimnasia. «Siempre he tenido la sensación de que cogí un Patronato que era un deseo y cuando me fui dejé una realidad, con más plantilla, un convenio, un patronato organizado administrativamente y un presupuesto propio», explica Pérez del Pino.
Durante su gestión, se llevó varios disgustos. «Cuando hicimos la piscina cubierta del Salto del Caballo, antes de inaugurarla, alguien rompió todos los cristales de la piscina a cantazos y algunas piedras cayeron en los vasos. No dejaron ni un cristal sano. Aquello fue un desastre y arreglar aquello costó más de 700.000 pesetas», rememora.
Pérez del Pino también recuerda lo que tuvieron que hacer a escondidas él y el alcalde, Joaquín Sánchez Garrido, para evitar que el césped del campo del fútbol del Salto del Caballo se perdiera. «Cuando llegamos en 1983 había una sequía impresionante, nada con césped se podía regar, entonces teníamos que regar por la noche para que no nos vierais los fotógrafos ni los periodistas. Me acuerdo perfectamente de Joaquín Sánchez Garrido (alcalde por entonces) y yo sentados en la valla del campo de fútbol del Salto del Caballo entre las dos y las tres de la madrugada comprobando si los aspersores regaban bien o no, para que no se enterara nadie», cuenta Pérez del Pino. «Entonces hicimos una conducción de agua desde el río Tajo para regar el campo de fútbol y la pista de atletismo aledaña mientras duró la sequía», añade.
Puntos de inflexión
Cuando Julio Conde llega a la gerencia en 1985, hay nueve trabajadores y 60 millones de pesetas de presupuesto. Cambia la gestión radicalmente y aumenta de forma progresiva la plantilla hasta llegar a los actuales 200 trabajadores, entre empleados fijos y eventuales, y ronda los 6 millones de euros. Ahora hay 7.500 deportistas «directos» y hasta 14.000 practicantes, entre clubes y asociaciones, utilizan las instalaciones del PDM.
La compra de la Escuela de Gimnasia del Ayuntamiento al Ejército en 1985 fue un punto de inflexión en la evolución del PDM, según el actual concejal de Deportes y vicepresidente del Patronato Deportivo Municipal, Alfonso Martín. «El Patronato es y será lo que quieran los toledanos. Nos queda mucho por andar y no debemos estar satisfechos o conformarnos sólo con lo que se ha hecho, tenemos que hacer más y mejor», afirma.
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