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artes&Letras

Rilke y Toledo

Toledo debe agradecimiento al poeta más universal, creativo y visionario del siglo XX, Rainer Maria Rilke

Rilke y Toledo

por antonio illán Illán

Un siglo de olvido, otro siglo de espera. Toledo debe agradecimiento al poeta más universal, creativo y visionario del siglo XX, Rainer Maria Rilke. Nunca esta peñascosa pesadumbre será «patrimonio de la humanidad completo» si no atiende como debe a quienes han hecho ... de Toledo una esencia que trasciende las fronteras de los países y las culturas. Rilke es uno de ellos. No vino a buscar honras; vino al encuentro del espacio interior del hombre y del mundo; ese pálpito, esa llamada y esa voz silente le traen a Toledo. En septiembre de 1912, en carta desde Venecia, afirma que quiere «ser toledano». En noviembre ya estaba en Toledo; y en esta ciudad de sigilo termina algunos versos que había iniciado en la urbe de los canales y escribe el largo fragmento de A la esperada. Toledo también es la ciudad ingrávida y espectral que conoce en los cuadros de El Greco. Rilke cuenta lo que ve en el lienzo del Laocoonte: «La ciudad asustada, sobresaltada, se encarama en un último esfuerzo, tratando de atravesar la angustia que produce la atmósfera. Habría que tener sueños como este… Sería magnífico ver la ciudad, y al Greco en relación con ella». Rilke, Toledo y El Greco: un hermanamiento. En Toledo encuentra Rilke soledad y paisaje y nada le pasa desapercibido en los paseos por la cornisa o las callejas o en los monumentos, como el perrito que temblaba sentado en un carro o los perros que ve dentro de la catedral, de los que extrae una lección metafórica de religiosidad, según sabemos por una de sus cartas. Higueras de Toledo que surgen entre las piedras y le asombran, ahí están en el inicio de la sexta Elegía. Toledo es el lugar de las Elegías, poemas enormes del más grande de los poetas europeos. Toledo es en sus palabras: «ciudad del cielo y de la tierra» o un «terrible y sublime relicario». No sé si esta ciudad cantada no conoce al poeta o si le olvida; quizá ambas realidades alcancen algún grado de certeza en donde se acostumbra a encumbrar ripios. Sin embargo hay más que frío, silencio, soledad, callejas, paisaje o perros en la obra de este ciudadano del mundo que quiso ser toledano.

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