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José Manuel Duarte el Sangre

Vino a Toledo desde Granada con 18 años y su título de FP a trabajar en La Standard Eléctrica; llegó con la conciencia clara de quién era para cambiar las cosas

El Sangre y Pilar Gómez la Hera

Por Javier MANZANO FIJÓ

Cómo se para un penalti. Era un lunes por la tarde de abril de 1991 y yo, como en muchas ocasiones a lo largo de mi infancia y juventud, había acabado en la Biblioteca del Polígono. Era la única biblioteca que estaba ubicada en ... un garaje y cuyo fondo era tan caótico y amplio que se podían encontrar joyas inverosímiles como aquella. Tenía 15 años y jugaba de portero en el equipo de cadetes de la Unión Deportiva Santa Bárbara, el Santa. Ojeando el libro me paré a pensar en el Sangre. El fin de semana nos habíamos enfrentado al Club de Fútbol Polígono. El partido fue lo de menos, yo seguía algo impactado por las voces y los comentarios que el presidente del equipo hacía a los jugadores. Jugadores que, por otra parte, sentían devoción por aquel señor con acento de Granada que no paraba de motivarlos con aquel extraño método. En la comida familiar del domingo yo pregunté a mi padre que quién era. No me contó mucho, pero estaba claro que era de los nuestros. Me explicó que casi todo lo bueno que tenía el Polígono tenía que ver con la Asociación de Vecinos el Tajo, de la que él mismo, claro, era socio. De gente como José Manuel Duarte el Sangre.

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