Miedo en el cuerpo
«La casa está toda patas arriba y faltan recuerdos de mis padres », lamenta el propietario. Tiene que abonar lo impagado por los «okupas» para poder recuperar los servicios básicos de agua y energía. A todo ello, reformar la casa por dentro de múltiples desperfectos.
No hay nada útil. Camas destrozadas, electrónica de consumo que ha desaparecido y paredes que se han pintado de verde para favorecer el crecimiento artificial de marihuana en una habitación.
Al regreso, la casa está totalmente destrozada y se ha encontrado droga. Entre los «okupantes», un marroquí que asegura que le alquilaron la casa. Le ha pedido que le devuelva sus enseres. Tesis que sostuvo también un ciudadano con residencia en Galicia. Ambos sostienen que fueron engañados y abonaban cada mes 200 euros de alquiler a los «dueñoss» que no han identificado.
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