La inquietante placidez de «Igor el Ruso» en la prisión de Teruel

Su apetito hace justicia a su corpulencia. Las mismas fuentes han indicado que da cumplida cuenta de todo lo que se le sirve. Entre rejas no se le han ido las ganas de comer. De hecho, ha llamado la atención el apetito del que está haciendo gala en su celda , un habitáculo preparado para presos peligrosos, pero en una prisión que no es de máxima seguridad.

Esta circunstancia hace que se esté considerando su traslado a otro centro penitenciario. Tras ser detenido, el juzgado que lleva el caso decretó su ingreso en prisión provisional y sin fianza . Se eligió Teruel por proximidad, porque es en esta provincia en la que se instruyen las diligencias judiciales. Pero hay un problema: «Igor el Ruso» es un preso de máxima peligrosidad y la de Teruel no es una cárcel concebida para estos perfiles.

Adiestrado en tácticas militares y con una puntería mortal , ha demostrado su capacidad para escabullirse, huir, saltar incluso fronteras sin ser detectado y poner en práctica técnicas de supervivencia en condiciones extremas , a campo abierto y en pleno invierno.

Según ha podido saber ABC, se han activado ya los protocolos habituales para que Instituciones Penitenciarias decida el traslado de «Igor el Ruso». La prisión de Teruel es un centro calificado de segundo grado. Las prisiones de máxima seguridad son las de primer grado, las preparadas para presos que tienen esa misma calificación por su peligrosidad -algo que, por motivos obvios y sobrados, es el caso de este criminal serbio-.

Mientras tanto, en su día a día en la cárcel de Teruel muestra una escalofriante placidez para quien acumula un historial de violencia y asesinatos a sus espaldas, reclamado en tres países europeos por crímenes pendientes de juicio. El jueves de la semana pasada, en una aislada granja entre Andorra y Albalate del Arzobispo (Teruel), segaba la vida de los agentes Víctor Romero y Víctero Jesús Caballero, y la del ganadero José Luis Iranzo . Horas después, ya en la madrugada del viernes, su fuga acababa a unos 100 kilómetros de allí.

Entre rejas, su gesto no ha mostrado signo alguno de preocupación, duerme con normalidad y no muestra el más mínimo indicio de nerviosismo o inquietud, más bien todo lo contrario. «Es de una frialdad inquietante», han indicado a ABC fuentes penitenciarias.

Pese a que se había dicho que no entendía el castellano, en realidad sí que lo comprende perfectamente. Incluso es capaz de cruzar expresiones en español , y así lo está haciendo en prisión.

Su celda es el recinto más seguro de esta cárcel de Teruel que es, en su conjunto, un centro penitenciaria de mediana seguridad. Su celda forma parte de un módulo especial, en el que hasta el pasado fin de semana había otros presos. Pero todos han sido recolocados en otras dependencias de la prisión, para que «Igor el Ruso» esté solo en ese módulo y sea el exclusivo centro de atención de los funcionarios que le vigilan estrechamente día y noche . No le pierden ojo.

Hay permanentemente un par de funcionarios para controlarle cuando está encerrado en su celda, y se dobla la vigilancia cuando, esporádicamente y por muy corto espacio de tiempo, se le permite salir a un patio. Cuando sale también está solo, sin ningún otro preso.