¿Seny?
Mas, vapuleado por las urnas pero incapaz de tener la dignidad de irse a casa, firmó su rendición ante ERC
Se cae, se derrumba hecho añicos, el presunto seny del nacionalismo democristiano catalán, un falso lugar común, un mito que resistió décadas y que era solo gas. Artur Mas, vapuleado por las urnas pero incapaz de tener la dignidad de irse a casa, firmó su ... rendición ante Esquerra Republicana. Gobernará con el apoyo de un partido de ribetes freak. ERC lleva en su programa un referéndum ilegal con el que CiU ya ha transigido , un impuesto sobre la banca también previsiblemente ilegal, la quimera de una república sin ejército, una hacienda propia, la expulsión de la guardia civil y la policía nacional, la creación de embajadas de Cataluña….
Siempre se dijo que CiU y ERC eran agua y aceite, que las familias finas de la burguesía catalana no se enfangarían con la plebe republicana y su radicalismo izquierdista. Pues bien, ya están juntos, embarcados de la mano derecha e izquierda en un disparate que de consumarse convertiría a Cataluña en una nueva Albania mediterránea. Estamos ante un pacto firmado sobre premisas antidemocráticas (¿es democrático querer reventar las leyes que nos hemos dado todos libremente?). Un acuerdo que llega con el telón de fondo de la corrupción endémica y galopante del nacionalismo catalán, un submundo hediondo del que, por cierto, la subvencionada prensa catalana no da línea, no vaya a ser…
Triste pacto. Y más triste, una vez más, el silencio cobardón del empresariado catalán (en los corrillos ponen a parir la fórmula que se rubricó hoy, pero nada han dicho en voz alta, dando prueba de la merma de libertad que hay en la Cataluña actual). Penoso papel del PSOE, que ha dimitido de español hace tiempo, y que extraviado en sus líos cainitas ni siquiera se da cuenta de que por eso se despeña en las urnas: ¿Qué español de izquierdas normal se identifica con esa entelequia que llaman «federalismo asimétrico»?
Pero no magnifiquemos el envite de Junqueras y Mas. Artur acaba de ser ridiculizado en las urnas por presentar una propuesta soberanista, justo la matraca con la que ahora retorna. Junqueras es un tipo espabilado, pero ni de lejos el nuevo Jefferson que quieren ver algunos (brillar en un partido que ha aportado a la política figuras tan memorables como Rahola, Carod o Tardá no es ninguna proeza). Todo el envite catalán gasta ya un cierto aire de astracán. Una y otra vez se invoca una propuesta inviable, que ni siquiera es apoyada por la mayoría de la población catalana, una quimera montada como huida hacia delante para tapar el cieno de la corrupción, que apunta ya a horizontes de cárcel. Un intento de salvar lo que en realidad es un régimen, aun a costa del sufrimiento de generaciones de catalanes.
Si el Gobierno de España está en su sitio (no hay cauce legal alguno para consultas) y si es didáctico ante la Cataluña sensata, que aunque a veces no lo parezca, queda mucha, esta partida se va a ganar, lo cual será muy bueno, principalmente para los catalanes.
¿De verdad a alguien le gustaría vivir en un república ajena a la UE y presidida por el tándem Mas-Junqueras? Empecemos a decirlo: si no fuese por el latrocinio delictivo, todo esto se está empezando a poner más berlanguiano que otra cosa . Cantarán muy serios su himno «nacional». Pero todo semeja ya una repetitiva, estéril y aburridísima ópera bufa.
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