Romeva defiende la autodeterminación «tras intentarlo todo»

Como el número dos de Puigdemont, también Romeva se negó a contestar a las acusaciones -«soy un preso político»-, y prefirió anteponer su discurso «demócrata, republicano y europeísta» a rebatir las graves acusaciones de la Fiscalía , la Abogacía del Estado y Vox. En la práctica renunció a su defensa jurídica. «Quienes defendemos valores por encima de circunstancias puntuales nos sentamos en el banquillo; quienes atentan contra ellos se sientan en estrados», manifestó.

Para Romeva, quien situó el punto de inflexión del independentismo en la sentencia del TC sobre el Estatuto de Autonomía catalán (2010), «no hay ningún texto que prohíba el derecho a la autodeterminación». Y en la misma línea de lo defendido minutos antes por Jordi Turull, sostuvo que es una reivindicación de parte de la ciudadanía de Cataluña ante la que no se puede mirar para otro lado. «No porque a alguno le incomode, esto va a desaparecer», dijo.

Y es que, a su juicio, el derecho de autodeterminacion «no solo no es inconstitucional, sino que es perfectamente compatible con el diálogo constitucionalista continuado ». Colocó así al mismo nivel al gobierno autonómico y al Estado español. «Desde la perspectiva de una democracia liberal, el Estado de Derecho no puede subvertir el principio de legitimidad democrática. Cuando hay confrontacion de legitimidades hay que negociar y encontrar consensos entre actores políticos», insistió.

Romeva, responsable de la arquitectura internacional del «procés», señaló que los procesados actuaron siempre con el convencimiento de que les amparaba la inviolabilidad parlamentaria y criticó que el TC se «entrometiera» en el debate de la Cámara autonómica cercenando la libertad de expresión e ideológica de sus miembros.

Negó los episodios de violencia en las calles tanto el 20 de septiembre ante la Consejería de Economía como el 1-O en los colegios electorales. « Ni convocar un referéndum ni votar es delito », dijo. Mantuvo que los ciudadanos siempre se han manifestado de forma «cívica y pacífica» y que aquí «las únicas armas que ha habido han sido las de la Guardia Civil».

Los últimos minutos de su intervención los dedicó a pedir al tribunal que «devuelva esta carpeta incómoda» a los políticos. Como si en el Supremo no se juzgaran delitos.