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Máxima preocupación de las Fuerzas de Seguridad por la situación en el aeropuerto de El Prat

Miles de individuos mantienen una actitud amenazante y policía y mossos concentran fuerzas en la zona

Sentencia del procés, protestas y última hora en directo

La Policía se lleva a uno de los concentrados en el aeropuerto de El Prat EP | Vídeo: ATLAS
Àlex Gubern

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El llamamiento de Tsunami Democratic a la ocupación del aeropuerto de El Prat es, en estos momentos, el principal foco de preocupación de las Fuerzas de Seguridad del Estado -Mossos, Policía y Guardia Civil- en todo el despliegue de seguridad que se mantiene en Cataluña. La Policía lidera el dispositivo dentro del recinto aeroportuario y los Mossos d'Esquadra mantienen un primer perímetro de seguridad.

De momento no se han producido cargas policiales relevantes , más allá de escarceos. La situación de tensión se alarga y ese es precisamente el principal foco de inquietud, ya que los mandos policiales son conscientes de que esa situación no se puede prolongar mucho más en el tiempo, porque se trata de una infraestructura crítica.

Los independentistas han comenzado a llegar al aeropuerto desde la una y media de la tarde , media hora después del llamamiento de Tsunami Democratic. Se trataba de un órdago al dispositivo policial, que no obstante ya había previsto una situación de estas características.

El metro hasta el aeropuerto fue suspendido durante algo más de una hora , si bien posteriormente se decidió su apertura. De la misma forma, la Policía impedía el acceso a las instalaciones salvo que se tuviera tarjeta de embarque, se demostrara que se iba a buscar a alguna persona o se tratara de una persona discapacitada.

A las cinco y media de la tarde los mandos policiales estaban «muy preocupados» por la situación en El Prat, ya que seguían llegando secesionistas y la situación podía desbordarse en cualquier momento. Al menos, la lluvia que ha comenzado a caer puede ayudar a las Fuerzas de Seguridad.

En esos momentos los Mossos d'Esquadra han comenzado a hacer algunas cargas en cumplimineto del dispositivo de seguridad acordado por los mandos policiales, según el cual la Policía autonómica, como responsable del perímetro exterior, es la primera en intervenir. La Policía solo lo hará si los Mossos se ven desbordados o solicitan su ayuda.

Incidencias en Gerona

«Las calles serán siempre nuestras». El grito de guerra del independentismo se volvió a escuchar en Gerona. Lo cantó, a coro, una comitiva secesionista engordada a base de adolescentes que encontraron en la causa independentista una buena excusa para no ir a clase. La estación de tren fue el primer objetivo. Como si fuera una peregrinación, los manifestantes, ataviados con banderas esteladas, camisetas y lazos amarillos o cualquier otro distintivo propio de su causa, irrumpieron en la terminal ferroviaria. Rápidamente tomaron las vías del tren convencional, pero no pudieron acceder a las plataformas del AVE, blindadas por agentes de los Mossos -en el exterior- y de la Policía Nacional -dentro de las instalaciones-.

El aeropuerto de El Prat, colapsado esta tarde Jaime García

Y como no era fácil interrumpir el servicio ferroviario, al menos para «aficionados», entraron en juego los CDR. Justo cuando el hambre empezó a hacer mella entre los manifestantes, que comenzaban a flaquear y a marcharse de la estación a la hora de comer , los radicales reventaron las vallas que protegen el AVE en la zona sur de Gerona y se colaron en las vías. Por si fuera poco, arrojaron escombros y sacos que hicieron arder sobre el trazado del tren y, de manera inmediata, el mensaje llegó a la estación de la ciudad.

«Esto va a ser una puñetera mierda otra vez» , le decía apresurado un padre a su hijo. No iban a poder coger el tren hasta nuevo aviso porque los antisistema, siguiendo al pie de la letra las órdenes de Quim Torra, volvieron a «apretar». «Teníamos que ir a Tarragona pero no podemos», lamentaba Mario, un veterano turista, desde una esquina de la terminal, el hueco que él y su mujer habían escogido para colmarse de paciencia visto el panorama. La escena de trabajadores o viajeros resignados se repetía por todo el vestíbulo , del que continuaban saliendo los integrantes de la protesta.

Un barrio sin ley

Puertas afuera, el barrio de la estación era un descontrol. Los manifestantes decidieron cortar la cercana calle de Barcelona, una de las principales arterias de Gerona, en dos puntos, lo que obligó a la Policía Municipal a derivar el tráfico por itinerarios secundarios, para malestar de los conductores y, también, de los vecinos que respetan sus ideas pero que no cortan calles en ocasiones así. «La gente que tiene que ir a trabajar no tiene derecho?», se preguntaba una de estas vecinas cuando llegó a la altura de la barrera humana secesionista que bloqueaba un cruce de calles. Por entonces, esta avenida, con cuatro carriles para la circulación de vehículos, ya era un paseo peatonal por el que desfilaban vecinos con esteladas al hombro o anudadas al cuello. Pese al grito de guerra, esa fue la única calle de la que se apropiaron los independentistas .

Más allá, y con permiso de algún atasco, la ciudad estaba tranquila. Los turistas paseaban por el casco histórico donde, al igual que en otros barrios periféricos -y salvo por los lazos amarillos colgados en los balcones-, la condena a los líderes del procés pareció no haber importado demasiado. O, al menos, no más que las tareas cotidianas propias de un lunes de octubre en Gerona.

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