Lentejas sin importancia

En Moncloa se trabaja a medio gas desde que comenzó la actual Legislatura. Tras cuatro años con la actividad vertiginosa que requerían las leyes de reformas y otro año mas de campañas electorales, el ritmo laboral ha descendido de manera llamativa. El personal de confianza tiene tiempo para visitar el gimnasio a diario, las luces de los despachos importantes empiezan a apagarse a las siete de la tarde. Al Congreso únicamente se envían los decretos ley imprescindibles, muchas transposiciones de normativas europeas, con la perspectiva de que sean tumbadas por toda la oposición, como ha sido el caso de la estiba. No porque la mayoría de los partidos estén en desacuerdo con su contenido, sino por aprovechar la oportunidad de recordar al Gobierno su minoría.

La principal actividad de Rajoy en estos momentos es precisamente la que mejor se le da: esperar a ver que pasa. Qué pasa con el desafío independentista catalán y qué pasa con la lucha por el liderazgo del PSOE. Como ya se demostró en el año bielectoral, la economía se recupera sola con tal de que el Gobierno del PP prometa estabilidad. Para abordar los grandes debates pendientes, desde los presupuestos a las pensiones o la financiación autonómica, el Gobierno necesita el apoyo de los socialistas... o convocar nuevas elecciones.

Esa es la desgracia de Ciudadanos, recuerdan en Moncloa, que como no tienen suficientes escaños para sumar una mayoría parlamentaria con el PP, deben resignarse a contemplar cómo los populares buscan a los del PSOE continuamente. Demasiado pendientes de los titulares de prensa, necesitan contentar a su parroquia con desplantes como el de Murcia. El PP les comprende. Ellos tambien tienen una clientela que recuerda lo mal que se portaron con Rita Barberá para dejar de apoyar a un alcalde imputado, y desimputado después, diecisiete veces.

Curri Valenzuela