Bildu ataca al Rey y a la democracia ante el silencio de Sánchez

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La política independentista, socia necesaria de Sánchez en la investidura, definió a España como un estado «en el que existe una cultura muy enraizada de aplicar recetas autoritarias a los problemas políticos» y señaló el discurso pronunciado por Don Felipe tras la declaración de independencia de Cataluña como «una de sus expresiones más evidentes».

«Apeló claramente a conformar un bloque político y mediático capaz de profundizar en la contrarreforma autoritaria. No nos llamamos a engaño: esa voluntad sigue intacta», continuó, mientras la bancada del PP estallaba al grito de «terrorista», «asesinos», «pide perdón» y «¡viva el Rey!».

El líder de la oposición, Pablo Casado, pidió entonces a la presidenta de la Cámara que obligara a Aizpurua a respetar al jefe del Estado pero no tuvo éxito. Meritxell Batet dio su respaldo a la portavoz independentista primando la «libertad de expresión» y el ejercicio del «pluralismo político» por encima del respeto a terceros, en este caso, las instituciones del Estado, y le permitió continuar con su discurso. Aizpurua tomó de nuevo la palabra recomendando «tila» a la bancada popular mientras los diputados de ERC le aplaudían con énfasis.

Tampoco Sánchez ha salido en defensa de Don Felipe durante su respuesta a la portavoz vasca. Al contrario, ha cargado contra el «reaccionismo» y el «valladar» del PP sin cuestionar ninguna de las afirmaciones hechas por Bildu. Ha defendido que el «proceso de democratización está intrinsicamente ligado al proceso de descentralización en España», con su diversidad, que entiende que se contempla en el artículo 2 de la Constitución.

Los únicos atisbos de crítica han sido cuando le ha pedido «ser conscientes de que la sociedad vasca es plural», pidiéndole «no diferenciar entre buenos ni malos». Sin entrar en ninguna de las consideraciones que ha hecho Bildu sobre la democracia española, y ha terminado diciendole que «agradezco al menos que ustedes faciliten con su abstención la formación de un Gobierno de España».

Aizpurua también salpicó su intervención de alusiones al franquismo y ataques a la democracia española, y llegó a considerar la Transición como un proceso que «convirtió de la noche a la mañana a fascistas en demócratas, además de sustentar un pacto de impunidad para los estamentos policiales, militares, judiciales y económicos que sostuvieron el franquismo».

Tras el baile parlamentario entre el candidato socialista y la política independentista, el presidente del PP, Pablo Casado, ha pedido la palabra para cargar contra el silencio Sánchez: «No ha defendido ni la constitución, ni al Rey de España ni a las víctimas del terrorismo».

Casado, que se tocaba el corazón y musitaba 'qué vergüenza' mirando a  Sánchez durante el discurso de Bildu, ha calificado el discurso como «lo más injurioso» y «la intervención más nauseabunda que he oído jamás en este hemiciclo» . El líder popular ha considerado «intolerable» e «inaceptable» que Sánchez responda atacando al PP en lugar de defender a las instituciones del Estado.

La bancada del PP al completo ha seguido ambas intervenciones con visible indignación desde sus escaños. Reclamando a la portavoz de Bildu que pidiese perdón por los crímenes de ETA. La portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, intentó también tomar la palabra durante la segunda intervención de Bildu. Algo que no permitió Batet, que tampoco atendió la petición de la vicepresidenta Ana Pastor de eliminar del diario de sesiones las descalificaciones al Jefe del Estado . Por su parte, el secretario tercero, el popular Adolfo Suárez Illana ha dado la espalda a Aizpurua durante toda su intervención. La intervención de Casado fue acogida con gritos de «¡libertad, libertad!» desde la bancada popular.

Tras Casado ha solicitado la palabra el diputado de Cs, Edmundo Bal, quien ha coincidido plenamente con el líder del PP y ha considerado «infame» la intervención de la política vasca. «Autoritarismo significa ser antidemocrático y no defender los derechos fundamentales», ha recordado. «Ha llamado al Rey fascista», ha denunciado.

Bal también ha mostrado la sorpresa de Ciudadanos por el silencio cómplice de Sánchez. «Hemos esperado con paciencia a que el candidato defendiese al Jefe del Estado que le ha encargado formar gobierno. No lo ha hecho», cargó.

La bronca ha terminado salpicando directamente a Batet a la que Casado advirtió de que «debería haber llamado al orden a Bildu» por descalificar y verter «conceptos injuriosos» contra la democracia española y sus instituciones.

El líder popular apeló al artículo 103 del Reglamento de la Cámara que establece, efectivamente, que los diputados serán llamados al orden «cuando profirieren palabras o vertieren conceptos ofensivos al decoro de la Cámara o de sus miembros, de las Instituciones del Estado o de cualquiera otra persona o entidad».

Lo mismo reclamó Bal instando a la presidenta de la Cámara a pedir a Aizpurua la retirada de sus manifestaciones ofensivas y su borrado del diario de sesiones. El diputado de Cs se encontró el aplauso tanto del PP como de Vox cuyo presidente, Santiago Abascal, había abandonado previamente el hemiciclo junto a los diputados José Alcaraz y Antonio Salvá, víctimas de ETA. A su regreso fue recibido con aplausos desde su bancada, replicados desde el PP y Cs.

Pero de nuevo la presidenta de la Cámara salió en defensa de la política independentista. «Hubo otras épocas en que efectivamente no se permitía la crítica al Gobierno ni a otras autoridades del Estado. Por suerte esa épocas han pasado», continuó en alusión a la dictadura franquista. «Hoy disfrutamos de una democracia plena y precisamente para garantizar precisamente esa democracia plena tenemos que garantizar la libertad de expresión en el interior de esta Cámara», zanjó. De nuevo la bancada del PP estalló en proclamas de «¡libertad, libertad!».

La tensión ha continuado después durante la intervención del Grupo Mixto al que pertenece al CUP, cuya portavoz Mireia Vehí, ha respaldado el ataque de Bildu al jefe del Estado. Tras ella el portavoz de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca, aprovechó para salir en defensa del Rey y cerró su intervención con un «¡Viva la Constitución! ¡Viva el Rey! ¡Viva España!», que ha sido secundado por los diputados del PP, Vox y Cs.