Tres encapuchados pintan y apedrean el negocio de la madre y la hermana de Abascal en Álava

En la tienda apareció el mensaje «Ea, hau gustoko duzun, faxista» (En euskera, «A ver si esto te gusta, fascista»). Además, los radicales lanzaron piedras contra la cristalera , aunque el propio Abascal destacó que no pudieron «quemar el comercio» ni romper las lunas porque están blindadas desde el año 1999, año en el que «los socios de Sánchez e Iglesias», dijo el de Vox, ya atacaron este mismo establecimiento.

A través de Twitter, Abascal denunció que «tres ratas encapuchadas» habían atacado el negocio de su madre y su hermana «dejando una pintada amenazante». «Mientras algunos se victimizan de manera falsaria, sus brigadistas atacan a los que previamente demonizan e incluso a sus familias », manifestó.

El mandatario de Vox recibió el apoyo de otros dirigentes políticos como el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz , quien exteriorizó su «más enérgico rechazo» ante un «asqueroso y cobarde ataque». En la misma línea, el coordinador de Ciudadanos Euskadi, José Manuel Gil , ha destacado que aún a día de hoy «la violencia sigue persiguiendo y atacando a todos los que se atren a pesar diferente» en la Comunidad Autónoma vasca «mientras otro lo niegan y miran hacia otro lado porque la democracia en el fondo les da miedo».

También desde EH Bildu en Amurrio han rechazado un ataque que consideran «inadmisible», aunque eso sí, evitan cualquier referencia al mandatario de Vox.

Idoia Mendia , secretaria general del PSE, ha destacado que «la pluralidad de ideas que preserva la democracia molesta a los que son incapaces de respetar sus reglas elementales». «Los ataques a las sedes de los partidos y los comercios particulares son una demostración de intolerancia que vamos a combatir, como siempre, con toda convicción», ha añadido.

Esta misma semana se han producido diversos ataques a sedes de partidos políticos en el País Vasco. El pasado viernes amanecieron con pintadas las oficinas de PNV, PSE y Podemos en Vitoria. En ellas se podía leer «Burgesiaren diktadura gelditu» («Parad la dictadura de la burguesía»). Los socialistas, que también denunciaron otro ataque en su sede de Tolosa (Guipúzcoa), advirtió de que este tipo de sucesos retrotraen «a un pasado que nunca debió producirse».