España registra su peor dato de libertad económica entre los países desarrollados desde 1998

Este índice agrupa doce componentes en cuatro categorías entre los que se encuentran, entre otros, los derechos de propiedad, la eficacia judicial, el buen gobierno, la carga impositiva, el gasto público, la salud fiscal, la apertura comercial, etc. «España, con un valor en el índice de 2024 de 63,3 puntos mantiene la posición 31 de 38 en el ranking de la OCDE. Si consideramos el promedio de la OCDE como base 100, España presenta un resultado de 90,3 en el ILE 2024. Esta puntuación es un 9,7% inferior a la del promedio de los países desarrollados y un 23,7% inferior a la del país de la OCDE que presenta mejores prácticas en el ámbito de la libertad económica, en este caso, Suiza», destaca el IEE en su informe, presentado por su presidente, Íñigo Fernández de Mesa, y su director general, Gregorio Izquierdo.

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La posición relativa de España en los últimos puestos dentro de la OCDE se debe, en parte, al ámbito del tamaño del Estado, en el que se ha situado en la posición 34 de los 38 países más desarrollados. «Las históricas bajas puntuaciones obtenidas por España en esta área se deben especialmente al empeoramiento continuo de la salud fiscal, la cual hace referencia al ámbito presupuestario. De hecho, en 2024, España ha obtenido una puntuación de 0 en este último subcomponente, lo cual la sitúa en última posición junto a países como Italia, Japón o Estados Unidos. Esta puntuación es consecuencia, principalmente, de los elevados y crecientes niveles de deuda pública y déficit», recoge la institución.

El 'think tank' de la CEOE constata que la economía española se encuentra «claramente alejada de la mayor parte de los países desarrollados y se ha mantenido estancada en la evolución de este índice durante el último periodo, lo que es resultado de una falta de acción por parte de los poderes públicos para aumentar nuestra competitividad global en este ámbito». Un dardo al Gobierno de Pedro Sánchez, ya que además desde la pandemia el panorama no ha hecho más que empeorar.

La institución señala que, tomando en consideración las tres últimas décadas del índice y especialmente desde del Covid, «podemos observar una tendencia preocupante». Entre 1996 y 2004 España vivió un salto en términos de libertad económica que se vio frenado con la crisis financiera de 2012, para luego recuperarse entre 2017 y 2018. Después, la tendencia volvió a ser negativa «como resultado de un creciente intervencionismo que se ha reflejado en las clasificaciones de los tres últimos años».

En la pandemia y el periodo posterior de recuperación, en el que España ha tardado más en recobrar su economía pre-Covid, nuestro país no ha resultado bien parado. «El grueso del deterioro se produce en las variables dedicadas al tamaño del Estado, es decir, en la carga impositiva y, más especialmente, en las categorías de gasto público y salud fiscal. También empeoran los resultados de dos de las tres variables incluidas en el bloque dedicado a la apertura de mercados (a saber, apertura comercial y facilidad inversora). Asimismo, empeora la estabilidad monetaria», recoge el IEE.

Es por ello que la organización critica que es «evidente» que España «no va por el camino correcto en términos de liberalización económica, de modo que no puede sorprender que los resultados macroeconómicos estén por debajo de lo que cabría esperar». En este sentido, el IEE recomienda «tomarse en serio» la consolidación fiscal, moderando la carga fiscal y controlando el gasto público.

Yendo al detalle de las cifras, en la comparativa con el grupo de países de la Unión Europea, cuyo promedio en base OCDE=100 se sitúa en 99,2 puntos, España ha descendido una posición respecto al año pasado, ocupando, actualmente, la posición 23 de entre los 27 países que conforman la UE. «Este descenso se ha debido al empeoramiento del 2,6% del resultado de este indicador para la economía española con respecto al 2023, lo que ha provocado que, en este último año, Rumanía haya escalado por encima de España en términos de mejor libertad económica», señala el IEE. Respecto al promedio comunitario, el resultado de España ha sido inferior en un 8,9% y, al igual que sucedía en el caso de la OCDE, se encuentra muy alejada de las primeras posiciones del ranking, habiendo obtenido una puntuación un 23,4% inferior a la del país comunitario con mejores prácticas, en este caso, Irlanda.

Así las cosas, el peor comportamiento de nuestro país con respecto a la media de la OCDE como de la UE se debe a que en gran parte de los subcomponentes España obtiene un resultado más desfavorable: «Únicamente en seis de ellos presenta valores por encima de la media de la OCDE: derechos de propiedad, flexibilidad laboral, estabilidad monetaria, apertura comercial, facilidad inversora y solvencia financiera».

Asimismo, en el informe de este año se pone de manifiesto que la caída en términos de libertad económica respecto a la edición del año pasado ha sido más acusada en nuestro país que en la media de la OCDE, lo que agrava las diferencias. «Frente al descenso de un 1,3% en promedio en la OCDE, en España la libertad económica se ha deteriorado un 2,6%, aumentando, así, el diferencial de la economía española con respecto el conjunto de los países más avanzados», desgrana el documento.

En el conjunto del ranking de la OCDE, los resultados sitúan a Suiza en la primera posición, seguida por Irlanda y Luxemburgo. Tras ellos aparecen Nueva Zelanda y Estonia, cerrando así los cinco países que mejor aseguran la libertad económica dentro de sus fronteras en la región analizada.

El informe también estudia la llamada libertad de empresa, que la Fundación Heritage la define como el grado en el que el entorno regulatorio, así como las infraestructuras e instituciones de un país, limitan el funcionamiento eficiente de las empresas.

En este caso, España se sitúa en la mitad inferior del grupo de los países desarrollados, «lo que expresa un nivel moderado de libertad de empresa en nuestro país en cuanto a fomento de la iniciativa privada y apoyo a las empresas se refiere». En 2024, la economía española se ha situado en el puesto 24 de los 43 países considerados (OCDE y otros equivalentes), con 97,7 puntos, lejos aún de los 81,3 puntos que se obtuvieron en el valor de este índice en 2012.

El IEE indica también que la posición de la economía española ha mejorado su situación un 6% interanual en este sentido, pero «aún mantiene un amplio margen desfavorable con respecto a los registros de las economías más avanzadas en este ámbito en torno a un 14%. Si se considera el promedio de la OCDE como base 100, la media de la UE se sitúa en 99,2 puntos, mientras que España obtiene un valor de 97,7 puntos en 2024».

Relacionado con todo ello, el 'think tank' de la CEOE hace hincapié en que el marco normativo español «se encuentra rezagado con respecto al de los principales países desarrollados en cuanto al fomento de la inversión empresarial y al apoyo a la actividad de las empresas».