El Covid impulsa el pujante negocio de la telemedicina

Esta modalidad goza ahora de una salud de hierro y está en el punto de mira de startups, grandes aseguradoras, grupos hospitalarios… solo por hacerse una idea, la inversión en este tipo de soluciones casi se triplicó entre 2019 y 2020 a nivel mundial , según datos de StartUp Health Insights. En España, operaciones empresariales como la alianza entre Telefónica y el grupo estadounidense Teladoc Health , uno de los líderes mundiales en telemedicina, para lanzar un servicio de salud online, dan buena muestra de las oportunidades de negocio que ofrece el sector.

Desde lo más sencillo, las llamadas telefónicas con el profesional, hasta videoconsultas pasando por sistemas de telemonitorización o algoritmos que, tras una serie de preguntas, elaboran un prediagnóstico y establecen el nivel de urgencia. La digitalización en el ámbito de la salud avanza imparable y los expertos coinciden en que ha llegado para quedarse.

«En el siglo XXI es un sinsentido que te desplaces al médico ante cualquier síntoma cuando puedes tener un primer contacto digital en el que te tranquilice dándote el diagnóstico. Habrá visitas que seguirán siendo físicas, pero un montón no conducen a ninguna parte», apunta Luis Badrinas , CEO de Barcelona Health Hub (BHH) , una entidad sin ánimo de lucro fundada en 2018 cuyo fin es acelerar la transformación en salud digital, fomentando la interacción entre startups, corporaciones sanitarias e inversores. Cuenta que, durante la crisis sanitaria, la inversión en salud digital se ha disparado y algunas de las startups especializadas en telemedicina que componen el «hub» están cerrando importantes rondas de inversión.

Pero no solo las empresas emergentes han notado el auge de este mercado, sino también aseguradoras como Sanitas, que en 2020 registró 613.300 videoconsultas frente a las 26.881 de 2019. «Hubo un boom con el confinamiento, cuando gracias a la videoconsulta se pudo mantener la continuidad asistencial, pero una vez reabrieron nuestros centros médicos y hospitales, el número de videoconsultas no ha descendido y se mantienen en cifras superiores al 25% del total de consultas», señala César Morcillo , director del Hospital Digital de Sanitas, que está convencido de que la telemedicina continuará al alza porque «cuando los usuarios comprueban las ventajas de las herramientas digitales, las siguen usando».

Y es que la tecnología ofrece prestaciones que a veces escapan de la imaginación. El seguro digital de sanitas BluaU, por ejemplo, incluye soluciones de inteligencia artificial que, mediante la cámara del móvil, miden la frecuencia cardíaca o la presión arterial . O dispositivos «inteligentes», los llamados «wearables», que envían datos a una «app» mediante «bluetooth» para monitorizar en remoto al paciente.

La medicina evoluciona y la manera de prestar la atención, también. Y, a nivel de usuarios, la receptividad es cada vez mayor. Un informe de la consultora Oliver Wyman, publicado en marzo, revela que el 65% de los pacientes en todo el mundo están dispuestos a utilizar la telemedicina . «Las aseguradoras y los grupos hospitalarios ya estaban trabajando en ello, pero el Covid ha acelerado la adopción. Ahora existen múltiples empresas que están desarrollando plataformas y soluciones para que esta asistencia sea más completa. Es un marco para el crecimiento de muchísimas oportunidades de negocio y de nuevas empresa», explica Javier de la Lama , responsable del sector de seguros de Capgemini y presidente de la Comisión de Salud del clúster Madrid Capital Fintech.

Se trata de un sector donde tiene cabida un amplio abanico de actores . Están profesionales sanitarios, aseguradoras, grupos hospitalarios, plataformas digitales que dan asistencia remota, fondos de inversión especializados e incluso telecos, como Telefónica, que desembarcó en esta actividad el pasado mes de septiembre de la mano de Teladoc. Universidades y administraciones públicas también figuran en el reparto.

Este mercado cuenta en España con factores que lo hacen muy atractivo para invertir . El colectivo de mayores 65 años supondrá en 2033 el 25,2% de la población española; nuestra esperanza de vida es una de las más altas de la Unión Europea e incluso hay estudios que nos sitúan como el país más longevo del mundo en 2040 . Todo ello aumentará la demanda de servicios asistenciales para la tercera edad . «La única forma de gestionarlo es introducir tecnología en el sistema sanitario para hacerlo más accesible y sostenible de cara al futuro», asegura Carlos Nueno , presidente de Teladoc Health International. Si a estas circunstancias se le añade nuestra robusta red de telecomunicaciones –somos líderes europeos en despliegue de fibra óptica–, el alto grado de penetración de «smartphones» y el despliegue del 5G, la oportunidad para España es clara.

«Es una industria relativamente nueva y tiene de bueno que, por un lado, ayuda al paciente y hace que el sistema sanitario sea accesible para todos y, por otro, genera empleos, desarrollo tecnológico… y esto es imparable. En este sector España puede ser líder y, en parte, por eso Teladoc ha llevado su sede internacional a Barcelona. Es uno de los países donde vemos más recorrido», agrega Nueno.

La iniciativa privada y las aseguradoras han tomado la delantera. «Todas tienen sus desarrollos y van a seguir con ellos porque la telemedicina ya forma parte de nuestras vidas. En los próximos años se transformará a gran velocidad el modo de operar del sistema sanitario por esa innovación tecnológica», sostiene Manel Peiró , profesor y director del Institute for Healthcare Management de Esade.

En la sanidad pública, más allá de la atención telefónica, muy potenciada durante la pandemia, este modelo está menos desarrollado, limitándose a iniciativas y proyectos aislados. Pero los fondos de recuperación pueden ser una palanca clave para conseguir financiación y aupar a España al lugar que le corresponde. «Hay que aprovecharlos bien para transformar el sistema sanitario y prepararlo para lo que nos viene», indica Nueno. La colaboración público-privada adquiere gran valor . «Es uno de los hándicap de nuestro país. Nuestros dirigentes, de todos los colores, han de entender que si no favorecen las relaciones entre los dos sectores se desaprovechan recursos», incide Peiró.

Asimismo, algunos agentes del sector echan en falta un texto normativo específico donde se regule la telemedicina en España. Sin embargo, Blanca Escribano , socia responsable de Derecho Digital en EY Abogados, cree que la ausencia de normativa específica no tiene porqué ser un obstáculo: «Al ser un ámbito que implica tantos aspectos, si cada uno de ellos se regula bien por las normativas correspondientes, hacer un texto refundido ni beneficia ni perjudica». Es más, considera que, «es mucho más dinámico que se vayan regulando los aspectos que se van modificando con la tecnología y no tener una cuestión estanca en un ámbito tan cambiante». En constante evolución, el Covid ha animado el interés en la telemedicina , un negocio de futuro que atraerá cada vez más inversiones.

Las redes 5G acelerarán algunas de las aplicaciones más ambiciosas de la tecnología al ámbito de la salud, como las operaciones teleasistidas . El último Mobile World Congress fue testigo de un hito histórico: el doctor Antonio de Lacy, jefe del Servicio de Cirugía Gastrointestinal del Clínic de Barcelona, guió, en tiempo real, desde el recinto donde se celebraba el congreso al equipo médico situado en un quirófano del Clínic durante una intervención colorrectal gracias al 5G, que permitió seguir la operación con retardos de apenas un milisegundo . El siguiente paso será no solo dirigir, sino intentar mover los instrumentos que se utilizan en el quirófano.

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La «vacuna digital» contra los desplazamientos innecesarios

Un niño se siente mal en el colegio. La tutora concierta en unos minutos una videoconsulta con un pediatra que, aunque está a kilómetros de distancia, puede escuchar los latidos del corazón del pequeño gracias a un fonendoscopio digital para auscultar en remoto. Los padres, a su vez, reciben un mensaje de texto informándoles de que se ha agendado una consulta para su hijo y pueden conectarse desde un enlace. No hace falta ni siquiera que el personal del centro reciba una formación específica . Como la comunicación con el doctor es en tiempo real, puede resolver cualquier duda sobre la utilización del dispositivo.

Este es uno de los servicios estrella de Ever Health , que pone a disposición de sus clientes un kit de telemedicina con herramientas para el diagnóstico, entre las que también se incluye una cámara de exploración, un pulsioxímetro, un tensiómetro o un termómetro. «Con este kit se resuelven el 92% de las consultas», asegura Rafael García , CEO de la compañía, fundada en 2015, y que opera en España y América Latina.

La empresa está en conversaciones con una aerolínea para incorporar a sus aviones un maletín con estos dispositivos para que, en caso de emergencia, un médico intensivista evalúe el riesgo de la situación. Además de esta solución, ofrece un chat para resolver consultas sencillas y el clásico servicio de videoconsulta. Todo ello, como destacan desde la firma, «con los máximos estándares de seguridad y de protección de la información, ya que tenemos la certificación ISO 27001 ». El equipo de Ever Health está formado por médicos, psicólogos, nutricionistas y «coaches», de modo que los clientes pueden contratar la tecnología con el servicio asistencial incluido o solo la tecnología.

La compañía, que desde su fundación ha facturado más de dos millones de euros en telemedicina y cuenta con una plantilla de 35 personas, trabaja con colegios y escuelas infantiles, aseguradoras (tienen acuerdos con Mapfre, Santalucía, Race y Chubb), empresas que contratan el servicio como alternativa al seguro de salud privado, residencias geriátricas y centros comerciales. En España suman más de 200 clientes y su próximo objetivo es entrar en el nicho de los hoteles. « El futuro de la telemedicina es desaparecer porque pasará a formar parte de la praxis habitua l», dice García.

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Un evaluador de síntomas para plantar cara al peligroso «doctor Google»

El procedimiento es habitual. Ante la aparición de un dolor nunca antes experimentado muchas personas consultan páginas de internet de dudosa procedencia para averiguar qué les ocurre, con el peligro que ello conlleva. La «startup« Mediktor se ha propuesto sustituir al «doctor Google» con un asistente médico basado en inteligencia artificial para el triaje, el prediagnóstico y el soporte a la decisión clínica capaz de identificar 800 enfermedades , las más prevalentes en la atención primaria (en marzo incluyeron el coronavirus y crearon un test específico). El usuario explica los síntomas con sus propias palabras, el sistema le hace una media de 14 preguntas y le indica un listado de posibles enfermedades, el nivel de urgencia y el servicio más adecuado.

La tecnología, disponible en 13 idiomas, está clínicamente validada con un acierto del 91,3% y pueden utilizarla particulares (en la página web o en la «app») o contratarla empresas, desde aseguradoras hasta hospitales, proveedores de servicios de salud, compañías de telemedicina o farmacéuticas, ya que se trata de una solución «Software as a Service» integrable en cualquier interfaz. Hasta la fecha tienen más de 50 clientes con los que trabajan en 20 países . Instituciones sanitarias como el Hospital Clínic de Barcelona y la red de hospitales vinculada con la Universidad de Yale o aseguradoras como Savia y DKV son algunos de sus clientes más ilustres.

Cristian Pascual , CEO y cofundador de Mediktor, ha percibido un cambio de actitud durante 2020: «Las grandes corporaciones, que iban lanzando sus plataformas digitales sin mucha prisa, ahora lo ven como una necesidad en el corto plazo porque todo el mundo está buscando vehículos digitales». El año marcado por el Covid alcanzaron el millón y medio de evaluaciones de síntomas. «Hemos más que doblado la cifra de 2019», comenta Pascual. Durante el inicio de la pandemia estuvieron en conversaciones para ceder el uso de Mediktor de forma gratuita al Estado español, pero no prosperó. «Nos dijeron que no. La sanidad pública, a nivel de mentalidad, es la última en ver que la innovación puede producir grandes avances», lamenta.