¿Qué pasó con... Mari Carmen Vaz?

¿Cuáles son sus funciones en la Federación Española?

Los servicios médicos son un equipo multidisciplinar. Yo soy la médica y la que lo dirijo. Trabajamos junto con fisioterapeutas, preparadores físicos, psicólogos, nutricionistas...

Mucho trabajo a distancia, entonces.

Sí, pero es un trabajo a distancia muy cercano gracias a la cantidad de medios que tenemos, con grupos, llamadas, videollamadas... Estamos muy al día con todos los deportistas para que a ninguno le falte de nada.

¿Cuál es su ocupación principal?

Trabajo como médica del deporte para la Junta en el Centro Andaluz de Medicina del Deporte, que tiene ocho sedes y yo estoy en Cádiz, en Bahía Sur. Llevamos a todos los deportistas de alto rendimiento y federados de la provincia.

A Blanca Manchón y Marina Alabau las conocerá bien.

Son casi dos hermanas mías. Cuando yo todavía navegaba ellas estaban empezando.

Pero usted fue la pionera de las sevillanas...

La realidad es que fui la primera sevillana que fue a unos Juegos en mi modalidad. Después han estado Blanca, Marina, Marina, Marina de nuevo y otra vez Blanca, así nos hemos ido turnando las tres sevillanas. Las tres hemos salido del Club Náutico Sevilla.

¿Qué significaron Pepe Lorente y Paco Manchón en su carrera?

Sin Paco, que me llevaba a todas las regatas, ni Pepe, que me llevaba la preparación física, seguramente no habría podido tener la trayectoria que tuve. Y quizá entonces tampoco habría sido médica de la Federación. Luego tuve a González Badillo, que fue mi otro preparador, pero Pepe y Paco fueron los primeros que me ayudaron. Pepe nos decía que sin la base del trabajo físico en tierra no íbamos a rendir bien en el agua. Eso nos ayudó mucho.

¿Ha habido un gran avance en el mundo de las regatas respecto a aquellos años?

El avance ha sido brutal. Ahora todo se cuida de una forma mucho más integral. No es sólo el agua, sino la preparación física, el descanso, la dieta... Ahora nadie piensa que un deportista de alto nivel no pueda llevar una buena nutrición. Pero sobre todo, antes no le dábamos casi importancia al descanso y la recuperación, el entrenamiento invisible.

¿Cómo de competitiva era la clase Mistral?

A nivel nacional no éramos muchas. Había una chica, que había ido a Barcelona y Atlanta, y llevaba muchas regatas internacionales. Nos llevaba mucha distancia. Cuando dejó de competir y pude clasificarme para los Juegos, decidí entrenarme con un grupo de extranjeras. Formé un grupo con una israelí, una griega, una polaca y una inglesa. Éramos competidoras, pero también amigas, y eso me hizo subir un poquito el nivel.

¿De Sídney qué recuerdos guarda?

Guardo buenísimos recuerdos de la villa y el desfile, que fue impresionante. También que vinieron mis padres y algunos amigos a verme. Cuando acabaron los Juegos, nos quedamos un mes recorriendo Australia.

Después de Sídney siguió unos años más...

Seguí compitiendo porque el mar me apasiona. Han pasado veinte años y yo sigo saliendo al mar cada día, a hacer surf o navegar. Encontré este trabajo en Cádiz y me vine a vivir aquí porque sabía que mi vida estaba cerca del mar.