Rubiales y su tío, cara a cara en el juzgado durante más de seis horas

Ambas partes llegaban sobre las 10.30 a los juzgados de la madrileña calle Princesa. El primero en hacerlo ha sido el presidente de la RFEF, acompañado de sus abogados y numerosos colaboradores, varios de los cuales han declarado como testigos. Poco después aparecía su tío Juan con un grupo mucho más reducido.

Ambos han esperado durante más de una hora en una sala repleta de ciudadanos y abogados que aguardaban su turno para otras causas. No se han dirigido la palabra y apenas han cruzado miradas. El abogado y algún acompañante de Rubiales han tenido un enfrentamiento verbal con una mujer que aprovechó para hacerles una foto dentro de los juzgados.

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El juicio se ha celebrado minutos después de que acabara sin acuerdo el segundo y último intento de conciliación entre ambas partes. Juan Rubiales reclama que su despido se declare nulo y por tanto que sea readmitido, además de una indemnización de 150.000 euros. Asegura que fue víctima de acoso y vulneración de derechos fundamentales porque, tras ser cesado como jefe de Gabinete, la Federación le apartó en unas oficinas alejadas de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid), donde está la sede la propia RFEF y del Museo y Archivo Histórico en el que se le reubicó.

Su abogado explica que Juan Rubiales fue arrumbado a unas instalaciones que «no eran dignas» por el mal estado en el que se encontraban, con goteras y sin calefacción. También que se le obligó a pedir permiso cada vez que quería ir a la sede de Las Rozas. Y que le ignoraban para las invitaciones de los eventos federativos, como partidos de la Selección o las finales de la Copa del Rey.

La defensa de Rubiales, por su parte, niega todo lo anterior e insiste en que fue él quien nombró a este veterano periodista de Antena 3 como «su persona de máxima confianza» tras ser elegido presidente de la RFEF a mediados de 2018. Y que lo cesó en agosto de 2020 por una acumulación de episodios protagonizados por Juan Rubiales que provocaron la pérdida de esa confianza.

Entre esos «incidentes» que ha citado el abogado de la Federación hay uno que habría ocurrido durante un viaje a Sevilla con Luis y Juan Rubiales, además de otros directivos. Todos ellos se pararon en un gasolinera a la hora de la comida y, durante la misma, se produjo una discusión en la que, según la defensa de la Federación, Juan dio un puñetazo en la mesa, tiró un plato y se fue andando por la carretera.

La gota que habría colmado la paciencia del presidente de la RFEF fue una reunión en la que su tío dijo haberse reunido con la Casa Real para fijar las fechas de las finales de Copa del Rey de 2020 y 2021, que se celebraron en la misma temporada por la pandemia. Su sobrino y otros federativos le recriminaron que actuara por su cuenta y que es la RFEF la que decide las fechas de esas finales. Según el abogado de la Federación, Juan Rubiales también salió de esa reunión de forma intempestiva y amenazando con que «cojo y dimito». Fue entonces cuando su sobrino Luis decidió cesarle él antes de que dimitiera.

En ese punto el abogado de la RFEF ha reconocido que quizá lo mejor y más fácil para Rubiales hubiera sido prescindir de su tío ya en 2020, cuando le cesó como jefe de Gabinete. Sin embargo, ambas partes negociaron entonces una solución intermedia con dos condiciones: mantenerle la categoría de director y su sueldo de 136.000 euros brutos al año. Así lo han apuntado la defensa y responsables de la Federación durante este juicio.

El abogado, incluso, señala que, si Luis Rubiales hubiera despedido a su tío hace dos años, la Federación sólo hubiera tenido que indemnizarle con 25.000 euros, mientras que en todo ese tiempo que le ha mantenido en otro cargo le ha costado 300.000.

Además, la RFEF defiende que el despido de Juan Rubiales fue procedente porque habría cometido una infracción «muy grave»: filtrar información a varios periodistas coincidiendo con los escándalos mediáticos que han protagonizado su sobrino y la Federación en el último medio año.

De hecho y tras desvelar 'El Confidencial' algunos de esos audios, como el de Rubiales y el ya exbarcelonista Gerard Piqué sobre la Supercopa en Arabia Saudí, su tío Juan denunció ante la Fiscalía Anticorrupción algunas irregularidades de las que se acusa a su sobrino, como una fiesta en la localidad granadina de Salobreña en 2020 supuestamente pagada con fondos de la RFEF. Según la defensa de Luis Rubiales, su tío presentó esa denuncia cuando ya sabía que la Federación le estaba investigando por esas filtraciones, para lo cual accedió a su correo electrónico profesional.

La RFEF inició esa investigación interna el pasado mes de mayo tras poner detectives a Juan Rubiales para que le siguieran. Según la versión federativa, estos pudieron comprobar que mandó desde su correo datos a una copistería cercana a su puesto de trabajo, en la que habría impreso documentos que ese mismo día llevó a una reunión con periodistas en un hotel madrileño.

Otro de los momentos destacados de esta sesión maratoniana es cuando un Juan Rubiales visiblemente afectado no ha podido aguantar las lágrimas durante las declaraciones e interrogatorios de los testigos. Empezó negando con la cabeza algunas de esas intervenciones y terminó derrumbándose emocionalmente, hasta el punto de que la jueza le preguntó si se encontraba bien y necesitaba ayuda. Respondió que sí entre sollozos y la sesión pudo continuar.

La Fiscalía ha querido escuchar a todas las partes antes de fijar postura al final de la sesión. Y lo ha hecho para inclinarse a favor de las tesis de Luis Rubiales y la RFEF, ya que ha pedido que se desestime la demanda por considerar que el despido fue procedente y que no hubo acoso o vulneración de derechos fundamentales contra su tío Juan.

El caso ha quedado visto para sentencia a la espera de lo que decida la titular del Juzgado de lo Social Número 3 de Madrid. Así ha acabado un juicio que se ha prolongado durante seis horas, con apenas 15 minutos de descanso y con los protagonistas sin poder salir ni comer hasta bien pasadas las cinco de la tarde.