Atletismo / Mundiales de Tokio
Noah Lyles triunfa en un hermoso 200
El estadounidense logra su cuarto titulo mundial en una final vibrante y en progresión
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Noah Lyles, con su medalla de oro en el 200
Los 100 metros ya se le quedan cortos. Noah Lyles, 28 años, actual campeón olímpico del hectómetro, voló otra vez en la final de los 200 metros (ya lo había hecho, de forma sorprendente e innecesaria, el día anterior en semifinales) y ha sido ... capaz de vengar su derrota del pasado domingo, cuando los jamaicanos le hicieron morder el polvo en la distancia corta. El velocista de Florida, aquel muchacho que tuvo que abandonar las competiciones de gimnasia porque sus padres no podían pagarlas, ha demostrado que nadie puede superarlo en 200 metros. Cuando se pone a correr al máximo en la recta final, es un cohete imbatible.
Partía Lyles por la calle 6, con su nuevo peinado trufado de trenzas rubias y su show previo a la salida con el espectacular salto a pies juntos incluido. La curva fue una magnífica exhibición de potencia del jamaicano Levell, el nuevo descubrimiento en esta distancia. El caribeño entró en la recta por delante del pirata Bednarek, la otra gran baza estadounidense en la final. Y fue entonces cuando llegó el momento Noah Lyles.
Los metros finales de una carrera de 200 son siempre un test de resistencia, de aguante muscular. Cuando todos pierden velocidad, el que más la mantiene es el que toma ventaja. Ya no se trata de acelerar. Nadie acelera en los metros finales. Se trata de perder menos velocidad que los demás. Y en eso Noah Lyles es un maestro. Terminó la prueba a toda máquina y detuvo el cronómetro en 19.52, un buen crono aunque lejos de los 19.19 de Usain Bolt, un registro que aguanta ya 16 años en el libro de récords.
La plata fue para Bednarek con 19.58 y el bronce para Levell con 19.64. El botsuano Tebogo se perdió el bronce por sólo 0.02, claramente como consecuencia del error técnico de no haber inclinado el tronco hacia adelante en el último metro. Fue un bello 200 con cuatro velocistas descomunales luchando por la victoria. Lyles, que logró su cuarto título mundial en la distancia, demostró lo que ya sabemos: que es un gran competidor. Siempre saca su mejor versión en las grandes ocasiones.
Lyles se ha convertido en el nuevo modelo del atleta mediático por excelencia. Está siempre en el escaparate. Su presencia en las redes sociales es constante, su espectacularidad en las pistas lo ha hecho famoso e incluso los llamativos trajes que lleva a las competiciones lo han catapultado al mundo de la moda. Su contrato con Adidas se estima en torno a los 2 millones de dólares al año con gratificaciones aparte por la consecución de títulos y marcas. En Tokio acaba de potenciar su contrato y su caché.
¿Llegará Lyles en forma a los Juegos de Los Ángeles? ¿Aguantará en un buen estado hasta 2028? El de Gainesville contará entonces 31 años y tendrá mucha competencia dentro y fuera de sus fronteras.
Valentín Rocandio, el entrenador del campeón europeo Ander Garaiar y gran sabio de la velocidad indica a ABC que Lyles sí llegará bien a los próximos Juegos Olímpicos. «Yo no lo veo quemado aún y tampoco parece un atleta propenso a las lesiones. A mi no me gustan sus shows. Es un fantasmón y un soberbio pero hay que reconocer que compite muy bien. Y el dinero que recibe de los patrocinios le mantendrá en activo muchos años».
En opinión de Rocandio, la estrategia seguida por Lyles en estos Mundiales ha sido muy inteligente. «Corrió la semifinal a tope y en eso fue muy listo. Lo hizo para acojonarlos a todos y le ha salido bien. Con la edad se pierde algo de calidad de sistema nervioso, pero se gana mucha en experiencia y en gestionar la competición». ¿Tiene futuro quizá en el 400? «No creo, no le veo en el cuatro. Tiene un correr de fuerza. Para correr 400 metros hay que ser más económico, más fluido». El 200 es su patria. Lo acaba de demostrar en Tokio.