Atletismo
Jamaica vuelve a volar
Seville y Thompson doblegan a los velocistas estadounidenses en la final de 100 metros
María Pérez, la campeona que no se permite dudas
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Iniciar sesiónUsain Bolt disfrutó como un niño en las gradas del Estadio Nacional de Tokio. El mejor atleta de la historia (su récord de 9,58 segundos ya dura 16 años) parecía nervioso momentos antes de la final masculina de los 100 metros, como si ... quisiera bajar a la pista a probarse. Se escenificaba una vez más el habitual choque Estados Unidos-Jamaica, el inacabable duelo entre los velocistas técnicos formados en los equipos universitarios y los atletas del país caribeño, dotados de una velocidad natural.
El choque entre las dos potencias del esprint contó con una sorpresa de última hora. Cuatro africanos (uno de Botswana, otro de Nigeria y dos de Sudáfrica) se habían plantado en la final. Y uno de ellos protagonizó la noticia más triste de la final. Letsile Tebogo, el joven botsuano, sucumbió a los nervios y escapó antes del pistoletazo. A la calle.
De los cuatro candidatos al oro, los estadounidenses Noah Lyles y Kenneth Bednarek y los jamaicanos Oblique Seville y Kishane Thompson, uno de ellos se autodescartó en la misma salida. Bednarek, el pirata, el velocista de Wisconsin que había asombrado por su facilidad en la semifinal (corrió en 9.85 jugando con Thompson), echó por tierra todas sus posibilidades de medalla con una salida desastrosa que lo dejó muy atrás. El podio ya quedaba aclarado.
La final se resolvió con un completo dominio jamaicano. Seville salió muy bien, Thompson lo adelantó a los 30 metros y Seville volvió a ponerse en cabeza a los 60 metros para triunfar con unos excelentes 9.77 frente a los 9.82 de su compatriota. El pequeño, frágil jamaicano, de sólo 62 kilos de peso, superaba así a su compañero de selección, un armario de 85 kilos, rebosante de potencia en su zancada. La ligereza y la fluidez derrotando a la fuerza y la potencia, un desenlace que hizo recordar a la victoria de Pietro Mennea sobre Allan Wells en Moscú 80. Seville llegó a registrar velocidades superiores a los 43 kilómetros por hora en el ecuador de la prueba.
Lyles, el campeón olímpico reinante, se limitó a representar un papel secundario. Nunca estuvo en carrera y, aunque terminó con una buena progresión, hubo de conformarse con un bronce amargo en 9.89. Aún tiene los 200 metros y el relevo corto para dar algo de brillo a su actuación en Tokio.
La final femenina del hectómetro confirmó el nacimiento de una nueva era en la velocidad. Melissa Jefferson-Wooden, de 24 años, original de Carolina del Sur, protagonizó una formidable exhibición en la final. Dominó la prueba de principio a fin y se mostró en una clase superior a la de sus rivales. Paró el cronómetro en 10.61 (ya muy cerca del fantasmagórico récord de 10.49 de Florence Griffith) y se mostró con posibilidades de llegar a ser la próxima recordwoman mundial en este ciclo olímpico. Decepcionó y mucho el desempeñó de Julien Alfred, que se había mostrado fortísima en las rondas previas pero terminó en 10.84 la final.
El francés Gressier, con una recta final de dibujos animados, arrancó una gran victoria en los últimos metros del 10.000 remontando al etíope Kejelcha. Su aceleración final recordó a las del italiano Alberto Cova en los ochenta. Le ayudó, y mucho, que se tratara de una final extremadamente lenta, ganada en 28:55, y en la que el español Ndikumwenayo fue noveno.
Ingebrigtsen, fuera de las semifinales del 1.500
Era la gran incógnita de los Mundiales. Jakob Ingebrigtsen, campeón olímpico de 1.500 y 5.000 metros y una de las grandes joyas del atletismo mundial, llevaba todo el verano escondido en Saint Moritz. Una lesión en el tendón de Aquiles le había hecho renunciar a competir durante los meses de julio y agosto en las pruebas de la Diamond League. Llegó incluso a bromear diciendo que iba a correr los 3.000 obstáculos en Tokio… sin embargo, siempre se sospechó que iba a estar en los Mundiales. Y así ha sido. Noruega lo inscribió en 1.500 y 5.000 metros.
«Jakob se está entrenando y bien», comentaba Moha Attaoui a ABC en el mes de julio. «Eso te lo puedo asegurar yo, porque lo veo cada día en la pista», añadía el de Torrelavega. Finalmente Ingebrigtsen tomó la salida en las eliminatorias de 1.500 metros. Pero nunca estuvo en carrera. Salió en la tercera serie, corrió siempre a mitad de grupo y dio al principio la falsa sensación de ir conteniéndose para después cambiar de ritmo en la recta final. Pero el cambio nunca llegó. Jakob no tenía fuerzas y se mostró desconocido en los últimos metros. Entró séptimo en meta y quedó eliminado, fuera de las semifinales. Se duda si saldrá finalmente en los 5.000 metros.
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