Fútbol
La guerra desigual contra el racismo en el fútbol español
La falta de criterios uniformes para perseguir este tipo de actos, como se ha visto en los casos de Iñaki Williams y Vinicius, genera dudas sobre la utilidad de la Fiscalía de Delitos de Odio
Vinicius, el saco de boxeo del fútbol español
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Iniciar sesiónNunca una persona en España ha sido condenada por un delito de racismo vinculado al fútbol. Hasta este mes, ni siquiera se había procesado a nadie. Casualidad o no, el pasado 10 de enero-días después de que la Liga italiana diera ejemplo con ... una sanción inmediata a la afición de la Lazio por proferir insultos racistas contra Samuel Umtiti- el juzgado Número 2 de Primera Instancia de Cornellà de Llobregat (Barcelona) comunicó la apertura de juicio oral contra un aficionado del Espanyol acusado de proferir gritos racistas contra Iñaki Williams durante un partido contra el Athletic en el estadio de Cornellà-El Prat, el 25 de enero de 2020. El delantero hispano-ghanés aseguró ese día sentirse «humillado» por los insultos que recibió cuando abandonaba el campo de juego entre imitaciones del sonido característico de los primates.
El Ministerio Fiscal ha solicitado penas de hasta dos años de prisión para el acusado, K. B. G., así como una multa económica y la exclusión de cualquier estadio durante cinco años, por presunta violación de los derechos fundamentales y libertades públicas y un delito contra la integridad moral. El propio Williams acudió a ese juzgado a declarar y ratificar los hechos, en marzo de 2021.
La pregunta que se hacen el Real Madrid y muchos otros clubes, además de aficionados y diversos actores del mundo del deporte, es por qué la misma Fiscalía Especial contra los Delitos de Odio y Discriminación archivó la denuncia por insultos (constantes) a Vinicius Júnior en el Camp Nou el 24 de octubre de 2021, así como otra serie de incidentes racistas muy similares denunciados igualmente -sin éxito alguno- por LaLiga en los dos últimos años. Este mismo domingo, el brasileño tuvo que lidiar de nuevo con insultos y abucheos durante todo el partido en San Mamés.
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La pasada Navidad, Vinicius volvió a ser protagonista involuntario de la última jornada liguera de 2022 y tuvo que soportar gritos racistas desde las gradas del estadio José Zorrilla, en Valladolid, cuando fue sustituido. «Los racistas siguen yendo a los estadios y viendo al mejor club del mundo de cerca y LaLiga sigue sin hacer nada... Seguiré con la cabeza alta y celebrando mis victorias y las del Real Madrid. Al final, la culpa es mía», escribió Vini en Instagram después de aquel partido. Horas después, Javier Tebas, presidente de LaLiga, volvió a asomarse a Twitter: «En LaLiga llevamos años luchando contra el RACISMO. Vinicius es muy desafortunado, injusto y no es cierto publicar que LaLiga no hace nada contra el racismo, infórmate mejor. Estamos a tu disposición para que TODOS JUNTOS, vayamos en la misma dirección».
Criterios cambiantes
¿Por qué Iñaki Williams sí y Vinicius no, cuando ambos casos son tramitados por la misma Fiscalía de Delitos de Odio? El caso del Camp Nou es explicable por la falta de identificación del sujeto que llamó «macaco» al jugador brasileño. «Hay imágenes claras, está visualizado, pero el individuo no tiene ficha policial y nadie ha aparecido públicamente a confirmar su identidad», señalan fuentes oficiales. «Y el titular del abono no es la persona que le vendió la entrada. Por eso se archivó».
«Pero la preocupante realidad -según afirman a este periódico fuentes jurídicas especializadas- es que, a pesar del discurso dominante, no existen directrices claras en la lucha contra el racismo en el fútbol español; el fiscal de Barcelona aprecia carácter penal en una conducta y las fiscalías de Mallorca o Madrid archivan denuncias en casos idénticos porque opinan lo contrario. No hay un tratamiento uniforme a conductas similares».
Fuentes jurídicas lamentan que no existan directrices claras en la lucha contra este lacra
Mientras unas fiscalías aprecian carácter penal en los insultos racistas, otras archivan casos idénticos
Hay, en efecto, una serie de denuncias que siguen en fase de investigación y otras que han sido archivadas por la Fiscalía del Odio. En una de ellas reaparece Vinicius, por hechos ocurridos en un Mallorca-Real Madrid, y en la otra figura Nico Williams, hermano de Iñaki, por insultos recibidos en un Betis-Athletic. Ambos episodios tuvieron lugar el mismo fin de semana, 13 y 14 de marzo de 2022. Unos días antes, el jugador ecuatoguineano Carlos Akapo también fue víctima de agresiones verbales parecidas durante un Granada-Cádiz. El 18 de septiembre de 2022, dentro y fuera del estadio Metropolitano, antes y durante el partido Atlético de Madrid-Real Madrid, a Vinicius le llamaron de todo menos bonito: «Eres un mono», «tonto», «muérete ya»...
El tratamiento de los casos es dispar, como se verá a continuación. En el caso de Mallorca, la Fiscalía archivó la denuncia porque «la expresión y sonidos proferidos contra Vinicius, sin duda propios de actitudes soeces y deleznables, a la par que vejatorias y absolutamente rechazables, no parecen revestir inicialmente [...] dimensión penal pública». En el caso de Nico Williams, el fiscal estudió las redes sociales del denunciado y concluyó que «no es una persona que pretenda incitar al racismo, o que los gestos realizados pretendieran alcanzar tal fin [...] No sobrepasan la línea de la infracción penal». En cuanto a Vinicius en el Metropolitano, el caso fue archivado porque «no existe un acto concreto que imputar a una persona determinada y, una vez contextualizados los insultos de naturaleza racista, tampoco integrarían un delito contra la dignidad de la persona afectada del artículo 510.2 a) del Código Penal». (En el caso de Akapo, el Granada identificó al aficionado, quien además se presentó después voluntariamente en instancias policiales. Continúa en fase de investigación).
«Nosotros denunciamos semanalmente todos los posibles actos de violencia y no tenemos más competencias», señalan fuentes de LaLiga: «No tenemos capacidad sancionadora, esas competencias les corresponden al Gobierno o al Comité de Competición». Recientemente ha variado su estrategia: después del incidente de Vinicius en Valladolid ha decidido presentar su denuncia directamente ante el Juzgado de Instrucción, saltándose a la Fiscalía de Delitos de Odio, para poder iniciar así el proceso penal directamente.
Circular de la Fiscalía
Según público la propia Fiscalía en una circular en 2019, «los/las Sres./Sras. Fiscales habrán de valorar si la conducta del sujeto activo supone no sólo un trato desigual o discriminatorio [...] pues no toda discriminación reúne las características específicas que la cualifican como expresiva de un delito de odio. Para que concurra una infracción de odio será necesario, además, que la acción u omisión sólo pueda ser entendida desde el desprecio a la dignidad intrínseca que todo ser humano posee por el mero hecho de serlo. Supone, en definitiva, un ataque al diferente como expresión de una intolerancia incompatible con la convivencia. Precisamente por ello, serán objeto de persecución penal aquellas conductas que supongan una infracción de las normas más elementales de tolerancia y convivencia que afectan a los valores y principios comunes a la ciudadanía, invadiendo la esfera de dignidad propia de cualquier ser humano».
Otro destacado abogado del sector, que pide que no se le cite porque «prefiero evitar líos con la Fiscalía», se pregunta «qué utilidad tiene instituir una Fiscalía especializada en delitos de odio si luego no persigue estas conductas. ¿Qué diferencia hay con los insultos homófobos y los insultos racistas? Si esto no es odio, ¿para qué sirve? ¿No generan estas conductas alarma social e imitación? Incitan claramente al odio y a la hostilidad. ¿Qué hacemos, despenalizamos los insultos racistas? ¿O es que la tipificación depende de la sensibilidad del fiscal?».
El último informe de Antiviolencia registra un aumento de «actos racistas, xenófobos e intolerantes» en Primera y Segunda División, si bien constata un descenso en la actividad de los grupos de riesgo (ultras). No sería nada raro, coinciden las fuentes consultadas, que el aficionado de Cornellà reciba una sanción ejemplarizante que sirva, quizá, de punto de inflexión disuasorio para unos comportamientos que el fútbol español no termina de erradicar.
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