El Mundial de las arrepentidas

Estas cuatro incorporaciones refuerzan al bloque con el que Vilda ha estado contando en los últimos meses, cuando le tocó reconstruir casi desde cero a la selección tras el incendio que provocó que quince jugadoras, más el apoyo externo de las tres capitanas (Putellas, Jennifer Hermoso e Irene Paredes), renunciaran al equipo nacional mientras Vilda siguiese en el banquillo.

Un año y medio después, las tres capitanas han liderado también el diálogo con Vilda para encauzar el regreso de las demás, aunque con suerte dispar. Siete de ellas se mantuvieron en su postura inicial: Patri Guijarro, Mapi León, Claudia Pina, Lola Gallardo, Ainhoa Moraza, Nerea Eizaguirre y Amaiur Sarriegi. El resto, que sí enviaron la carta en la que se declaraban elegibles, condición indispensable exigida por la Federación para poder regresar, han sido descartadas por decisión técnica (Sandra Paños, Lucía García, Leila Ouahabi, Laia Aleixandri y Andrea Pereira). «No voy a entrar en hipótesis», declaró el seleccionador al preguntarle por cada uno de los casos. «Cuando he tenido todas las cartas encima de la mesa es cuando he decidido el nombre de estas treinta jugadoras pensando en las que mejor podían representar a España».

Vilda tampoco quiso entrar en detalles sobre el proceso que se ha seguido para la vuelta de Aitana, Mariona y Batlle, aunque deslizó que ha sido fundamental el trabajo de la Federación por satisfacer algunas de las exigencias de las jugadoras: «Ha habido conversaciones directas con ellas que nos han llevado a tomar esta decisión. Hay que poner en valor todo lo que se viene haciendo desde 2018. En la Federación nunca me han dicho que no a ninguna de mis peticiones en cuanto a viajes, comodidades... Tenemos las mejores condiciones. Hay un acuerdo de conciliación para que los familiares puedan estar con nosotros aunque el Mundial sea a miles de kilómetros. Estamos al mismo nivel que la selección masculina».

«Está claro que somos una de las aspirantes a este Mundial», dijo un Vilda arropado por Luis Rubiales desde la primera fila del Salón Luis Aragonés. El seleccionador afirmó estar en un gran momento anímico después de todo lo ocurrido. «Tenemos muchas ganas de llegar lejos, de competir en cada partido. Una victoria en un Mundial es una conquista. Esa frase que dije una vez, y que se malinterpretó, es el objetivo: ganar cada partido. Nos encantaría jugar siete partidos. Tenemos la máxima ambición».

Vilda, en definitiva, da por superada otra fase del incendio -«está prácticamente resuelto, faltan algunos detalles»- y España afronta el Mundial aún sin el mejor equipo posible, con varias ausencias destacadas del Barça campeón de la Champions, pero con mayores expectativas. El técnico ha conseguido minimizar, en gran medida, el estallido revolucionario que comprometió muy seriamente la salud del equipo nacional hace apenas unos meses. Es un triunfo del técnico, que con el apoyo de Rubiales se ha mantenido firme en su postura. Si esto era un pulso, han salido perdiendo las jugadoras. Muchas querían su cabeza, pero el entrenador será el primero en bajar del avión de la delegación española que el próximo 6 de julio viaje a Nueva Zelanda.

Queda por ver cómo afecta esta situación a la relación entre las internacionales, si la herida es profunda o apenas ha provocado un rasguño. También será tarea de Vilda solucionar eso y recuperar la unión, fortalecer el grupo y afrontar el Mundial sin problemas exógenos. «Venimos de una trayectoria larga preparando un equipo», aseguró el técnico, en un intento por reforzar a las futbolistas que sí le han acompañado en los últimos meses. «Va a haber tranquilidad, concordia y armonía. Luchar por un Mundial es un gran motivo para estar todos juntos».

Por delante queda una larga concentración. Primero, en Benidorm, a donde la selección nacional llegará el 19 de junio. Luego, en la Ciudad del Fútbol, en la que se decidirá el 30 de ese mismo mes la composición definitiva de la lista de 23. Solo un día antes, el 29, habrá un amistoso en Avilés ante Panamá que servirá para aclarar dudas.

Después, el grupo definitivo viajará a Dinamarca, donde el 5 de julio disputará un amistoso ante la selección de ese país. Desde allí viajarán a Nueva Zelanda para iniciar el proceso de aclimatación y jugarán un último amistoso ante Vietnam antes del debut del 21 de julio, ante Costa Rica en el Estadio Regional de Wellington.