Jude Bellingham, coronado con un premio que ya se le queda pequeño

De blanco ha demostrado, además de su calidad, que es un auténtico líder. No solo no ha necesitado adaptación para hacerse a un club de la talla del catorce veces campeón de Europa, sino que está sacando brillo a la idea de Ancelotti para encajarlo en su once titular, una nueva posición en la que se está desenvolviendo como pez en el agua. Bellingham lo tiene todo para irse del Real Madrid dentro de 15 años con una vitrina repleta y un puesto de honor entre los mejores jugadores de la historia del club. Quienes le vieron ya le comparan por peso y juego con Di Stéfano, sobrepasando incluso a un titán reciente que aún se refleja en la retina de los aficionados como es Cristiano Ronaldo.

Las sorprendentes exhibiciones del inglés no han llegado a tiempo para pelear la última edición del Balón de Oro. Si mantiene el nivel pugnará por el dorado esférico los próximos años, sin duda. Pero de momento tendrá que conformarse con el Premio Raymond Kopa a mejor futbolista joven del mundo, una suerte de Balón de Oro sub-21. Una distinción a la que se unirá en diciembre el prestigioso 'Golden Boy' premio que organiza y otorga desde 2003 el diario italiano 'Tuttosport', y del que ya fue finalista las dos temporadas anteriores, en las que se vio superado por los azulgranas Pedri y Gavi.

«Estoy impresionado por lograr un premio que ganaron jugadores tan importantes en el pasado. Este trofeo es muy importante para mí. Seguiré jugando e intentando conseguir más logros en los próximos años», comentó Bellingham al recoger el trofeo.

«Me quedan muchos años para lograr lo que consiguió Zidane, pero es un jugador que me inspiró», declaró Bellingham preguntado por el número 5 de su camiseta en el Madrid y elk que fuera su ilustre portador. El inglés tuvo un sincero agradecimiento para sus clubes y su selección, así como para sus compañeros, desde el escenario.

Indiscutible ganador en esta ocasión, estos premios a mejor jugador sub-21 se le quedan ya pequeños a Bellingham, que este mismo fin de semana fue capaz de decidir por sí mismo todo un clásico Barcelona-Real Madrid. En el césped del Estadi Olímpic Lluís Companys el de Birmingham se erigió en líder de un equipo entre cuyos compañeros había algunos como Modric que ya eran profesionales cuando él acababa de nacer. Una actuación que coronó con un gol de pillo al estilo de los que hacía Raúl González, otro mito madridista, y un cañonazo que clavó la pelota en la red de Ter Stegen y a millones de madridistas en el techo de sus casas.

Lo del clásico fue la guinda a un comienzo de temporada de ensueño, con diez goles en diez partidos de Liga que le han valido doce puntos al Madrid de Ancelotti de manera directa. Un peso que ha exportado también al continente, pues sin sus goles al Unión Berlín, Nápoles y Braga el Madrid tendría siete puntos menos. En total, 13 goles en 13 partidos que le acercan a convertirse en el futbolista inglés con más goles con la camiseta blanca apenas tres meses después de su debut. Pronto Cunningham (20), Beckham (20), Owen (16) y McManaman (14) verán a su compatriota dejar sus registros en la cuneta de la historia.

A la par que sus récords vestido con la camiseta blanca se disparan sus cifras. Al Santiago Bernabéu llegó en verano con un valor de mercado de 120 millones de euros, una barbaridad de dinero que hoy se ve como una ganga comparados con los 150 en los que está tasado ahora y con la valoración que puede alcanzar a final de temporada, quizás parejo a los 180 millones de los Mbappé o Haaland.

Y si en lo deportivo Bellingham se acerca al recuerdo de mitos madridistas de otros tiempos como Di Stéfano o Cristiano, en lo social es evidente que casa con las nuevas generaciones y el fútbol mediático y de redes sociales que se estila en los tiempos que corren. El 13 de junio, el día antes de anunciarse su fichaje por el club blanco, tenía 10'7 millones de seguidores en Instagram. Esta semana estaba ya en los 20'5 millones, doblando prácticamente sus seguidores. Y en X, la red social antes llamada Twitter, ha pasado del millón de a 1.660.000. un 66% más.

Basta con acudir a un partido en el Bernabéu para comprobar la pasión que Bellingham ha despertado entre los aficionados madridistas, que eligen en su mayoría el dorsal número 5 del inglés para vestirse de blanco. Porque lo que hace apenas un año era el Madrid de Vinicius ha mutado, casi de la noche a la mañana, en el Madrid de Bellingham.