Emiliano Martínez, maestro del ‘trash talk’ y nuevo héroe de la selección argentina

Esta Copa América no está siendo normal. El continente está sometido por la pandemia y los jugadores, en la previa del torneo, sentían que era una imprudencia que se disputara cuando la situación sanitaria era (y es) delicada. Pero ya hace bastantes años que el fútbol es un negocio, un instrumento político. La Copa se está disputando en estadios completamente vacíos , desangelados, que muestran una imagen de Brasil contraria a su alma mater festiva. Pero como ya sucediera en los estadios de la Liga en estas temporadas pandémicas, el silencio del graderío permite a los micrófonos recoger las conversaciones entre jugadores de élite, que, por otra parte, poco distan de las chanzas y los piques del fútbol regional.

Cuando la semifinal entre colombianos y argentinos terminó en tablas, llegaba el momento de los lanzamientos de penalti. El silencio ambiental presentaba una batalla aún más psicológica entre el lanzador y el guardameta; momentos cuando una mirada, un comentario, o un gesto de trilero deciden partidos. Y, en ese duelo mental, el 'Dibu' se hizo enorme. Desde el inicio de la tanda trató de desequilibrar la psique de los lanzadores utilizando el ‘ trash talking ’, que pese ser un término anglosajón amasado en la NBA, no es otra cosa que faltar el respeto al rival verbalmente.

Se reía de ellos, les recordaba sus errores del pasado y les decía que iban a volver a fallar. Un maestro de la desestabilización. En el primer penalti le anunció al tirador, Davinson Sánchez, que se lo iba a parar. Era cierto, así fue. Con empate a uno en el marcador, el tercer penal colombiano lo iba a lanzar el ex del Barcelona Jerry Mina , que suele celebrar sus goles haciendo bailecitos. «No te da para festejar no, te veo nervioso. Mirá que está un poquito adelante la pelota. Sí, sí hacete el boludo, ya te conozco a vos, te gusta. Te reís de los nervios . Mirá que te como hermano, mirá que te como hermano», le decía Martínez en los instantes previos a atajarle el disparo.

Tras el fallo de Mina y el gol de Paredes, la tanda situaba a los sureños por delante en el marcador (3-2). Miguel Borja tenía la oportunidad de empatar. “ Estás cagado, estás cagado ”, le esputó el meta del Villa. Borja anotó, pero Lautaro volvió a adelantar a los argentinos. La pena máxima decisiva, la que dejaba viva a Colombia, pertenecía al experimentado Edwin Cardona. A él, Emiliano no le dirigió ningún improperio. Le miró fijamente, despejó su lanzamiento con firmeza y, exultante, corrió a festejar con sus compañeros.

Argentina, a la final gracias a la frialdad de un portero metódico. “Fue duro, lo merecíamos. Por momentos se hizo difícil porque ellos se venían, pero tenemos al 'Dibu' que es un fenómeno . Estoy muy feliz por él, se lo merece”, decía, aliviado, Messi. La selección argentina sigue viva, el sueño de ver al capitán levantar un trofeo persiste. Un solo partido aleja al 10 del único objetivo de su carrera que se le resiste. El domingo, ante la anfitriona Brasil , tendrá la oportunidad de enmendar su tortuosa travesía con la albiceleste tras cuatro finales perdidas .