COPA DEL REY
Al Madrid no le aguanta el músculo
El Barcelona le vuelve a ganar en un partido intenso jugado con mucho físico por los blancos y con paciencia y serenidad por parte azulgrana
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
¡Pinto Pinto golgolito! gritaba eufórico el Bernabéu en vez del famoso pinto pinto gorgorito. Le hacía la ola al portero barcelonista porque al minuto 11 una cantada suya había pintado de color rosa el mundo madridista . El gol tuvo poco que ver ... con lo que sucedió durante toda la primera parte. Como se pensaba, Mou plantó el músculo en el medio campo, pero con variantes respecto a los hombres elegidos. En momento tan señalado, recurrió a su guardia pretoriana: Pepe, Carvalho, CR, Altintop, todos los portugueses y gente de uña y carne . Los otros también lo son pero estos son sangre cercana, ríos de fidelidad para plantar un encuentro a la contra. Pepe y Lass alternándose en el marcaje de Messi y todos detrás del balón, incluso Cristiano, que apareció más veces tapando a Alves que en posiciones ofensivas. [Narración: así hemos contado el partido]
Césped regalado, metros cedidos y el balón en las botas del rival. El Barcelona no podía creer tanta generosidad. Así que se puso a lo suyo . Paciencia, tocar y tocar y que corra el otro, que ya echará la comida, la merienda y el hígado entero. La trampa tendida por Mou, robar balón y pelotazo largo a la contra, podría haber supuesto más riesgos para el Barcelona que un mono con dos pistolas y cinco cuchillas de afeitar, pero el Real se aplicó más destrozar y romper que a mirar un poco arriba . Todo lo más lanzaba un balonazo a ver si derribaba un avión o por si encontraba alguna otra cantada azulgrana, agujero harto improbable. [Fotogalería: las mejores imágenes del partido]
Así que todo ese tramo discurrió en un ir del Barça contra un muro con mayores o menores grietas. Xavi, pivote y general con mando en plaza en el partido, buscó a Iniesta en el costado izquierdo para que hiciera un ovillo a Altintop , el hombre menos fiable de la zaga, pero el turco aguantó más o menos bien, con ciertas lagunas pero con alguna firmeza porque siempre acudió Xabi Alonso en su ayuda. Y si no Casillas, que es otra cosa. Cuando el Barça encontraba un agujerito en la roca, ahí aparecía él, imperturbable, ágil, certero, el Santo de nuevo, siempre el Santo.
Con todo, en el descanso la sensación que quedó es que el Madrid no aguantaría y que el Barcelona, con un 84 por ciento de posesión) acabaría encontrando carne para meter el cuchillo. Mientras, el Madrid ganaba, aunque con ribetes italianos y menos cinco de brillo. Muro hecho de músculo, sudor y sacrificio, pero con escaso fútbol.
Dicho y hecho. Tres minutos tardó el Barça en empatar , y de la forma más sorprendente, en un balón aéreo que se comió Pepe y encontró Puyol. Lo que le faltaba a los blancos.
El Madrid se quedó tocado y Mou ya buscaba aire en el banquillo. Como veía que el castillo se le caía, el técnico blanco metió a Ozil y Callejón en el campo, buscando un poco más de balón . De pronto apareció Messi, que estaba desaparecido. Encontró un balón y realizó una asistencia de lujo. Llegó Abidal y adiós al Madrid. Ya no se oyó el Pinto Pinto, solo el silencio.
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