España entrega la foto que quería el nacionalismo vasco

«Espainia» contra «Euskadi» podía leerse en el videomarcador. Uno que ha registrado como la pareja de la selección española, formada por las vizcaínas Erika Mugartegi (Marquina, 2008) y Arai Lejardi (Marquina, 2007), se imponía a las también vizcaínas Maia Goikoetxea (Berriatua, 2011) y Elaia Gogenola (Berriatua, 2007) en la fase de grupos. «Nosotras lo que queríamos era jugar», afirmaba Lejardi al solventar el encuentro en dos sets y que, entre ellas, sólo tuvo que ver con lo deportivo. Se volverán a enfrentar en la gran final femenina de este viernes.

Nada de política dentro de la pista. Todo política fuera de ella. El torneo se convirtió desde su misma presentación en una herramienta de exaltación identitaria al servicio del nacionalismo. Después de ser incluida en diciembre del año pasado en la FIPV, gracias a una enmienda 'colada' en la Ley del Deporte de 2022 previo pacto de Sánchez con el PNV en 2018 para conseguir su apoyo en la investidura de la pasada legislatura, Euskadi estaba lista para competir de igual a igual contra otras naciones en pelota. También contra España. Un hito para el independentismo vasco, que ha estado en el aire hasta el último momento, con miembros del Gobierno regional EH Bildu y el PNV en la grada apoyando a 'su selección' y nadie de la Delegación del Gobierno de España a la suya.

La Federación Española recurrió ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) la inclusión de la 'Euskal selekzioa' en la FIPV, alegando irregularidades en la votación durante la asamblea celebrada en Pamplona el 28 de diciembre. Judicialización que ha puesto en duda la legalidad del evento o, más bien, la presencia de Euskadi en él. Así, no fue hasta el lunes de la semana pasada que la FEP confirmó su asistencia reivindicando que no se trata de una competición con carácter 'oficial', además de denunciar «presiones, amenazas y coacciones». Unas sobre las que no se han querido pronunciar los jugadores y jugadoras seleccionados con España al ser preguntados al respecto.

Finalmente, la realidad es que ante la ambivalencia del CSD, y el empuje de la FVP y la FIPV, la imagen buscada por el nacionalismo se ha producido. Primero, con el debut 'oficial' de Euskadi el lunes tras un acto de inauguración donde se dibujó un tifo con una bandera gigante del País Vasco. Con la mirada puesta en su proyección en el extranjero, algo que forma parte de la estrategia nacionalista, los tiempos estaban perfectamente medidos, produciéndose justo después del partido de España contra Mexico y antes del de Euskadi contra Francia. La 'Euskal selekzioa' posaba al frente, con los operarios preocupados de que se viera bien la bandera y la española orillada en una esquina. «Un gran paso como país», dijo hace dos días, el lendakari Imanol Pradales. «El sueño de un pueblo», celebraba la consejera de Política Lingüística y Cultura, Ibone Bengoetxea, que tiene en asignados en su área los asuntos deportivos.

Y, para completar el cuadro, con «la final anticipada», según el 'speaker' del pabellón, celebrada este miércoles. Deportistas vascas jugando contra deportistas vascas con camisetas diferentes. Por un lado la 'Euskal selekzioa' de verde, jaleada a cada golpe de cesto, que levantaba en la grada decenas de ikurriñas con un mensaje impreso: «Derecho a decidir». Por otro lado, el combinado español, al que se recibió con aplausos, vistiendo de azul una camiseta en la que también se leía «Euskadi Basque Country». Las caras de las jugadoras antes de empezar eran de circunstancias. La expectación máxima en un pabellón con menor asistencia que en la inauguración.