Pedersen resplandece antes de la sentencia

La etapa es tan aburrida, tan plomizo el día, que la atención deriva hacia otros pasajes. El Movistar, por ejemplo, recibió una fantástica noticia a consecuencia del fallecimiento de la Reina Isabel II de Inglaterra.

El madrileño Gonzalo Serrano consiguió la victoria en el Tour de Gran Bretaña al suspenderse la prueba en el Reino Unido por el luto que vive el país, cuando era líder después de cinco etapas en una carrera que debía disputarse hasta el domingo. Eso se traduce en puntos, el foco de abastecimiento que persigue el Movistar para salvar la categoría. Ahora tiene un margen de 434 puntos sobre el Lotto Soudal, el grupo que marca las posiciones de segunda división.

En medio de este estrés racional por la supervivencia en la máxima categoría, la UCI desliza en una filtración que tal vez puedan quedarse en el World Tour los 20 equipos principales. Una solución salomónica para calmar la ansiedad.

En otra esfera quedaron registradas declaraciones potentes de ciclistas enfadados. Tago Geoghegan, el británico compañero de Carlos Rodríguez, habló de la profesión en comparación la de los futbolistas después de la tremenda caída del granadino camino de Piornal. «No existe un tío más duro que él. Sigue luchando. Este deporte es salvaje. Enseña esto a algún payaso rodando en un césped pidiendo VAR. Este tío luchó 5 horas. Mi espalda está jodida, pero 0 quejas cuando ves a Carlos luchar así». El fútbol, siempre en el anteojo del ciclismo.

Y Primoz Roglic, hasta ahora silencioso, se quejó con dureza del desarrollo de la caída que le costó la expulsión. El esloveno acusa al británico Fred Wright. «La forma en que ocurrió este accidente es inaceptable. El accidente no fue causado por una carretera en mal estado o falta de seguridad, sino por el comportamiento de un ciclista. No tengo ojos en mi espalda. De lo contrario, me habría desviado. Wright vino por detrás y perdí el manillar de las manos antes de darme cuenta. Esto no debería suceder. La gente avanza rápidamente como si nada hubiera pasado. Esta no es la forma en que quiero que continúe el deporte y quiero dejar eso en claro».

En el tostadero de Talavera de la Reina, el Bahréin interpreta la suerte con un ánimo muy optimista. Conduce a ritmo al pelotón en espera de proporcionar una opción a Fred Wright.

Un compás sin sustancia, que descuelga a pocos ciclistas y tampoco compromete a Pedersen. En realidad el Bahréin, Mikel Landa en este caso por orden de su director, le hace el trabajo sucio al Trek del excampeón del mundo y al Quick Step de Evenepoel, que no da una pedalada de más.

El descenso a Talavera es igualmente aburrido, bostezos ante el televisor, y con poco que contar, el Trek gobierna y llega al esprint con Pedersen a rueda de un gregario. La victoria es incontestable, el danés no tiene rival. Pese a la forma rutilante, insiste el nórdico en que no va a acudir al Mundial australiano para el que el seleccionador español ya tiene su lista, con Juan Ayuso y Marc Soler al frente un equipo de novatos en estas lides, sin ningún ciclista del Movistar. El equipo telefónico tiene ahora otras prioridades: los dichosos puntos.