Omar Fraile gana la última etapa de una Ruta del Sol en la que Pogacar no tuvo rival

Tadej Pogacar certificó su victoria en una clasificación general que tenía prácticamente ganada después de una jornada en la que no hubo batalla entre los hombres más fuertes de la carrera. El esloveno ha sido el gran dominador de una ronda andaluza en la que no ha tenido rival al demostrar un estado de forma incontestable pese a tratarse de su primera semana de competición de la temporada. Lo dicho: un superclase de febrero a octubre, las carreras no se corren, se pelean y se ganan.

Completaron el podio dos corredores de otro de los conjuntos más potentes de la Ruta del Sol, el Bahrain Victorious: el ídolo de masas Mikel Landa (a 1 min 23 s), cuyo guiño al subir al segundo cajón alimentó las ilusiones un año más de la enorme hinchada de landistas que vuelven a soñar con alguna épica gesta en los próximos meses; y Santiago Buitrago (a 1 min 28 s), que ha empezado la temporada con gran solidez y mucha confianza para las próximas citas.

Tras ellos, vuelve a quedarse a un paso del podio el joven granadino Carlos Rodríguez, cuarto por tercer año consecutivo, pero contento por el desarrollo de la carrera; y el telefónico Enric Mas, cuya quinta plaza no refleja las buenas sensaciones que ha dejado en este su debut de la temporada, ni tampoco el hecho de que fue el único rival que tuvo Pogacar en los momentos más duros e intensos de la 69ª Vuelta a Andalucía.

Esta última etapa de la ronda andaluza, la más larga de la edición con 184 km, partió desde la localidad granadina de Otura. El pelotón marchó en busca de las estribaciones de la Costa del Sol para terminar en el municipio malagueño de Alhaurín de la Torre, habitual escenario de la prueba. Aunque no era de las jornadas más duras, presentaba las subidas a los altos del Cerrajón, del Navazo y de Los Núñez, de 3ª categoría, y, sobre todo, la larga ascensión inédita al Puerto del Sol (1ª categoría), de 17 kilómetros, sin duda el clímax de la etapa y último lugar decisivo de la carrera.

Sin embargo, la lejanía de esa última y destacada cota respecto a la meta, pues se coronaba a 80 km del final, hacía poco viables los movimientos entre corredores importantes, especialmente con la circunstancia de que el líder de la carrera estaba perfectamente consolidado y decidido, sin haber mostrado ningún tipo de debilidad en los días previos.

Todo ello provocó que fuese un día más apacible que los anteriores, en el que el pelotón dio cancha a los candidatos a la escapada para que se marchasen por delante. Así ocurrió, y las primeras posiciones en la cima del Puerto del Sol las ocuparon los integrantes de una fuga que en aquel momento disponía de algo más de dos minutos de renta (en su punto álgido llegó a superar los cuatro).

Sin embargo, tanto UAE como especialmente Movistar se encargaron de poner a sus hombres a comandar el pelotón con más fuerza a medida que iban pasando los kilómetros, de forma que las diferencias fueron cayendo progresivamente, algo a lo que también contribuyó la disolución de la escapada en cuanto comenzaron las hostilidades en este grupo cabecero.

El belga Dries De Bondt, del Alpecin-Deceuninck, marchó escapado en solitario durante un buen tramo de la etapa, negándose a entregar la cuchara al feroz grupo cabecero que tarde o temprano iba a acabar absorbiéndolo. Ante la paz firmada entre los hombres de la general, la idea de que otros corredores se jugaran la victoria final en un enclave mucho menos empinado que los de las etapas previas era más que jugosa. Más si cabe teniendo en cuenta que el UAE había acaparado el resto de triunfos de etapa.

De Bondt fue cazado a 8,7 km de meta por el fuerte ritmo de Movistar. Comenzaron entonces las tareas de posicionamiento de los candidatos a disputar la etapa. UAE tomó el relevo al mando del grupo cabecero cuando llegó la aproximación al esprint y, tras la colosal glorieta que partió en dos al pelotón a 2 km de meta, los emiratíes fueron los mejor colocados. De repente, el propio Pogacar en primera persona comenzó a apretar para lanzar a su compañero, Alessandro Covi, que fue quien peleó metros más tarde el triunfo con un Omar Fraile muy atento que vio su hueco y no lo desaprovechó, obteniendo una victoria de vital importancia tanto para el corredor vasco como para su equipo.

Hablaba en la previa Joaquín Cuevas, director general de la carrera, de la apuesta arriesgada que este año había vuelto a hacer la organización en cuanto al recorrido de la ronda andaluza. Ahora que todo ha acabado, seguro que no puede quejarse, porque este ha resultado un auténtico éxito para la competitividad y el espectáculo, algo que se ha visto acentuado gracias a la presencia de un ambicioso Pogacar totalmente entregado a la causa y de una participación en general muy implicada. El año que viene más y, al menos, que sea la mitad de bueno.