Atletismo
Ana Peleteiro, campeona de Europa de triple salto
Europeo en pista cubierta
La española logra su tercera corona continental, segunda bajo techo, tras imponerse con 14,37 en un concurso de bajo nivel. Es su primera medalla a las órdenes de su marido, Benjamin Compaoré
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Su vida, dice, es un remanso de paz absoluto desde que regresó a Galicia. Un canto a la estabilidad emocional. Todas las piezas en equilibrio tanto en lo familiar como en lo profesional -que en su caso no son lo mismo, pero se entrelazan-. «Y ... la cabeza es un 80 %. Estar bien mentalmente hace que me sienta en el mejor momento de forma de mi carrera». Es Ana Peleteiro en estado puro, de nuevo campeona de Europa en pista cubierta tras imponerse con 14,37 metros en un concurso de nivel discreto en el que todas las demás finalistas sufren para alcanzar los 14 metros. Poco le importa a la gallega, satisfecha y eufórica tras demostrarse a sí misma y al mundo entero que no se equivocó con su cambio de rumbo en 2024. Su medalla es la primera desde que dejó Guadalajara y a Iván Pedroso y se puso a trabajar a las órdenes de su marido, Benjamin Compaoré, en su nuevo hogar de Ribeira. Un cambio radical que, demostrado queda, no le impide seguir rindiendo en la pista.
No es la medalla más épica de Peleteiro. Pero eso no es su culpa. Para ganar apenas necesita mejorar lo que ya había conseguido en esta temporada invernal. La española era la favorita antes del inicio, pero pocos podían imaginar un triunfo tan plácido, en el que además contó con el favor del público neerlandés. Ella sabe ganárselo con su actitud. Ese rictus serio a la hora de saltar, desafiante, que la convierte en un imán para los focos. La ya triple campeona de Europa abre los brazos, señala el pasillo y se dice verdades en voz baja. Así encara el primer intento, larguísimo, cerca de 14,50... pero nulo por apenas 0,9 centímetros.
Para el segundo intento la gallega reclama el compás del público, las palmas. Grita con rabia antes de brincar hasta 14,20 metros. En otras condiciones, un salto a mejorar. En las actuales, un podio asegurado.
Peleteiro, medias negras hasta la rodilla, ayer blancas, se queda con su tercer salto (13,96) a tres centímetros del mejor de todas sus rivales hasta entonces, el de la rumana Diana Ana Maria Ion (13,99). El resto de participantes se descompone entre saltos nulos o demasiado cortos. Valga el dato: para su anterior título bajo techo, en Glasgow 2019, la española se fue hasta los 14,73. Y en 2021 fue subcampeona con 14,52. Otro nivel.
Viendo el percal, Peleteiro no duda en renunciar a su cuarto salto antes de despejar dudas en el quinto, con esos 14,37 que le garantizan el oro, nuevo mejor registro europeo del año. Ni siquiera inquieta la turca Tugba Danismaz, la defensora del título, fuera incluso de los puestos de podio, igual que desencajada que el resto salvo Ion, la única que, en el sexto intento, rompe la barrera mental y física para acercarse a Peleteiro (14,31 y plata). El bronce de la finlandesa Semmi Salminen se cobra en 13,99.
La medalla acaba con las suspicacias generadas tras el adiós de Peleteiro a su vida anterior. Marchándose de Guadalajara la gallega no solo renunciaba al mejor entrenador del mundo en lo suyo y a un grupo de trabajo consolidado y altamente competitivo, sino que lo hacía para ponerse a las órdenes de su marido, Benjamin Compaoré -exsaltador, sí, pero sin experiencia como técnico- en una nueva residencia en Ribeira. Aludió a motivos personales de peso (sueña con dar a su hija una infancia similar a la que ella tuvo), al exceso de rutina y al estancamiento mental. En la mochila pesaba demasiado la decepción de los Juegos de París, un sexto puesto digno pero insuficiente, sobre todo después de haberse proclamado campeona de Europa al aire libre a lo grande solo un par de meses antes. Esos ocho centímetros que le faltaron para repetir el bronce de Tokio encendieron la mecha de un cambio que llegó con polémica, pues se desveló cuando ella aún quería guardarlo en secreto por un tiempo más.
Desde entonces todo fue distinto, excepto el rigor con el que siempre ha asumido su trabajo. sus entrenamientos. Con Compaoré cambió por completo la metodología. Quiso probar cosas nuevas, variaciones para romper con la rutina y mejorar su técnica. Por el camino se quedó un intento por invertir la pierna de batida, despegar con la izquierda en lugar por la derecha, un experimento que no salió bien. Pero en Apeldoorn sí se le ha visto un 'jump' mucho más horizontal a la hora de aterrizar en la arena.
La de Apeldoorn es la octava medalla de Peleteiro en un gran campeonato (a las órdenes de Pedroso fue bronce en el Mundial indoor 2018, bronce en el Europeo al aire libre 2018, oro en el Europeo indoor de 2019, bronce en los Juegos de Tokio, plata en el Europeo indoor 2021, bronce en el Mundial indoor 2024 y oro en el Europeo al aire libre 2024), pero sabe como la primera. O incluso mejor.
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