El Teatro Real emplea por vez primera a una 'coordinadora de intimidad' en 'Theodora'
El oratorio de Händel se presenta en una producción dirigida por la británica Katie Mitchell
Los guardianes del buen hacer
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Iniciar sesiónEs difícil de imaginar lo que hubiera pensado Georg Friedrich Händel (1685-1759) si le hubieran dicho que su oratorio 'Theodora', estrenado en 1750, iba a ser puesto en escena en el mismo lugar en que vio la luz, el Covent Garden londinense, doscientos ... setenta años después, y que para subir al escenario se iba a utilizar una figura denominada 'coordinador de intimidad'. Esto es lo que ha sucedido con la producción de este título haendeliano –creado por la directora británica Katie Mitchell– que presenta el Teatro Real del 11 al 23 de noviembre, y en la que utiliza por vez primera a una 'coordinadora de intimidad', en este caso la británica Ita O'Brien, que ha trabajado en distintas películas y es autora del proyecto 'Intimacy on Set Guidelines' ('Guía para la Intimidad en el set'). Se trata de que todos los movimientos de las escenas más comprometidas estén coreografiados de manera que resulten seguros para los intérpretes y que al tiempo resulten verosímiles y aporten verdad, explica Dan Ayling, que ha repuesto en Madrid el montaje estrenado en Londres hace dos años. «Muchas veces dos intérpretes que no se conocen han de llevar a cabo escenas de mucha intimidad, y hay que proporcionarles garantías y seguridad de que se respeta su consentimiento. Ha habido casos en que en el escenario han ocurrido cosas que no deberían haber ocurrido, y tras el MeToo las cosas han cambiado», dice Ayling. «Se trata, simplemente, de hacer lo que hay que hacer en escena, pero poniendo los medios para que los intérpretes se encuentren cómodos». Julia Bullock, que interpreta el papel titular –también lo hizo en Londres hace dos años–, asegura que la presencia de una 'coordinadora de intimidad' en los ensayos le permitió «concentrarme en la música, en la interpretación y en las relaciones con mis colegas». La soprano contó con esta figura también en el estreno, el año pasado, en el Liceo de Barcelona de la ópera 'Antony & Cleopatra', de John Adams.
En su página web, el Teatro Real advierte: «Esta producción muestra escenas violentas y contiene temas de terrorismo, acoso y explotación sexual». Sorprende ver este aviso cuando se trata de 'Theodora', un oratorio dramático, como lo llamó Händel, que se basó en un libreto de Thomas Morell que se inspiró, a su vez, en un libro de Robert Boyle de 1687 que cuenta la historia de la mártir cristiana Theodora, ejecutada por el gobernador de Antioquía después de haber sido condenada a ejercer la prostitución. El cambio radical en la producción de Katie Mitchell, dice Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, es que la protagonista no es un sujeto pasivo sino que se rebela contra la opresión, en una «lectura feminista» de la obra. «Los oprimidos no tienen aquí nada de mártires estoicos contemplativos y resignados. En su puesta en escena, tanto Theodora como Irene son extremistas revolucionarias, verdaderas guerrilleras fundamentalistas que luchan contra el sistema, clase oprimida, quizás incluso terroristas fanáticas».
«Esta puesta en escena –se advierte en el programa de mano de las funciones– actualiza el escenario original de la ópera, Antioquía en el siglo IV, a una realidad alternativa donde los cristianos trabajan junto a sus opresores, los romanos, en la embajada de Valens. Theodora, cristiana y empleada de la casa de Valens, planea en secreto destruir la embajada»
«Trabajan en las dependencias domésticas del servicio de una 'Roman embassy' y conspiran para provocar un seísmo fabricando bombas, manipulando detonadores, pistolas, hilos y cables, para acabar con Valens y los demás romanos explotadores, autoritarios y violentos –sigue Matabosch–. Se reúnen para planificar actividades combativas y participar en rituales prohibidos, encubiertos en discretos lugares de paso, como la cocina. Se hace evidente el paralelismo que propone la directora de escena con el espacio original de la acción, ese Imperio romano anterior a que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial del Estado, sin iglesias, cuando los grupos de fieles se reunían allí donde era posible pasar desapercibidos». Katia Mitchell quería, completa, «que la historia se viera a través de los ojos de Theodora;ella es la protagonista, pero durante la primera media hora no se escuchan más que voces masculinas».
Increíblemente radical
Matabosch asegura que 'Theodora' fue, en su tiempo, una obra «increíblemente radical y que por eso no se entendió». Se ofrecieron unos pocos conciertos más y la obra se guardó en el baúl, hasta su rescate reciente. Peter Sellars firmó una memorable puesta en escena en el Festival de Glyndebourne hace casi treinta años y desde entonces la obra ha vuelto al repertorio de los auditorios y los teatros de ópera.
La producción que presenta el Teatro Real cuenta con la dirección musical de Ivor Bolton y un reparto que incluye, además de a Julia Bullock, a Joyde DiDonato, Iestyn Davies, Ed Lyon, Callum Thorpe y Thjando Mjandana. Para Bolton éste es «el mejor de los oratorios de Händel». El director de orquesta británico ya ha dirigido, del autor de 'El Mesías', otros tres títulos en el Teatro Real: 'Rodelinda (2017), 'Parténope' (2021) y 'Orlando' (2023). «Musicalmente es lo mejor que escribió. Es de una calidad musical sublime. Él consideraba uno de los últimos números de la partitura el mejor de sus coros», asegura Bolton.
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«Libertad y vida», añade Julia Bullock, son los dos ejes de este montaje, que presenta a un «personaje revolucionario que se expresa a través de sus seis arias, que tienen una estructura totalmente diferente a lo que era habitual hasta entonces;una estructura realmente avanzada». El contratenor Iestyn Davies, por su parte, coincide con su compañera de reparto en la novedad de la partitura con respecto a lo que se hacía entonces, y la califica de «etérea y elaborada». «La música –tercia Joyce DiDonato– se inspira en la humanidad de sus personajes, en el sacrificio, en la huida de las cadenas terrenales».
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