'Los santos inocentes', algo más que una historia de criados y señoritos
Llega a las Naves del Español la versión teatral de la novela de Miguel Delibes, dirigida por Javier Hernández-Simón
Javier Gutiérrez, Pepa Pedroche, Luis Bermejo y Jacobo Dicenta encabezan el reparto de la función, en cartel hasta el 11 de junio
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Madrid
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Iniciar sesión«A mandar, que para eso estamos». En esta frase, repetida como un estribillo en sus páginas, se resume de algún modo la historia que Miguel Delibes contó en su novela 'Los santos inocentes', cuya versión teatral llega ahora a las Naves del Español, en Matadero Madrid, ... donde se cierra la gira que comenzó hace un año en Valladolid.
Publicada en 1981, 'Los santos inocentes' está ambientada en un cortijo extremeño en la década de los años sesenta (la versión teatral lo concreta en 1968). Los señores y los criados son los dos universos que presenta Delibes; unos mandan de una manera a menudo cruel, humillante y deshumanizada- y otros trabajan y obedecen, de manera servil, casi esclavizada.
La novela multiplicó su popularidad tres años después de ser publicada, cuando Mario Camus la llevó al cine en una turbadora adaptación que protagonizaron, entre otros, Alfredo Landa y Paco Rabal, que obtuvieron conjuntamente por este trabajo el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes.
La novela «muestra un ecosistema humano que va más allá de una historia de opresores y oprimidos». dice Javier Hernández-Simón, el director de la función, además del autor de la versión -realizada junto con el fallecido Fernando Marías-. En este espectáculo lo habitan Javier Gutiérrez (Paco, el Bajo), Pepa Pedroche (Régula), Fernando Huesca (D. Pedro/D. Manuel), Yune Nogueiras (Nieves), Marta Gómez (Marquesita / Niña chica), Luis Bermejo (Azarías), José Fernández (Quirce/René), Raquel Varela (Doña Pura) y Jacobo Dicenta (Señorito Iván). Juan Gómez-Cornejo e Ion Aníbal firman la iluminación, Ricardo Sánchez Cuerda es el autor del espacio escénico, Elda Noguera del vestuario y la composición musical y el espacio sonoro llevan la firma de Álvaro Renedo.
El sentido de la libertad
«A lo largo de la historia -dice Hernández-Simón-, todos los grandes autores se han preguntado sobre el sentido mismo de la libertad, desde Shakespeare en 'La Tempestad' hasta Calderón en 'La vida es sueño', todos han intentado descifrar esa relación entre seres humanos, ese juego perverso en los que uno se convierte en amo y otro en esclavo. Y lo han hecho porque es uno de los temas más profundos, controvertidos e irresueltos desde que el ser humano comenzó a vivir en comunidad».
La mirada que Miguel Delibes posa sobre esta cuestión tiene, asegura el director, una piedra angular: Azarías, «un personaje que tan solo se guía a partir de su propio sistema ético, que no entiende de límites o normas, pero que percibe a la perfección la diferencia entre el bien y el mal», según Hernández-Simón.
La educación como vehículo de conocimiento y pasaporte para esa libertad de la que habla el director de 'Los santos inocentes' es una cuestión troncal. «Paco, el Bajo, aspiraba a que los muchachos se ilustrasen, que el Hachemita aseguraba en Cordovilla que los muchachos podían salir de pobres con una pizca de conocimientos», se puede leer en la novela. «Cuando controlas la educación, controlas el conocimiento», incide Hernández-Simón. «La obsesión de Paco y Régula es que sus hijos tengan más educación y más cultura, porque con ellas seremos mejores», añade Pepa Pedroche. El muro que se encuentran es el señorito Iván, a quien encarna Jacobo Dicenta. «Es uno de los personajes más oscuros que he interpretado -dice el actor-; es un depredador de vidas humanas, que anula y deshumaniza a todo ser humano que hay en su casa. Él termina con el sueño de la instrucción de los hijos de Paco y Régula».
Hoy pueden encontrarse a muchos Pacos y Régulas, apunta Javier Gutiérrez, «y harían falta más como ellos en nuestro mundo». La historia, interviene Hernández-Simón es plenamente vigente; lo que puede aportar la función es, precisamente, añade, «ver cómo ha pasado el tiempo y que las cosas sobre las que advertía Delibes, y que tienen que ver, por ejemplo, con la desigualdad o con el poder sobre los demás, se mantienen hoy en día. La versión teatral es muy reveladora en ese sentido. Paco es un espejo en el que nos tenemos que mirar; y hacerlo es doloroso».
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El director de la función reconoce que llevar esta novela al teatro ha supuesto «un reto mayúsculo, no solo por la grandeza del libro, sino por la presencia de la película en el imaginario del público. Nuestra versión busca tener su identidad propia». «No pretendemos competir con la novela ni con la película -añade Javier Gutiérrez-, sino sumar a lo que ya había». Y aporta un dato para la reflexión: «Delibes no escribió nunca teatro, pero en los últimos meses hemos coincidido tres adaptaciones teatrales de sus novelas: 'Las guerras de nuestros antepasados', 'Señora de rojo sobre fondo gris' y 'Los santos inocentes'».
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