Mario Calabresi, víctima del terrorismo italiano: «Un terrorista que ha matado debe dar un paso atrás en político, es una línea roja»
El periodista, hijo de un comisario asesinado por el terrorismo de extrema izquierda, muestra en 'Salir de la noche' el drama de las víctimas
«Sin memoria, las víctimas se pierden para siempre. Lo más importante que podemos hacer para las víctimas es recordarlas, mantenerlas con nosotros»
«La calumnia viaja más rápidamente que la verdad, pero la verdad es más paciente, y al final gana»
«Si alguien es un asesino, hay que llamarle asesino. No se le puede llamar combatiente»
«Para una víctima, un asesinato es una condena a cadena perpetua»
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Madrid
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Iniciar sesiónHoy, Mario Calabresi (Milán, 1970) es un periodista reconocido en Italia. Ha dirigido los diarios 'La Stampa' y 'La Repubblica'. Pero la primera vez que salió en un periódico apenas acababa de nacer. Salía en brazos de su padre, aprendiendo a decapitar, con una ... guillotina de juguete, a un muñeco que representaba a un anarquista. «Eran años de locura», recuerda Calabresi. Durante mucho tiempo, su padre fue para la extrema izquierda italiana el 'Comisario Ventana'. Las Brigadas Rojas y toda la corriente de izquierdas lo acusaron de matar Giuseppe Pinelli, un anarquista que cayó desde un cuarto piso mientras era interrogado en la oficina de Luigi Calabresi. Años después, un juez exoneró de cualquier responsabilidad al comisario: dictaminó que el policía no se encontraba en esa dependencia cuando Pinelli cayó. Pero ya era tarde. A Calabresi lo asesinaron en 1972. Se sabía condenado en aquellos años de plomo, y ese día lo dispararon por la espalda y lo remataron con un tiro en la nuca. Su viuda estaba embarazada. El mayor de los tres hijos era Mario, con tres años, que cincuenta años después presenta en España el libro 'Salir de la noche' (Libros del Asteroide), donde recuerda su infancia, marcada por el «naufragio» familiar que supuso el atentado, y entrelaza su drama íntimo con el de otras víctimas del terrorismo.
—¿Por qué es necesario hacer este ejercicio de memoria?
—Si no tienes memoria, puedes volver a cometer los mismos errores. Sin memoria, las víctimas se pierden para siempre. Lo más importante que podemos hacer para las víctimas es recordarlas, mantenerlas con nosotros. Una sociedad se puede apaciguar a sí misma solamente si tiene una memoria correcta de lo ocurrido, una memoria conformada por verdad, justicia y el recuerdo de las personas que ya no están.
—«Las calumnias, repetidas con insistencia, son capaces de construir una biografía», escribe. ¿Cómo se hace frente a una campaña como la que sufrió su familia?
—Hace falta mucha paciencia y mucho tiempo. La calumnia viaja más rápidamente que la verdad, pero la verdad es más paciente, y al final gana.
—En el libro trata de desmontar esa visión romántica del terrorismo que ha parecido quedar en Italia.
—Yo soy verdaderamente enemigo del recuerdo romántico de los años del terrorismo. Para evitarlo, hay que darle a las cosas su propio nombre. Si alguien es un asesino, hay que llamarle asesino. No se le puede llamar combatiente. Y hace falta hablar de los muertos, de las víctimas, de la destrucción. No es aceptable que exista este relato según el cual estos chicos, los terroristas, tenían ideales y querían la libertad. ¡No! La realidad es otra: en aquel momento existía una locura ideológica, que estas personas le quitaban a otras la libertad de vivir, la libertad de la sociedad de vivir tranquilamente.
'Salir de la noche'
- Autor Mario Calabresi
- Traducción Carlos Gumpert
- Editorial Libros del Asteroide
- Número de páginas 192
- Precio 19,95 euros
—Aquí en España también hemos sufrido un problema de terrorismo.
—Con el doble de muertos que en Italia, porque en Italia el terrorismo duró la mitad y produjo 500 muertos. En España han sido más de cincuenta años y con más 850 muertos. No sé si aquí queda ese recuerdo romántico, pero el riesgo existe.
—Nos encontramos a unos metros del Congreso. El partido que gobierna se ha apoyado en los herederos del terrorismo. ¿Qué opina?
—Debemos pensar en una cosa: que los grupos terroristas hayan abandonado las armas y se hayan convertido en partidos políticos es algo positivo. Esto también pasó en Irlanda del Norte, por ejemplo. Cuando la lucha política abandona las armas y se empieza a hacer dentro del Parlamento, es algo positivo. Creo que tener un debate político completo es la mejor manera de no volver a tener terrorismo, pero existe una línea roja, en mi opinión. Quien es culpable de un delito de sangre, quien ha matado, debería tener la sensibilidad de dar un paso atrás en política. Me cuesta pensar que quien ha cometido algo irreparable en la vida -porque si destruyes una vida, esa vida no puede volver- se pueda presentar como diputado, alcalde o concejal.
—¿Sabe que eso acaba de ocurrir en España?
—Lo sé, pero también sé que han dado un paso atrás.
—Porque las víctimas y los medios lo han denunciado.
—La opinión pública tiene que recordar las cosas. Pero si esto se convierte en una batalla política, no ayuda a la sociedad. Si la izquierda y la derecha se reprochan ser amigos de los terroristas o herederos del franquismo, destrozamos la democracia. Pero la opinión pública debe recordar, a través del periodismo, por ejemplo, que existen cosas que son oportunas y otras que no. Si eres asesino, es mejor que des un paso atrás, por respeto.
—En su libro habla de que las víctimas, con los asesinatos, han sido condenados a cadena perpetua.
—Un día se lo pregunté a mi madre y me dijo que sí, que era una cadena perpetua, que la tenía para toda la vida. Para el asesino, la responsabilidad de lo que ha hecho, en la cárcel, puede acabar. Pero la responsabilidad la seguirá teniendo toda su vida.
—¿Cómo ha afrontado desde sus puestos de responsabilidad en periódicos la cuestión del terrorismo?
—Siempre he animado a los políticos a ser responsables y, después, no dando demasiada visibilidad a los terroristas, comparado con las víctimas. Una entrevista a un terrorista siempre hace más ruido. Pero, ¿hasta qué punto sirve para construir una memoria en la sociedad? Así que solo me interesaba darles voz si tenían algo positivo que decir. Me esforcé en darles una voz a las víctimas, es mucho más difícil entrevistar a alguien que está sufriendo.
—¿Qué valoración hace de cómo se ha hecho frente al terrorismo en Italia?
—Cuando escribí el libro ['Salir de la noche' fue publicado en Italia en 2007] lo que más me dolía era que la política se había olvidado por completo de las víctimas. Ya no prestaba ningún tipo de atención. Habían pasado 35 años desde la muerte de mi padre y tampoco había una placa recordándolo. La pusieron después de la publicación del libro. En estos 15 años, las cosas en Italia han mejorado. La política ha prestado mucha más atención a esta cuestión y se ha esforzado mucho más para construir una memoria compartida. Los presidentes de la República hicieron una gran labor.
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—¿La sentencia que negó la implicación de su padre ha restituido el honor de su familia?
—Ha sido importante. Esa sentencia se remonta a mediados de los años 70, cuando existía una locura ideológica. Aquellos que pensaban que mi padre era una buena persona por fin pudieron decir: 'Mira, también lo dicen los jueces'. Los que estaban en contra de mi padre no creyeron en la sentencia. Veinte y treinta años después, muchos ya han deshecho de esa niebla ideológica que tenían, y hoy en día la gran mayoría de los italianos piensa que mi padre era una buena persona.
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