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Pedradas, pintadas y tartazos contra la maltratada Gioconda: los ataques a la Mona Lisa de Da Vinci

La famosa obra del genio italiano ha sido objeto de diversas agresiones y robos

Atacan a la 'Gioconda' en el Louvre

Un pastelazo agridulce

Restos del tartazo en el cristal que protege a la Gioconda Vídeo: Un visitante ataca a la Gioconda con una tarta en el Museo del Louvre - ATLAS

S.C.

La fama tiene un precio y la Gioconda lo sabe bien. A la célebre pintura de Leonardo da Vinci le han lanzado piedras, pintura, incluso una taza de porcelana y hasta una tarta este mismo domingo. Ante la mirada atónita de los visitantes que admiraban su enigmática sonrisa, un hombre disfrazado con una peluca se levantó de la silla de ruedas con la que había accedido al Museo del Louvre y lanzó sobre la Mona Lisa una tarta de crema que, afortunadamente, se estrelló en el cristal blindado que la protege.

El Louvre ha declinado realizar declaraciones y hasta ahora no se ha visto ninguna foto o vídeo que captara el incidente en el momento justo en que se produjo, pero testigos mostraron en las redes sociales el cristal manchado y a un hombre, que parece ser guardia del museo, procediendo a su limpieza mientras en otros vídeos se ve a un hombre en pie junto a una silla de ruedas que es escoltado hacia la salida de la sala.

«Hay personas que están destruyendo la Tierra (...) Los artistas, piensen en la Tierra. Por eso lo he hecho. Piensen en el planeta «, dice en la grabación, en francés, el sujeto que viste de blanco, con gorra y peluca, y cuya identidad aún no ha trascendido.

Otras imágenes muestran la silla de ruedas detrás del cordón de seguridad que separa la famosa obra del siglo XVI de los visitantes. No es la primera vez que el cristal que protege el cuadro cumple con su cometido.

La más reciente fue en agosto de 2009, cuando una turista rusa lanzó una taza de porcelana contra la Gioconda . También ocurrió en un domingo y, como en esta ocasión, la Mona Lisa no se inmutó gracias a su blindaje a prueba de balas. La agresora, que había comprado la taza de té en la tienda del museo, la sacó de su bolso y la estampó contra el cristal, que se rayó ligeramente. Fue detenida inmediatamente ante la sorprendida mirada de la multitud de visitantes.

En abril de 1974, poco después de que el Museo Nacional de Tokio abriera sus puertas en el primer día de exhibición de la Gioconda, una mujer japonesa en silla de ruedas trató de embadurnar la pintura con un espray de color rojo. Por fortuna, fracasó en su intento. Según publicó entonces ABC , la mujer dijo a la Policía que estaba molesta porque «nadie había hecho algo para permitir a los niños y personas impedidas que fueran a ver la obra».

El 30 de diciembre de 1956 fue un joven boliviano quien trató de dañar la reputada obra de Da Vinci. Hugo Unzaga Villegas, sobrino del entonces jefe de la oposición boliviano Óscar Unzaga, formaba parte de un grupo de turistas que estaba admirando el cuadro y, de repente, sacó una piedra de su bolsillo y la lanzó contra la pintura. La pedrada rompió el cristal y causó leves daños en la obra, en el codo izquierdo. Según dijo entonces la Policía, la única razón que dio el agresor fue que «tenía una piedra en mi bolsillo y de repente me vino la idea de lanzarla contra el cuadro». La familia se apresuró a manifestar que desde hacía un tiempo tenía perturbadas sus facultades mentales .

Juicio al ladrón de la Gioconda ABC

Apenas unas décadas antes , la Gioconda fue objeto de un sonado robo . «No se explica que el ladrón haya podido salir con un lienzo de 40 centímetros de anchura y 70 de longitud sin llamar la atención de los vigilantes», escribió ABC. Vincenzo Perrugia, un italiano de 32 años que trabajaba como vidriero en el Louvre, aprovechó un descuido en agosto de 1911 para arrancar la obra de su marco y ocultarla bajo su camisa. Durante dos años, nada se supo del valioso cuadro. Perrugia lo escondió en su apartamento de París, en la calle del Hospital San Luis, hasta que 1913 se puso en contacto con un conocido marchante de arte italiano, Alfredo Geri, que alertó a las autoridades. La pintura fue recuperada en el hotel Trípoli de Florencia, donde Perrugia se citó con Geri para vender el cuadro por medio millón de francos. Tras su detención, el ladrón anifestó entonces que mientras trabajaba en el Louvre había notado que gran cantidad de cuadros italianos habían sido llevados por Napoleón para enriquecer los museos franceses y pensó en apoderarse de uno para que volviera a Italia . Escogió la Gioconda, por ser uno de los más conocidos. Y su célebre robo lo volvió aún más famoso.

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