La novela gráfica conquista al público infantil y juvenil

La eclosión del fenómeno se está produciendo ahora, pero muchos factores son los que han contribuido a que cuaje. El hecho de que esta generación se mueva en un mund o predominantemente audiovisual , el auge imparable del manga o unos padres que conservan en sus estanterías y en sus memorias referentes como ‘Mortadelo y Filemón’ , ‘Astérix’ o ‘Tintín’ son algunos de ellos.

Además, «el cómic siempre es sinónimo de ocio, de leer por placer . Solo este aspecto ya aporta mucho porque creo que uno de los problemas de la lectura en estas edades es que es sinónimo de trabajo, de estudios, y eso les aleja mucho del libro», afirma Marion Duc, que lleva al frente del sello de cómic infantil de Astiberri desde que se independizó del adulto, en 2020. Quizá por ello Duc ha notado un creciente interés por el género en profesores y en personas dedicadas a la promoción de la lectura . En lo mismo ha reparado el exitoso escritor de literatura infantil Pedro Mañas : «Desde el mundo adulto se ha empezado a ver el cómic como una lectura legítima y no solo como un puente para llegar a la narrativa o algo superior. Ya hay mediadores (profesores, padres, bibliotecarios, libreros...) que lo recomiendan como una lectura para disfrutar, que enriquece, que aporta , que hace volar la imaginación».

Esa es la clave sobre la que Bruguera recupera ahora todo un clásico del género. Nada menos que Magos del Humor , el sello bajo el que se han publicado enormes colecciones como la de ‘Zipi y Zape’, ‘El botones Sacarino’, ‘Anacleto, agente secreto’, ‘La 13 Rue del Percebe’ o ‘Las hermanas Gilda’. Mañas ha sido el autor sobre el que ha recaído semejante reto: «Las editoras me han apoyado mucho en el sentido de hacerme ver que esto pretendía continuar en parte con el espíritu de Magos del Humor, de divertir sobre todo de una manera intergeneracional, pero que no tenía que limitarme a copiar aquellas historias. Aparte de ese humor por el humor que tenían aquellos cómics en los que te reías a carcajadas, lo que buscábamos también era introducir la aventura y la fantasía ».

Su primera incursión en el género, ‘Frida McMoon y los aprendices del tiempo’, inaugura esta nueva etapa del sello de Brugera. «Tienen un toque de esos otros cómics que formaron parte de nuestra infancia, sobre todo ‘Tintín’ . El gusto por los viajes, por lo exótico , por los villanos divertidos y, en este caso concreto, también la ciencia ficción», apunta el escritor, que ha trabajado codo con codo con la ilustradora Laia Ferraté en esta colección, con la vista puesta también en que su propuesta pueda hacerse un hueco en los colegios como parte de la enseñanza transversal .

Aportar algo más que entretenimiento y que los chicos se hagan preguntas son las señas de identidad con las que acaba de nacer Salamandra Graphic Kids. «El mundo gráfico cada vez se reconoce más como una herramienta para transmitir conocimiento . Su poder es brutal porque el mensaje llega de una manera directa», asevera la editora Catalina Mejía, al frente del sello. El caso reciente más paradigmático es el de ‘Maus’, la mítica novela gráfica sobre el Holocausto, realizada por Art Spiegelman hace 30 años. Tras ser prohibida por una junta escolar de Tennessee, sus ventas en Amazon se dispararon hasta alcanzar el número uno. El título de Spiegelman «ha impulsado a una generación a entender el lenguaje gráfico como una forma de contar historias relevantes y ahora se ha revalorizado aún más», explica la editora.

Los cómics de nuevo cuño también se han unido a la tendencia más realista que cruza ahora mismo la literatura infantil y juvenil. Especializada en historias gráficas para niños y jóvenes, Astronave publica ‘Comiendo con miedo’ , de Elisabeth Kari. La ilustradora hispano-sueca vuelca en esta novela gráfica el proceso de angustia física y vital que vivió en su adolescencia y que derivó en una anorexia nerviosa por la que estuvo tres meses ingresada en un hospital. A través de esta historia autobiográfica pretende divulgar, informar y concienciar sobre los trastornos de conducta alimentaria desde una edad temprana.

Hace una década. se produjo otro hito que actuó como acelerador de la explosión actual, a juicio de Marion Duc. Se trata de la publicación en España de ‘¡Sonríe!’ de Rania Telgemeier . «Es la primera autora americana que hace una novela gráfica bastante realista para niños de 8 a 10 años que llega al mundo entero –prosigue–. A partir de ahí, el resto de títulos de Estados Unidos empieza a entrar en Europa. Ya no es solo el cómic franco-belga que conocíamos. Abre los o jos a las editoriales, a los autores y a los lectores. Ven que aquí había todo un terreno por explorar ». Rocío de Isasa fue la responsable de su publicación en nuestro país: «Estábamos buscando cosas nuevas para incorporar al catálogo de Maeva Young porque apenas había nada para esa franja de edad–rememora–. Vimos por internet que tenía muchísimas reseñas positivas y Maite Cuadros, la propietaria, y yo estuvimos de acuerdo en probarlo. Al principio sacamos seis mil ejemplares y no pasó nada, pero, poco a poco, empezó a gustar». De Isasa lanzó después HarperKids y, aunque no cuenta con sello independiente, siempre tuvo claro que el cómic iba a ser «una línea clarísima y, de hecho, es la que más auge tiene y de las que más func ionan ».

En el centro neurálgico de este movimiento está el manga , en plena expansión. «Creo que durante el confinamiento hubo un alto consumo de ‘anime’ porque las grandes plataformas de ‘streaming’ están apostando por ello. Muchos de sus espectadores, que probablemente no se habían acercado al manga, empezaron a leerlo», aclara Catalina Mejía, también detrás de otro sello que Penguin lanzará en junio: Distrito Manga. El fenómeno creció y creció hasta el punto que los niños se intercambian mangas en el patio de los colegios como si fueran cromos.

«Son historias muy dinámicas y el lenguaje es muy directo . Es como si estuvieras viendo una serie. Bebe mucho de primeros planos cinematográficos que te van metiendo y sacando de la historia. Eso hace que tenga un gran componente de enganche », indica la editora. Mejía apunta además que la temática es infinita y que la edad a partir de la cual se pueden acercar está más relacionada con la capacidad de comprender esa narrativa, dejando a un lado contenidos sexuales explícitos o de violencia extrema, claro está. Van destinados de 9 a 50 años.

De Isasa apunta una última clave del éxito del cómic, el ritmo . «A los chavales ahora mismo les cuesta más leer porque no hay ese tiempo de paz para la lectura, todo va mucho más rápido. Entonces puede parecer más fácil darles un cómic, aunque no es un género menor. De hecho, tienen que estar más atentos porque han de descifrar el lenguaje de la imagen, no solo el verbal ».