La fragilidad de los pactos de gobierno a varias bandas a imagen y semejanza del que aspira a fraguar el PSPV para gobernar la Generalitat tras las próximas elecciones autonómicas ha revelado su fragilidad durante la presente legislatura en el ámbito municipal.

Los socialistas han ensayado un modelo abonado al fracaso en al menos ocho municipios marcados por la composición de gobiernos mal avenidos cuyas disputas internas han afectado directamente a la gestión de los ayuntamientos formados por varias amalgamas de siglas con único denominador común: arrebatar la vara de mando al Partido Popular.

Los personalismos, la dificultad de conjugar los intereses partidistas de varias formaciones y, en definitiva, las discrepancias ideológicas y de los programa electorales han sido las principales causas de las crisis internas de los gobiernos locales construidos gracias a los pactos multilaterales.

Las rupturas de los gobiernos municipales se han registrado en municipios como Alcoy, Orihuela, Villena, Tavernes de Valldigna, Alboraya o, esta misma semana, en el municipio valenciano de Rocafort. Moncofa y Villarreal, ambos en la provincia de Castellón, constituyen otros dos ejemplos de la difícil convivencia entre distintas formaciones políticas.

Un modelo que el PSPV pretende emular en las Cortes Valencianas con el apoyo de Compromís y Esquerra Unida (sus socios en localidades como Burjassot pero los mismos partidos que protagonizaron una sonada ruptura en Alcoy) o, si la aritmética y Rosa Díez lo permitieran, cerrar un acuerdo a dos bandas con UPyD.

Pactos a cualquier precio

En el ámbito local, los socialistas han tratado de dejar fuera del control de las instituciones al Partido Popular a cualquier precio. Para ellos se ha asociado con formaciones vecinales, grupos independientes o partidos como Los Verdes, que gracias a los votos del PSPV han logrado tener a lo largo de esta legislatura el único alcalde en toda España junto a la de la localidad de Villena.