Reino Unido reacciona entre la ironía y el hastío al especial navideño de Meghan Markle
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Corresponsal en Londres
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Iniciar sesiónLa salida del especial 'With Love, Meghan: Holiday Celebration', estrenado por Netflix este mes, ha vuelto a colocar a Meghan Markle en el eje del debate británico, esta vez a través de un relato navideño concebido para mostrar una vida doméstica serena, cuidadosamente ... decorada y aparentemente ajena a la tensión pública que la acompaña desde hace años. El resultado, recibido con una mezcla de fascinación distante y críticas cáusticas, evidencia que cualquier gesto público de a exactriz estadounidense es interpretado en el Reino Unido como un termómetro de la relación, siempre incómoda, entre ella y la opinión pública de un país que no deja de mirarla con una mezcla de curiosidad y suspicacia.
Desde las primeras imágenes, con su casa de Montecito transformada en postal, coronada por luces cálidas, artesanías infantiles, vajillas escogidas con primor y un desfile de invitados célebres, el especial ofrece un retrato de la Navidad que algunos críticos británicos consideran insufrible. En 'The Independent', describen la producción como «ruido blanco para adormecer los sentidos», y añade que «ninguno de nosotros, simples mortales, podrá jamás tener una Navidad como esta, pero podemos soportar el especial de Netflix como contenido narcótico de fondo para nuestra temporada festiva». Ese juicio sintetiza el tono general de buena parte de la crítica: un reconocimiento de la fotogenia del proyecto combinado con una resistencia a aceptar la estética como sustituto de autenticidad.
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Otras voces han sido aún más severas, con el comentario más replicado de un experto citado por 'The Sun', quien sentencia que la esposa del Príncipe simplemente actúa como «si ella hubiera inventado la Navidad».
La controversia se intensifica cuando el especial aborda tradiciones británicas adaptadas a su vida californiana, como cuando en una de las secuencias, Markle elabora 'crackers' personalizados, asignando a cada miembro de la familia un regalo específico, un gesto que algunos comentaristas han señalado como una reinterpretación excesivamente calculada de un ritual que se caracteriza, en su forma original, por el azar. La reacción, que oscila entre la ironía y la irritación, expone hasta qué punto ciertos símbolos festivos son considerados parte de un patrimonio cultural cuya modificación despierta reticencias.
La esposa del Príncipe simplemente actúa como «si ella hubiera inventado la Navidad»
Anfitriona irreal
El especial dedica también escenas extensas a la cocina y la ambientación del hogar: Markle prepara un guiso siguiendo la receta familiar de su madre, hornea galletas con sus hijos vestida de fiesta y sin rastro de harina en la encimera, diseña centros de mesa florales y comparte consejos para «ser una anfitriona sin estrés». En varios momentos, explica cómo organiza la mesa navideña, cómo elige los tonos de la decoración y cómo crea calendarios de Adviento artesanales. Para buena parte de la prensa británica estos segmentos refuerzan la idea de una vida exquisitamente calculada.
'The Telegraph' describe la propuesta como «una Navidad loca, triste y autocomplaciente», y subraya que muchos de los consejos domésticos «parecen tan elaborados que rozan lo absurdo». 'The Times', en una reseña igual de dura, califica el programa de «incomprensible» y advierte que algunos momentos, entre ellos la confección extremadamente meticulosa de guirnaldas y el intercambio de recetas con invitados encuadrados en una cocina impoluta, resultan «implausibles» y en ocasiones hasta «ridículos, calificativo que repite el 'Evening Standard', desde donde consideran que los «hacks festivos» generan más perplejidad que inspiración. Son «situaciones tan perfectamente coreografiadas que rozan lo ridículo», dicen. En 'The Guardian', una columnista advierte a los lectores de que se preparen para un exceso de azúcar, con «sentimentalismo y calidez forzada», en un conjunto «nauseabundamente coreografiado» y que supone un «disparo emético» difícil de digerir.
Diseña centros de mesa florales y comparte consejos para «ser una anfitriona sin estrés»
Críticas constantes
Sin embargo, en Vogue, una redactora reconoce que el especial puede funcionar como entretenimiento amable y describe la propuesta como 'ambient TV', televisión de fondo que cumple su propósito en una época del año en la que muchos espectadores buscan precisamente cierta ligereza. Según esa lectura, lo que para unos es artificio, para otros constituye un espacio de calma, pese a sentirse tan artificial.
Esa dualidad resume el núcleo del debate: la grieta cada vez más ancha entre la identidad de Meghan Markle, según ella misma, y la percepción que de ella mantiene gran parte del público británico. Desde su salida de la vida real oficial, cualquier gesto suyo se interpreta como una maniobra de reconstrucción personal, y la Navidad, convertida aquí en un ejercicio estético, parece funcionar como escaparate, e incluso como un intento de reivindicar un vínculo cultural con el Reino Unido que abandonó, pero desde la lejanía geográfica y emocional de California.
Con el paso de los días, lo que sí confirma la prensa británica es que el especial ha provocado una reacción mucho más negativa que cálida. La reseña de 'The Guardian' advierte que lo que se ofrece no es una celebración navideña reconocible sino «calidez manufacturada»; 'The Times' habla de un «ejercicio barroco de autoimagen», mientras que 'The Telegraph' insiste en que la producción parece diseñada «para una audiencia de élite» más que para cualquier espectador medio. En el 'Evening Standard', los articulistas subrayan que el resultado se asemeja a «una sucesión de viñetas inverosímiles», más propias de un catálogo que de un verdadero hogar. Esta tendencia general se reproduce en diferentes cabeceras: el especial, más que unir a la audiencia, ha reactivado las críticas hacia la figura de Markle, y ha funcionado como un nuevo episodio dentro del prolongado escrutinio a la pareja Sussex, cuyo perfil mediático continúa generando reacciones polarizadas.
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