gastronomía
«No creo que pueda soportar que alguien me grite en la cocina»
ABC entrevista a Begoña Rodrigo, uno de los tres concursantes valencianos seleccionados para competir en la adaptación española de «Top Chef»
Trabajadora incansable, creativa y sin pelos en la lengua. Así es Begoña Rodrigo, uno de los tres concursantes valencianos seleccionados para competir en la adaptación española del popular programa gastronómico norteamericano «Top Chef», que próximamente comenzará a emitir Antena 3.
Los cocineros Ángel León (restaurante Aponiente, Cádiz), Susi Díaz (La finca, Elche) y Alberto Chicote serán los encargados de evaluar la destreza de los participantes, que en este caso son profesionales del gremio. Si algunas de las pruebas de «Master chef» eran de infarto, este nuevo «talent show» es el más difícil todavía. La exigencia aumenta y todo el mundo tiene que venir enseñado de casa, con su temple y sus propios recursos.
Nada de paellas y cochinillos, Begoña Rodrigo es una apasionada de la cocina de autor y las versiones vanguardistas de platos populares. «Me gustan los fondos muy concentrados –añade–, por eso me suelen decir que cocino como un hombre». En el proceso de selección, esta valenciana de 38 años sorprendió al jurado con un salmón marinado en especias y montado junto a dos capas crema de hinojo y espinacas. Un plato llamativo visualmente y con carga sentimental, puesto que es la primera de las centenares de recetas que ha inventado a lo largo de su vida. El restaurante La Salita (calle Séneca, 12), del que es chef y propietaria, cambia de arriba abajo el menú cada semana. Éste es sin duda uno de los puntos fuertes de la concursante; lo acostumbrada que está a agudizar el ingenio.
A pesar de no ver la televisión y detestar los psicodramas habituales en los «realities», la joven cocinera no teme tanto a las cámaras como a perder su reputación. «En mi restaurante trabajo con la cocina abierta y suelo concentrarme mucho, así que no me pone nerviosa que me miren –aclara–. Lo único que me preocupa son las consecuencias para mi negocio si saliera mal parada en el concurso».
Habituada a mandar en su cocina, tampoco será fácil para ella dejarse dirigir en las pruebas grupales. «No sé cómo voy a reaccionar. Suelo mantener siempre el tono, pero cuando reviento, reviento», confiesa. Consciente de cómo se las gastan a veces los jurados de este tipo de programas, siente vértigo: «No creo que pueda soportar que alguien me grite en la cocina».
Puesto que La Salita es un negocio rentable y su propietaria no sueña con hacerse famosa, le preguntamos cuáles son sus motivaciones para embarcarse en esta aventura incierta. «Voy porque no me gusta perder ni a las canicas. Soy muy competitiva y es un desafío personal para mí. Quiero ganar, pero sobre todo quiero poner a La Salita en el mapa, porque hasta ahora la crítica gastronómica nos ha ninguneado». También quiere que su participación sirva para situar a las mujeres en el lugar que merecen. «La hostelería está llena de muy buenas segundas de cocina, pero siempre son los hombres los que toman el primer plano». En «Top Chef», Belén se dispone a arrebatárselo.

