Medio millón de lubinas disparan la investigación con animales en España

Según el último informe sobre animales para experimentación dado a conocer este martes por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2021 se emplearon en los laboratorios un total de 1.289.315 ejemplares frente a los 761.012 registradas en 2020. El 40% son las lubinas, que se han convertido en la inesperada estrella de la estadística, seguidas de los tradicionales ratones (463.290 ejemplares, casi el 36%), aves de corral (108.996, el 8,45%) y otros peces. También se emplearon casi 2.000 cerdos, más de un millar de perros y 629 macacos.

El número de todos estos animales, incluidos canes y primates, cuyo uso despierta más suspicacias -especialmente desde el escándalo de las aberrantes prácticas del centro Vivotecnia en Madrid- también ha crecido, aunque esto «se explica porque los laboratorios han recuperado su actividad tras el parón de la pandemia del Covid-19«, señala a este periódico Javier Guillén, director para Europa y América Latina de AAALAC International, organización que acredita y evalúa el trato humano de los animales en la ciencia.

En el caso de los ratones y de las ratas, el incremento también se debe a la necesidad de recuperar y mantener las líneas de animales genéticamente alterados que se tuvieron que suspender a raíz de las dificultades de su cuidado durante la pandemia. En el caso de los hámsteres sirios, el hecho de poseer receptores de SARS cov2 hace que sean un modelo adecuado de investigación muy útil en estos estudios. En particular, se han utilizado en la elaboración de vacunas.

En general, los animales de experimentación, especialmente los roedores, y en particular los genéticamente alterados, ayudaron en estudios del sistema nervioso (78.851), oncología (70.352) y sistema inmunitario (34.557). Tres primates sufrieron de forma severa en una investigación sobre porfiria aguda intermitente. Según el informe, a los ejemplares se les aplicó medidas paliativas.

Aunque la mayoría de los animales nacieron en criaderos registrados en la Unión Europea, los monos provienen principalmente de Asia. Como novedad, a partir de este jueves (10 de noviembre) no se podrán utilizar primates que no sean descendientes de otros criados en cautividad o que procedan de colonias autosostenidas, «para evitar la angustia de su captura de la naturaleza y transporte posterior».

En cuanto al llamativo proyecto de acuicultura, Guillén subraya que es la razón del impresionante incremento de animales de experimentación de este año. «Hasta donde tengo entendido, parte de estos experimentos están relacionados con la nutrición animal, la calidad de la carne y el crecimiento de los peces. Se realizan en piscinas controladas en las cuales hay miles y miles de larvas y cada una de ellas cuenta como un animal de investigación. Así es como se consideran desde que pueden alimentarse por sí mismas», explica el investigador.

Este martes también se ha dado a conocer el quinto informe anual sobre el Acuerdo de Transparencia sobre el Uso de Animales de Experimentación Científica en España. Esta firma, impulsada en 2016 por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), pretende que las instituciones que investigan con animales aumenten y mejoren sus actividades de comunicación, para contar a la sociedad qué es lo que hacen y por qué esta práctica resulta en ocasiones imprescindible.

Según concluye el texto, España mantiene el liderazgo internacional en este acuerdo, con 160 instituciones adscritas. Una de cada tres instituciones que apuestan por la transparencia en experimentación animal en el mundo son españolas.

«Es una tendencia a nivel mundial. La comunidad científica tiene que abrirse a la sociedad, ser consciente de la importancia de informar a la opinión pública sobre por qué, para qué y en qué condiciones se utilizan animales», afirma Guillén, miembro de COSCE. «Parte de la ciencia, para progresar, aún requiere de los animales, algo que se hace de forma regulada, y la sociedad tiene que saberlo», puntualiza.