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Descubierto un mundo invisible

La nave Kepler encuentra un planeta desconocido que «tira» de la órbita de otro a 650 años luz de la Tierra

Descubierto un mundo invisible David A. Aguilar

j. de jorge

Llegar cinco minutos más tarde puede ser un problema. Uno puede perder las últimas entradas para un espectáculo o quedarse sin mesa en un concurrido restaurante. Sin embargo, cuando un planeta llega cinco minutos tarde, los astrónomos comienzan a entusiasmarse. Significa que otro mundo está cerca.

La nave espacial Kepler de la NASA, que trabaja en la búsqueda de planetas habitables, ha descubierto un planeta que, alternativamente, aparece tarde o temprano en su órbita porque un segundo «mundo invisible» , como lo han denominado los científicos, está tirando de ella. Esta es la primera detección definitiva de un planeta desconocido utilizando este método. Ninguna otra técnica podría haber encontrado al compañero misterioso.

«Este mundo invisible se ha dado a conocer por su influencia en el planeta que ya podíamos ver», explica la astrónoma Sarah Ballard, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) y responsable de la investigación, que aparece publicada en la revista The Astrophysical Journal. «Es como tener a alguien gastándote una broma llamando a tu puerta y echando a correr. Sabes que alguien estaba allí, incluso cuando abres la puerta y no lo ves», añade.

El mundo invisible y su compañero menos tímido orbitan la estrella parecida al Sol Kepler-19 , localizada a 650 años luz de la Tierra en la constelación de Lyra. Esta estrella de magnitud 12 puede ser contemplada con facilidad durante las noches de septiembre.

Cinco minutos de retraso

Cuando Kepler busca planetas, se fija primero en una estrella que disminuya su brillo. Eso significa que un planeta acaba de pasar frente a la cara de la estrella desde nuestro punto de vista. Estos tránsitos ofrecen una información crucial respecto al tamaño del planeta. Cuando más grande sea la caída de la luz, mayor será el planeta con respecto a su estrella. Sin embargo, el planeta y su estrella deben estar alineados perfectamente para que podamos ver su tránsito.

En este caso, el primer planeta, Kepler-19 b, transita su estrella cada nueve días y siete horas, a una distancia de 8,4 millones de millas, donde alcanza una temperatura de unos 900 grados Fahrenheit. Este planeta tiene un diámetro de 18.000 millas, un poco más del doble del tamaño de la Tierra. Es posible que se asemeje a un mini Neptuno , aunque su masa y composición son desconocidas.

Si Kepler-19b estuviera solo, cada tránsito seguiría al siguiente como un reloj. En cambio, sus tránsitos llegan hasta cinco minutos antes o con cinco minutos de retraso . Estas variaciones demuestran que la gravedad de otro mundo está tirando de Kepler-19b , acelerando o frenando alternativamente. El planeta Neptuno fue descubierto de manera similar, cuando los astrónomos que seguían a Urano se dieron cuenta de que su órbita no coincidía con sus predicciones.

Por ahora, los astrónomos apenas saben nada del nuevo mundo invisible, llamado Kepler-19c , aparte de que efectivamente existe. Como Kepler no lo ha detectado transitando su estrella, es posible que su órbita esté inclinada con respecto a Kepler-19b. «Podría ser un planeta rocoso con cinco días de órbita o un gigante gaseoso con 100 días de órbita» , expone Daniel Frabrycky, coautor del estudio e investigador de la Universidad de California en Santa Cruz. La nave espacial Keple r continuará con su seguimiento con la ayuda de otros instrumentos terrestres para conocer la naturaleza de este mundo oculto.

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