Continúa la amenaza de los terremotos
La península de Anatolia ha temblado desde sus entrañas. El terremoto de 6 grados en la escala Richter ha dejado medio centenar de muertos , una cifra que puede aumentar según pasen las horas, y la sensación de inquietud que provoca una nueva catástrofe. Otro seísmo más. Después de Haití, Chile y Japón ahora le ha tocado a Turquía sentir las violentas embestidas de la Tierra. Según los científicos, no se trata de un extraño «efecto dominó», sino que cada seismo se ha producido de manera independiente . Por extraño que parezca, los mismos expertos aseguran que el número de terremotos de este año se encuentra dentro de la normalidad, dentro de lo posible. Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido esta vez?
No hay «efecto dominó»
Como es lógico, el sismólogo explica que este terremoto «no tiene nada que ver» con los ocurridos en Haití y Chile, que tampoco tenían relación . «Hay demasiada distancia entre estas zonas para que uno pueda haber generado a otro». Simplemente, el hecho de que los seísmos estén tan cercanos en el tiempo es «pura coincidencia» . En un año, según las estadísticas, puede producirse un terremoto de magnitud 8, pero pueden registrarse unos quince de magnitud entre 7 y 8, y nada menos que 140 entre los niveles 6 y 7. Los últimos movimientos telúricos «han llamado la atención porque han ocurrido en zonas pobladas, pero también se registran otros en zonas perdidas del Pacífico, Alaska o Siberia de magnitud 7 y no se entera nadie».
En este caso, el terremoto no ha tenido consecuencias tan graves sobre el planeta como sí lo tuvo el de Chile, que modificó el eje de la Tierra y acortó la duración del día . «Cualquier desplazamiento de masa genera una variación en la velocidad de rotación de la Tierra. El ejemplo es un patinador, que gira más despacio cuando extiende los brazos. También ocurrirá cuando la presa china de las 3 Gargantas se llene de agua, pero estos cambios son mínimos».
Aunque los científicos sepan que existen zonas calientes, Martínez Solares reconoce que «el gran problema de la sismografía es la predicción. Podemos decir que en 50 años se producirá un terremoto de magnitud 7 y medio en una zona determinada, pero no sabemos exactamente cuándo ». Por este motivo, es una ciencia de «prevención, no de predicción». Lo único que podemos hacer para evitar un terremoto es «construir con seguridad, porque no podemos sacar a la gente de las ciudades un día antes».
Una seria advertencia
Hace tan sólo unas semanas, Investigadores del Instituto de Tecnología de Karlsruhe y del Centro Alemán de Investigación de Geociencias advertían de que Turquía podía ser objeto de una oleada de sacudidas , aunque este terremoto no ha ocurrido exactamente donde ellos lo preveían.
En la última edición de Nature Geoscience , expertos del Instituto de Tecnología de Karlsruhe y del Centro Alemán de Investigación de Geociencias presentaban una simulación por ordenador que indicaba que se producirán dos o tres seísmos de una magnitud menor en lugar de uno enorme cerca de Estambul. Además, advertían de que la polis turca se encuentra en extremo peligro, al estar situada a sólo 20 kilómetros de la falla de Anatolia. Por este motivo, consideraban esencial que la población tome precauciones.
En agosto de 1999, 18.000 personas fallecieron en el terremoto que sacudió el noroeste y el centro de Turquía, con epicentro en Izmit y con una magnitud de 7,4. Fue el más reciente de una serie de seísmos en la zona que comenzó en 1939 en el este de Turquía y gradualmente corrió a lo largo de la frontera entre la placa de Anatolia y la Euroasiática, de este a oeste.
Además, sismólogos y geólogos de Estados Unidos, Indonesia y Reino Unido han coincidido en subrayar que un sismo de grandes proporciones va a castigar de nuevo el Sudeste Asiático con una gran virulencia. «Hay una gran probabilidad de que se produzca un gran terremoto con una magnitud de más de 8,5 en las (islas) Mentawai, junto a Sumatra. Y es muy posible que ese seísmo provoque un tsunami», aseguraba en su día el sismólogo indonesio Fauzi, director de la Agencia Meteorológica y Geofísica de Indonesia (BMG).
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