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Un mercado de Barcelona exhibirá un tramo recuperado de la Via Augusta

La reforma del mercado de Sant Antoni saca a la luz importantes restos arqueológicos de la fundación de Barcino

àlex gubern - Actualizado: Guardado en: Actualidad

Las obras de reforma de los mercados municipales en Barcelona son un filón para la arqueología. A los hallazgos en Santa Caterina, por no hablar de los del Born, se suman ahora los de Sant Antoni, donde la remodelación corre paralela al descubrimiento sucesivo de importantes restos.

Si ya se conocía, y estaba prevista la conservación, de parte del baluarte de Sant Antoni y la contraescarpa de la muralla del siglo XVII, Sant Antoni guarda también en sus tripas importantes restos romanos. Y no menores.

En una visita al mercado, los responsables de la excavación confirmaron el hallazgo de un notable tramo de la Via Augusta, el eje viario que unía Roma con Cádiz, y que, de hecho, es el mismo por el que discurre en parte la N-340. Pese a conocerse su recorrido, en muy pocos lugares se ha conservado el pavimento original, lo que en el caso de Sant Antoni ha sucedido por una serie de azares, empezando por la riada que en el siglo II cubrió, y preservó, el camino y la necrópolis que había a ambos lados, donde los habitanes de la antigua Barcino enterraban a sus muertos.

Como un milagro, en un rincón podían verse los restos de la madera carbonizada de un lecho funerario, en otro, una ánfora, y vigilándolo todo, la escultura de la cabeza de un adolescente, llamada a convertirse en símbolo del mercado. Otro notable hallazgo es haber dado con uno de los ejes del «centuriatio», la forma con la que en el momento de fundarse Barcino (año 10) se parceló el territorio circundante de la colonia. Una suerte de «plan Cerdá» del siglo I, apuntaba curioso Jaume Ciurana, concejal de Cultura del Ayuntamiento.

100 metros de contraescarpa

A su lado, Carme Ribas, junto a Pere Joan Ravetllat arquitecta responsable de la reforma, comentaba ilusionada el reto que supone conservar y exhibir los hallazgos sin restar operatividad a una instalación que el barrio lleva tanto tiempo esperando. Por extensión, los restos romanos no comerán mucho espacio al mercado, sí en cambio los 98 metros de la contraescarpa de la muralla del S. XVII, su foso adyacente y la parte del baluarte de Sant Antoni que el miércoles Generalitat y Ayuntamiento acordaron conservar.

Así, la superficie comercial de la primera planta subterránea ha pasado de 6.000 metros cuadrados, antes de que comenzasen los hallazgos, a los 4.500 con que quedará ahora, aunque a cambio se gana una espectacular entrada, atravesando la contraescarpa.

La buena nueva que supone haber dado con los restos tiene también su cara B, y si hace meses el Ayuntamiento situaba la inauguración del mercado a finales de 2015, ayer ya se certificó que se retrasa hasta el segundo semestre de 2016. Por contra, el Consistorio ha decidido adelantar nueve millones de euros para que a la vuelta del verano pueda empezar a trabajarse en la cubierta y estructura del viejo mercado, de modo que estos trabajos serán simultáneos a los que ya se llevan a cabo bajo su superficie.

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Sant Antoni atesora también importantes restos romanos

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