Una casa en Sanchinarro para devolver a los niños lo que el cáncer les robó
La Fundación Aladina inaugurará en 2028 un centro de día para conseguir «quitar fuerza» a la enfermedad
Dará servicio gratuito a los menores que reciban tratamiento en los centros hospitalarios de la Comunidad de Madrid
Casa Aladina, el primer centro de día para los «pequeños guerreros» que luchan contra el cáncer
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Iniciar sesiónA Lucas le diagnosticaron un tumor en la cabeza hace dos años. Este es el tiempo en el que el niño, de tan solo 6, ha estado de ingresos hospitalarios y visitas rutinarias de manera constante, y en el que la enfermedad le ha privado ... de una vida normal tanto a él como a sus familiares. «Va al colegio aunque no regularmente. Ahora está en una buena edad, pero conforme vaya pasando el tiempo acabará perdiendo amigos porque sus defensas no le permitirán salir a hacer planes», relata Teresa, su madre, a este periódico. Este es un problema generalizado entre los pacientes oncológicos infantiles y al que la Fundación Aladina pretende dar solución con un espacio que dará servicio a menores enfermos de cáncer y a sus padres y hermanos para que conecten con otras personas en una situación similar y reciban apoyo en el momento del duelo.
Se espera que en 2028 se inaugure Casa Aladina, señala a ABC Paco Arango, director de esta fundación sin ánimo de lucro que desde hace casi dos décadas ayuda a niños y adolescentes que pasan por esta complicada situación y colabora con pacientes de oncología pediátrica de varios hospitales madrileños así como de todo el país. Será un centro de día de apoyo integral para estos menores, familias y supervivientes de cáncer infantil que se situará en el barrio de Sanchinarro, en el distrito de Hortaleza. «No es un sitio para que se diviertan, que por supuesto que se van a divertir, pero el niño oncológico pasa gran parte de su enfermedad en su casa. Aquí vendrán una vez estén administrados con su medicina para que en vez de estar en casa, puedan estar jugando, estudiando o todo lo que quieran hacer, pero en un entorno con más gente como ellos», describe Arango, que insiste en que el propósito de la creación de este espacio que complementará el tratamiento hospitalario es «quitarle al cáncer su fuerza».
Lucas se trata en el Hospital Infantil Niño Jesús, «que es como estar en el cielo» asegura Teresa, pero «no deja de hacer falta un ambiente que no sea de hospital». Además de ocio terapéutico y terapia emocional, en Casa Aladina habrá programas con perros y actividades de ejercicio físico, lo que permitirá una «mejora de la salud, el estado de ánimo, el bienestar y la resistencia a los efectos secundarios». Al fin y al cabo, explica Arango, «el 60% de los niños con cáncer tienen secuelas físicas, un niño con cáncer se cura, pero lamentablemente sigue teniendo problemas». Por ello, este espacio, que contará con una superficie de 15.000 metros cuadrados, atenderá tanto a pacientes oncológicos como aquellos que ya han pasado la enfermedad.
La Casa Aladina fue el proyecto ganador del concurso municipal. El pasado mes de febrero, el Ayuntamiento de Madrid adjudicó a a esta fundación un solar en el distrito de Hortaleza a través de una concesión demanial con carácter gratuito para su construcción. La inversión para hacer realidad este proyecto es de 15 millones de euros, de los que ya tienen recaudados 7 millones a través de donaciones. Para conseguir más donaciones, desde esta fundación trabajan difundiendo su labor no solo a particulares, sino también a grandes empresas para que se impliquen. «Estamos intentando que la familia Alcaraz nos haga pistas de pickleball», continúa el director de esta entidad.
LA CASA ALADINA, EN CLAVES
Atención psicológica
Casa Aladina contará con programas terapéuticos tanto para niños con cáncer como para sus familias.
15 millones de euros
La Fundación Aladina ha comenzado con las obras de este complejo, que contará con una inversión de 15 millones de euros para su puesta en marcha.
Acompañamiento durante el duelo
Uno de los pilares de Casa Aladina será el edificio «para la vida», que contará con terapias de acompañamiento para familiares durante la fase de duelo.
20 años
La Fundación Aladina trabaja desde hace casi dos décadas en la lucha contra el cáncer infantil. Atiende a 2.000 pacientes y familiares cada año y trabaja con múltiples hospitales de todo el país.
Este espacio, que ya ha comenzado a construirse, estará situado en el número 2 de la calle de Margarita de Parma Ahí y será ahí donde se lleven a cabo todos estos programas, en un espacio rodeado de zonas verdes y jardines y en el que habrá tres complejos interconectados. El edificio principal tendrá una sala de cine y televisión, un espacio para la música, un gimnasio con piscina interior y rocódromo, pero también consultas para la atención psicológica, zonas de descanso para padres e incluso una escuela de cocina.
El edificio auditorio contará con un teatro y una sala de conferencias; y en el exterior de estas instalaciones, habrá un huerto ecológico, una zona donde se llevará a cabo la terapia con perros, pequeñas cabañas para actividades lúdicas y terapéuticas e incluso un circuito de golf, en el que está colaborando para su construcción John Rahm, ha indicado Arango.
Por último, Casa Aladina contará con un edificio «para la vida», donde se llevarán a cabo terapias para el acompañamiento en el duelo de padres y familiares. Aunque la tasa de supervivencia ronde el 80% en el caso del cáncer infantil, el apoyo a familiares de los que no lo han logrado es una cuestión crítica. Este complejo, «después de 20 años de aprendizaje de las necesidades que existen en cuanto a esta cuestión», nace con la idea de apoyar a las familias de pacientes fallecidos, «que carecen de programas especializados y sistemas de apoyo en un momento fundamental».
En el momento en el que Lucas fue diagnosticado con este tumor, su vida, así como la de sus padres y de su hermano cambió para siempre. «Al pasar mucho tiempo en el hospital, no puede ir al colegio de manera regular. No le afecta ahora, pero conforme se vaya haciendo mayor perderá muchos amigos», señala Teresa, que ve en esta nueva obra «un espacio que le va a permitir no renunciar a las cosas de niños».
Pero también será un lugar en el que los familiares podrán relacionarse con gente que comprende su dolor: «Que se cree un sitio así nos permitirá convivir con personas en la misma situación que nosotros, en el que no tendríamos que dar ninguna explicación y todo funcionaría de manera más natural », apunta esta madre, que añade que también será algo positivo para su hijo puesto que «dejarán de preguntar por qué se cae el pelo y tratarán la situación de una forma más natural».
Sin embargo, lo que más valoran es la atención psicológica tanto durante este complejo camino como el después, «tanto habiéndose curado como teniendo que lamentar la muerte». El paso que hay que dar todos los días, apunta Jesús, el padre de Lucas, es «terrible». «La cabeza está pensando todo el rato en lo mismo: la enfermedad. Y aunque lo hables con los padres de otros niños, nunca consiguen una respuesta que te tranquilice», añade. Ambos padres coinciden en que pasar por el duelo de despedir a un hijo de tan poca edad es algo «en lo que nadie quiere pensar», pero que exista un espacio al que acudir si por desgracia esto acaba sucediendo y tener «el acompañamiento tanto de psicólogos como de familias que están pasando por algo parecido será muy positivo».
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