Pareja
Por qué nunca deberías dejar a alguien por Whatsapp
Evitar una ruptura cara a cara dificulta el proceso de duelo que debemos pasar tras esta
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Iniciar sesiónCuando Carrie, la protagonista de «Sexo en Nueva York», se levanta un día y ve que su novio ha roto con ella con un mensaje en un post-it (La nota en cuestión: «Lo siento, no puedo, no me odies»), sus amiguísimas ... señalan, no solo lo cobarde que es dejar así a alguien, sino la poca clase que hay que tener para cortar una relación que aquella manera.
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Pero, por irrisorio que parezca que alguien nos deje con un post-it , o por mucho que nosotros no seamos los protagonistas de una comedia romántica, seguro que alguna vez nos hemos enfrentado a algo parecido: nos ha dejado, o hemos dejado a alguien, por teléfono o, muchísimo peor, acorde a los tiempos modernos, nos hemos enterado de que ya no estamos en una relación a través de Whatsapp.
Aunque hay veces que es la situación la que nos obliga a terminar una relación de esta manera (una relación a distancia, esta época de confinamiento...) cuando no es así, lo que nos encontramos es ante un mecanismo de evitación . «Este tipo de ruptura puede ser una alternativa más que lógica para aquellas personas con un estilo de afrontamiento más evitativo, aquellas que intentan esquivar el conflicto y que necesitan más control sobre la situación», afirma Silvia Cintrano, psicóloga, sexóloga y directora de la Unidad de Terapia de Pareja de Instituto Centta , que explica que, en esta situación, depende de uno el tiempo que se va a dedicar a esa interacción, pudiendo finalizarla en cualquier momento. «También hay un distanciamiento físico con la otra persona, por lo que las posibles reacciones no son algo de lo que uno deba responsabilizarse», añade.
La importancia del cara a cara
Por otro lado, a la hora de cortar con alguien, nuestra madurez juega un papel importante, pues, tal como explica Luz Marina Díaz-Flores, psicóloga de Alcea Psicólogos , dar la cara ante tal hecho, implica un dolor que difícilmente es soportable para alguien inmaduro. «Al hablar de inmadurez en este caso, no nos referimos a la edad evolutiva, sino a la capacidad de asumir con responsabilidad nuestra vida emocional y los efectos que podemos producir en los otros», apunta la profesional.
Ruth González Ousset sexóloga, psicoterapeuta y terapeuta de pareja, explica que la sociedad actual sufre porque intentamos evitar sentir, aunque lo único que «nos sana» es poder conectar con las emociones. «Imaginarnos en un cara a cara donde la otra persona nos mira directamente a los ojos, para muchas personas es algo impensable, porque se sentirían muy vulnerables y es lo que intentan evitar», comenta la profesional.
El papel de las tecnologías
Aunque por los modelos de comunicación actual, asentados en la comunicación escrita, como los emails o los mensajes instantáneos, parezca que este tipo de «rupturas telemáticas» sean más comunes entre las personas más jóvenes, no tiene porqué que no es así. «Más que la edad de una persona, estas rupturas tienen más que ver con el estilo de afrontamiento y la madurez de la persona que está rompiendo que con la edad o el nivel de compromiso de la relación», apunta Silvia Cintrano. «El miedo a la vulnerabilidad no entiende de género ni edad. ¡Somos daltónicos emocionales!», dice Ruth González Ousset.
Otro apunte que hace Luz Marina Díaz-Flores es que, debido a la digitalización que sufren nuestras relaciones, puede verse fomentada esta manera de terminarlas. «En la medida que las personas se encuentran inmersas en un mercado de relaciones, la persona puede estar constantemente comparando, y esa comparación puede desvirtuar también la propia ruptura . No significa nada», comenta.
La evitación pasa factura
De cierta manera, por complicado que sea enfrentarse al momento de una ruptura, hacerlo en persona es una ex periencia más sana para los implicados , al igual que, apunta Silvia Cintrano, «más cuidadosa y respetuosa que de forma indirecta, independientemente de la duración de la relación y de la edad de la pareja». Y si, con normalidad, siempre es peor la experiencia para la persona a la que dejan, en el caso de que sea por un mensaje de texto, se incrementa esta dificultad. «Así es mucho más doloroso, ralentiza empezar el duelo e incluso hay personas que son dejadas y sienten más culpa pensando en lo que habrán hecho mal para no merecerse una ruptura cara a cara», explica Ruth González Ousset.
Asimismo, comenta la psicóloga del Instituto Centta que, para la persona dejada una ruptura siempre va a ser una sorpresa, aunque hubiera indicios, «y esa frialdad que transmite hacerlo por mensaje o por una llamada dificulta la gestión del duelo ». «Una conversación rápida, más aún si es a través de un chat, no repara el vínculo ni el impacto emocional de la misma manera que lo haría un abrazo, un gesto o una presencialidad», dice. Luz Marina Díaz-Flores añade la idea de que la persona a la que han dejado de este modo, «se verá posiblemente más dolida en su intimidad, por no poder dar un significado a la sensación de abandono».
Por todo esto, la distancia, o la manera de cerrar una etapa sin vivir el proceso frente a otra persona, hace que nos sea más difícil gestionar el proceso que debemos pasar. Comenta Ruth González Ousset que la única manera «sana» de gestionar una ruptura es pudiendo conectar con las nueve etapas que se producen durante el duelo , en este caso de una relación sentimental: negación, racionalización, rabia, miedo, tristeza, aceptación emocional, perdón, gratitud y nuevos apegos. «Quien se quiera saltar alguna de estas etapas seguirá arrastrando la ruptura», dice la profesional.
La ruptura, reflejo de nuestro yo
Aun así, Silvia Cintrano da una visión positiva de esta situación, pues, una ruptura muestra el nivel de madurez y estilo de afrontamiento de la persona que finaliza la relación: «En ocasiones, que la otra parte lo haya desarrollado de esa manera más indirecta y poco madura genera un "alivio" , ya que si no ha podido enfrentarse a la ruptura de una forma más respetuosa o más asertiva podría ser indicativo del afrontamiento que hubiera tenido en otras decisiones de pareja».
Para terminar, Ruth González Ousset recomienda, si hemos vivido una ruptura de este estilo, intentar, de una manera u otra, despedirnos de esa persona. «Solo podemos dar por cerrada la herida cuando la persona se ha podido despedir y ha podido conectar con las emociones que se dan en el proceso de duelo». Al final, una ruptura, siempre es complicada, se produzca como se produzca. Por ello, concluye Luz Marina Díaz-Flores con la idea de que, a fin de cuentas, cómo gestionemos la ruptura «dependerá de las fortalezas y mecanismos que pueda desplegar la persona para poder volver a reconstituirse , independientemente de cómo le hayan dejado».
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