Viaje enoturístico al Alentejo, el paraíso portugués que muy pocos andaluces conocen

La oferta de bodegas y viñedos abiertos a la visita turística cada vez es mayor en la región del Alentejo, donde se han adaptado fincas paradisíacas para el descanso y la degustación de sus productos locales, desde los citados vinos hasta la chacina y los quesos autóctonos. Poco más de dos horas distancian a Sevilla capital de este enclave turístico, uno de los últimos grandes lugares que merece la pena conocer porque aún no está masificado de presencia turística. ABC ha realizado un breve pero intenso recorrido por alguno de los principales viñedos y complejos turísticos de la zona, recomendando una ruta para todo el amante de los vinos, la gastronomía y la naturaleza.

Herdade do Vau es un complejo rural situado a escasos metros del río Guadiana, que en este espacio sí se aparece para dibujar un paisaje espectacular en ese triunvirato que conforman las tres villas más reconocidas del Alentejo: Beja, Serpa y Mértola. Este antiguo cortijo fue reconstruido hace ahora doce años para adaptarlo a la presencia turística, aunque los propietarios comenzaron en el año 2007 a la producción vinícola.

Un estilo íntimo y natural en el que sólo hay ocho habitaciones y un concepto confraternal en el que, pese a la paz total que se alcanza en sus instalaciones, ofrecen la posibilidad de realizar comidas 'en familia' con el resto de huéspedes. Los alimentos están cocinados al estilo portugués, casi siempre con toques caseros como los postres o unos quesos elaborados en la misma finca. Está a veinte minutos de Beja, con buen acceso en coche y es de obligado cumplimiento la cata de sus vinos blancos, de los mejores que se logran por la zona.

Quinta do Quetzal es una experiencia sensorial que combina los viñedos, la bodega y un museo pictórico de alto alcance. De un punto a otro de la ruta que propone ABC no se tarda más de media hora, por lo que fácilmente se puede amanecer en una de estas 'herdades', almorzar en un rincón exclusivo y dormir en un lugar alternativo. Quetzal se encuentra junto a Vidigueira, donde se encuentran las bodegas romanas más antiguas que se han encontrado en toda la Península Ibérica.

En la planta inferior del restaurante se ha diseñado un centro de arte donde se refugian algunas obras únicas, especialmente influidas por artistas flamencos del arte contemporáneo. Durante la visita se propone una cata de los siete vinos más destacados que se producen en esta finca, una actividad que tiene una duración aproximada de dos horas.

A cinco minutos de Quinta do Quetzal, en Vila de Frades, se encuentra uno de los rincones más románticos y místicos de todo el viaje alentejano. Se trata de la bodega familiar de Teresa Caeiro, una de las últimas vinícolas que siguen elaborando sus caldos con ánforas, siguiendo la tradición romana. Su bodega, anexa al domicilio familiar, data del siglo XVIII y está considerada uno de los monumentos patrimoniales más destacados de la zona.

Teresa es el último eslabón de una cultura heredada de los romanos en el genuino arte de hacer el Vino de Talha, con denominación de origen propia. Fue el bisabuelo de la actual propietaria, Francisco Nogueira Anacleto, quien inició este proyecto bodeguero hace más de un siglo para servir, además de sus afamados tintos, un brandy muy demandado por sus vecinos y restauradores de la zona.

Después de este reconfortante paseo por Vila de Frades llegamos a la que podría considerarse como la joya de la corona alentejana: Herdade do Sobroso, un maravilloso hotel rural ubicado en una dehesa del monte alentejano donde han fusionado la más pura naturaleza con el confort y el milagro de lo mejor de la gastronomía y los vinos. El personal de esta finca es maravilloso, atento y con un nivel extraordinario de lengua castellana.

La finca de Sobroso tiene más de 1.600 hectáreas en las que ofrecen la posibilidad de bañarse en sus piscinas, hacer actividades acuáticas en un lago, pasear en Jeep para disfrutar de la fauna que vive en sus pagos y, lo mejor, cenar bajo una encina algunos de sus mejores productos.

Los vinos de Herdade do Sobroso son de gran complejidad aromática y frescor natural, especialmente marcados por la proximidad de sus viñedos con el río Guadiana, en la comarca de la DOC Vidigueira.

Unos vinos muy diferentes, aunque igualmente excelentes, son los que ofrecen en Herdade da Malhadinha, un complejo rural que si hubiera que definirlo con una sola palabra sería «lujo». Ubicada en Albernoa, pedanía del municipio de Beja, tiene una extensión de 610 hectáreas en las que destaca la crianza de los viñedos y el cultivo de una miel única, de las más reconocidas del país vecino.

Tal y como explican sus propietarios, en Malhadinha han logrado aunar modernidad con singularidad y encanto, combinando manera única con las tradiciones antiguas y la calidad rural típica de las llanuras del Alentejo. Con seis unidades habitacionales llenas de una personalidad y propósito únicos, privacidad, exclusividad y lujo son las palabras clave que conectan los diferentes espacios.